El 28 de diciembre de 2025, Rusia lanzó Paya, Kowsar y Zafar-2, los colocó a 500 km, con aplicaciones en agua, agricultura y ambiente.
Lanzamiento desde Vostochny y órbita de 500 km para tres satélites
La televisión estatal iraní informó que Rusia colocó en órbita tres satélites de fabricación iraní el 28 de diciembre de 2025. Fue el segundo envío de ese tipo desde julio del mismo año, según comunicados oficiales. El cohete Soyuz-2.1b despegó desde el cosmódromo de Vostochny y ubicó los aparatos a 500 kilómetros de altitud. Teherán señaló fines de observación de recursos hídricos, agricultura y medio ambiente, y algunos medios los presentaron como satélites de comunicaciones.
El lanzamiento ocurrió a las 16:48 horas de Teherán y formó parte de una misión múltiple que añadió otros 49 artefactos internacionales. Esa carga acreditó la capacidad del Soyuz para transportar iniciativas diversas en un despegue. Irán recurrió a Rusia por limitaciones en su infraestructura de lanzamiento, aunque el desarrollo de los satélites se realizó íntegramente en territorio iraní. La integración con el módulo Fregat aseguró inserción y cobertura continua sobre Irán y regiones adyacentes.
La colaboración operativa incluyó la integración de Paya y Zafar-2 en el módulo superior Fregat días antes del despegue, con incorporación de Kowsar durante la fase final de preparación. Según las autoridades, esa secuencia permitió ajustar la inserción en órbita baja terrestre y optimizó el cronograma de pasadas sobre regiones específicas. El énfasis recayó en el territorio iraní y en áreas adyacentes, con prioridad para observaciones planificadas de uso civil y de carácter técnico.
JUST IN:
— Current Report (@Currentreport1) December 28, 2025
Iran has launched 3 advanced imaging satellites into space.
Iran is among the 10–11 nations worldwide with full satellite design and launch capability. pic.twitter.com/t0tfaxlcc6
Rusia aportó la plataforma de lanzamiento del cosmódromo de Vostochny, construida en 2016 y ubicada en la región de Amur. Las autoridades describieron condiciones logísticas favorables que optimizan trayectorias hacia órbitas bajas por su localización geográfica. Roscosmos gestionó el complejo y el cohete Soyuz, mientras que la Agencia Espacial Iraní coordinó el desarrollo de la carga. Ambas partes destacaron un esquema operativo con beneficios técnicos para misiones de observación y para servicios comerciales de transporte espacial.
Datos clave del lanzamiento y capacidades de los satélites
- Fecha y hora: 28 de diciembre de 2025, 16:48 en Teherán.
- Órbita baja: 500 kilómetros de altitud para la constelación.
- Misión múltiple: 49 artefactos internacionales adicionales.
- Resolución de imagen: hasta tres metros por satélite.
- Vida útil prevista: hasta cinco años de operación.
Características y objetivos de Paya, Kowsar y Zafar-2 en órbita baja
Los satélites se identificaron como Paya, Kowsar y Zafar-2. Paya, también referido como Tolou-3, tiene un peso de 150 kilogramos y figura como el artefacto más pesado que Irán ha colocado en órbita. Kowsar, en su versión 1.5, pesa 35 kilogramos y cumple funciones de prototipo para pruebas de observación. En el caso de Zafar-2, las autoridades no precisaron el peso, aunque confirmaron capacidades similares de obtención de imágenes dentro del conjunto.
Los tres aparatos incorporan sistemas de captura con resolución de hasta tres metros, por lo que resultan aptos para el monitoreo detallado de superficies terrestres. El diseño incluye algoritmos de inteligencia artificial orientados a mejorar la precisión de las tomas y a reducir errores en la georreferenciación. Las autoridades previeron una operación de hasta cinco años antes del fin de su vida útil, con programas de mantenimiento y calibración en estaciones terrestres nacionales.

