El Ministerio de Relaciones Exteriores informó que inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica realizaron visitas a complejos nucleares iraníes la semana pasada, según medios estatales. El anuncio llegó siete días después de que el OIEA urgiera a Irán a “mejorar seriamente” su cooperación con el organismo de la ONU.
La agencia indicó que efectuó cerca de doce inspecciones desde el inicio de las hostilidades con Israel en junio. Sin embargo, reportó que la semana pasada no obtuvo acceso a Fordo, Natanz e Isfahan, instalaciones nucleares alcanzadas por bombardeos de Estados Unidos, lo que mantuvo las restricciones en los puntos más sensibles.
“Mientras seamos miembros del TNP (Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares), cumpliremos con nuestros compromisos, y la semana pasada, los inspectores del OIEA visitaron varias instalaciones nucleares, incluido el Reactor de Investigación de Teherán”, dijo Esmaeil Baghaei, quien evitó identificar las otras ubicaciones señaladas.
Rafael Grossi sostuvo la semana pasada que Irán debe “mejorar seriamente” su colaboración con los inspectores de la ONU para evitar un aumento de tensiones con Occidente. El director del OIEA reiteró su llamado tras evaluar la situación en los sitios nucleares iraníes dañados durante las recientes acciones militares.
“No se puede decir: ‘Permanezco dentro del tratado de no proliferación de armas nucleares’ y luego no cumplir con las obligaciones”, dijo Grossi.
El responsable del OIEA reafirmó que la mayor parte del uranio enriquecido de Irán superó la guerra de 12 días con Israel y permanece dentro de instalaciones afectadas. La agencia mantuvo esa valoración pese a los impactos, y señaló que los materiales continúan bajo resguardo en los complejos designados.

“El daño fue enorme, pero la evaluación que tenemos es que la mayoría, si no todo, el uranio enriquecido al 60 por ciento, pero también al 20%, al 5% y al 2%, está ahí”, dijo Grossi.
Autoridades iraníes afirmaron que el OIEA brindó una cobertura que justificó los bombardeos de Israel contra instalaciones nucleares y militares, iniciados al día siguiente de que la junta del organismo votara declarar a Irán en violación de sus obligaciones en el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Israel aseguró que el amplio ataque de junio contra altos mandos militares, científicos del área nuclear, complejos de enriquecimiento y el programa de misiles balísticos de Irán resultó necesario para impedir que la República Islámica ejecutara su plan declarado de destruir a Israel, de acuerdo con su narrativa oficial.
Teherán negó de forma constante que buscara armas nucleares, aunque elevó el enriquecimiento de uranio a niveles sin uso civil y emitió amenazas reiteradas de arrasar ciudades israelíes. Esa combinación alimentó recelos sobre la naturaleza de su programa, pese a las negativas públicas de sus autoridades.
Un reporte de The New York Times del domingo indicó que otra guerra entre potencias regionales es “solo cuestión de tiempo”. Citó a funcionarios y expertos que sostienen que los ataques israelíes y estadounidenses causaron menos daño del calculado y que ambos países se preparan para un nuevo ciclo de confrontación.

El mismo informe apuntó a factores que elevan la probabilidad de otra guerra. Mencionó el estancamiento entre Estados Unidos e Irán tras varias rondas de diálogo previas a la incorporación estadounidense a la campaña de bombardeos de Israel en junio. Añadió que el acuerdo nuclear de 2015 expiró recientemente y derivó en duras sanciones.
Según esa evaluación, esos elementos, junto con el trabajo intensivo de Irán en un nuevo centro de enriquecimiento al que niega acceso a los inspectores internacionales, llevan a sectores del Golfo a considerar que un nuevo ataque israelí resulta “casi inevitable”, de acuerdo con lo consignado por el medio.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que podría ordenar ataques adicionales contra instalaciones nucleares iraníes si Teherán intenta reactivar operaciones en los complejos golpeados en junio, y enmarcó el aviso dentro de su política de presión para contener el avance del programa atómico iraní.