Los datos recolectados por Paya, Kowsar y Zafar-2 se transmitirán a estaciones terrestres en Irán y pasarán a centros de control ubicados en Teherán y en otras ciudades. Ese flujo de información ofrece actualizaciones en tiempo real para usos prácticos, como la planificación urbana o la respuesta ante desastres naturales. La resolución de tres metros supera la de sistemas previos y añade capacidad para discriminar cambios en superficies heterogéneas y en áreas de difícil acceso.
Ese nivel de detalle supera el rendimiento de satélites previos como Nahid-2, identificado como un sistema de comunicaciones con menor nivel de detalle en sus capturas. Las nuevas especificaciones abren mejoras para recursos hídricos, agricultura y medio ambiente, con observaciones de embalses, ríos y coberturas vegetales. Las autoridades destacaron compatibilidad con sistemas nacionales de alerta temprana y con plataformas de análisis destinadas a evaluar deforestación, erosión del suelo y focos de contaminación.
Cooperación espacial Irán–Rusia y reacciones diplomáticas y militares
Dentro del programa espacial iraní, estos satélites se sumaron a envíos previos que incrementaron las capacidades de observación. En julio de 2025, Rusia lanzó el satélite Nahid-2 para comunicaciones, y en febrero de 2024 se registró el despliegue de Pars-1. La secuencia reflejó un aumento de la cooperación bilateral desde 2022. En enero de 2025, ambos países formalizaron un tratado de asociación estratégica con referencias al intercambio de tecnologías satelitales y de lanzadores.
Rusia mantiene relaciones económicas y militares con Irán y vínculos cordiales con Israel, una combinación que permitió funciones de intermediación en disputas. El lanzamiento provocó reacciones internacionales. Estados Unidos sostuvo que estas actividades contravienen una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que insta a Teherán a abstenerse de programas vinculados con misiles balísticos capaces de portar armas nucleares. Funcionarios estadounidenses expresaron preocupación por uso dual, mientras Irán afirmó fines pacíficos.

Países occidentales acusaron a Irán de suministrar misiles y vehículos aéreos no tripulados a Rusia para su empleo en la guerra en Ucrania, una alegación negada por Teherán. Pese a esas tensiones, la cooperación espacial continúa porque Rusia ofrece accesos que Irán no obtiene de naciones bajo sanciones internacionales. En ese marco, el ejercicio Sahand 2025 reunió en Azerbaiyán Oriental a fuerzas de China, Rusia y Pakistán, con observadores de Bielorrusia, India y estados centroasiáticos.
El ejercicio Sahand 2025 tuvo una duración de cinco días e incluyó empleo de munición real, con un enfoque declarado en tareas de contraterrorismo. Además de participantes de China, Rusia y Pakistán, asistieron observadores de Bielorrusia, India, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Las autoridades iraníes presentaron esas maniobras como un componente de cooperación militar internacional sin relación directa con el lanzamiento, aunque formaron parte del mismo contexto de vínculos estratégicos crecientes.
Actores, infraestructura, costos y planes de los próximos lanzamientos
Entre los actores de la misión figuraron la Agencia Espacial Iraní, a cargo de la coordinación del desarrollo, y Roscosmos, responsable de la gestión del cosmódromo de Vostochny y del cohete Soyuz. En el lado iraní, la Universidad Amirkabir de Tecnología diseñó Zafar-2; la empresa Omid Faza elaboró Kowsar; y la Organización de Industrias Electrónicas de Irán se encargó de Paya. Estas instituciones realizaron pruebas en laboratorios terrestres con simulaciones de condiciones orbitales.
Rusia acreditó experiencia operativa asociada a más de dos mil lanzamientos Soyuz desde 1957, con una tasa de éxito superior al noventa y siete por ciento. El vehículo utilizado corresponde a la versión de tres etapas con módulo superior Fregat, capaz de transportar hasta 8.200 kilogramos a órbita baja. Esa capacidad habilita configuraciones de carga múltiple como la de esta misión y proporciona perfiles de inyección escalonados para distribuir satélites en planos distintos dentro del vuelo.

Irán financió el desarrollo mediante presupuestos estatales y colaboraciones académicas, con costos estimados en decenas de millones de dólares por unidad, sin cifras oficiales detalladas. La producción incorporó componentes de origen local, como sensores ópticos y sistemas de propulsión, una integración que redujo la dependencia de importaciones. En paralelo, Rusia obtuvo ingresos por servicios de lanzamiento, con estimaciones cercanas a cincuenta millones de dólares por una misión comparable, de acuerdo con informes divulgados por el sector.
El despliegue elevó el total de artefactos iraníes activos en órbita a más de una docena y constituyó el séptimo lanzamiento mediante cohetes rusos dentro de una secuencia iniciada en años previos. En 2024 se registraron envíos como el de Soraya y otros. Los planes posteriores contemplan lanzamientos adicionales y el uso de vectores propios como Simorgh, aunque ese programa registró fallos. Por ello, la cooperación con Rusia permanece como alternativa para misiones de complejidad.
