Trump dijo que tomará una decisión sobre Irán pronto, tras un inusual diálogo directo entre funcionarios de ambos países sobre el programa nuclear.
Trump plantea resolución rápida ante aumento de tensiones nucleares
Desde el Air Force One, el presidente Donald Trump anunció el 12 de abril que espera tomar una decisión “muy rápidamente” respecto al programa nuclear de Irán. Esta afirmación coincide con un aumento en la urgencia de las discusiones internacionales sobre el tema, reflejando su relevancia estratégica para Estados Unidos y sus aliados. Las negociaciones recientes en Omán, donde se registró un contacto directo entre el emisario estadounidense Steve Witkoff y el canciller iraní Abbas Araghchi, representan el mayor acercamiento entre ambos países desde el colapso del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) en 2018.
En el encuentro celebrado en Omán, se abordó exclusivamente el ámbito nuclear. Este evento marca un intento por reactivar el diálogo tras años de distanciamiento. A pesar de las limitaciones impuestas por ambas partes, como la negativa de Irán a incluir en las conversaciones su programa de misiles o su apoyo a grupos armados regionales, las partes acordaron sostener nuevas reuniones el 19 de abril en Roma. Estados Unidos, según Witkoff, busca un acuerdo con controles estrictos de verificación.
Los reportes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) indican que Irán posee más de 18,000 libras de uranio enriquecido, incluyendo cantidades a un nivel del 60% de pureza, apenas por debajo del 90% requerido para uso armamentístico. Esto supera ampliamente los límites establecidos por el JCPOA, que permitía solo 661 libras al 3.67%. Desde la salida de Estados Unidos del acuerdo en 2018, Irán aceleró su enriquecimiento y limitó el acceso a los inspectores internacionales.
La comunidad internacional ha expresado preocupación por estos avances, mientras Teherán asegura que su programa tiene fines pacíficos. No obstante, la falta de transparencia y ciertas declaraciones de líderes iraníes generan dudas sobre sus verdaderas intenciones. Estas circunstancias han elevado la presión sobre Estados Unidos, Israel y otros países que consideran el programa iraní una amenaza directa.
Diálogo en Omán marca punto de inflexión en relaciones bilaterales
Durante las conversaciones en Omán, que inicialmente se presentaron como indirectas, se confirmó que los representantes de Irán y Estados Unidos sostuvieron un intercambio directo de más de dos horas. Según medios iraníes y estadounidenses, esta fue la conversación de más alto nivel entre ambas partes en años recientes. La mediación estuvo a cargo del ministro de Exteriores omaní, Badr al-Busaidi.
Ambas delegaciones expresaron su voluntad de mantener un canal de diálogo abierto, aunque con líneas claras. Irán reiteró que no discutirá asuntos fuera del programa nuclear. A su vez, Estados Unidos no excluyó la posibilidad de aceptar un programa nuclear limitado, siempre que existan garantías verificables. La Casa Blanca calificó el encuentro como “positivo y constructivo”.
Aspectos clave sobre el programa nuclear iraní y las negociaciones
- Irán ha acumulado más de 18,000 libras de uranio enriquecido, superando los límites del JCPOA.
- Una parte significativa del uranio alcanza el 60% de pureza, cercano al nivel armamentístico.
- El JCPOA permitía solo 661 libras de uranio al 3.67% de enriquecimiento.
- Trump prometió una postura más dura hacia Irán durante su campaña electoral.
- Las próximas conversaciones están previstas para el 19 de abril en Roma.
- Estados Unidos insiste en controles estrictos y verificación internacional.
Witkoff señaló que el objetivo principal de Estados Unidos es evitar que Irán obtenga armas nucleares. Mientras tanto, Irán se ha negado a aceptar modelos de desarme total como el aplicado en Libia en 2003. Según Araghchi, cualquier intento por desmantelar por completo su programa será rechazado.
Durante una visita a Washington el 7 de abril, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu manifestó su respaldo a una solución diplomática, pero advirtió que Israel no permitirá que Irán desarrolle capacidades nucleares. Propuso que cualquier nuevo acuerdo debe garantizar la eliminación total de cualquier posibilidad de obtener armas nucleares.
Presiones internas y externas aceleran la toma de decisiones
Trump ha sido consistente en su rechazo al JCPOA, al que calificó de débil durante su campaña presidencial. En su actual mandato, busca mostrar una postura firme frente a Irán, lo que también responde a presiones internas. Su promesa de actuar con rapidez parece dirigida a sectores políticos estadounidenses que critican la falta de avances bajo administraciones anteriores.
El gobierno de Israel ha sido enfático en que tomará medidas si Irán cruza ciertos umbrales estratégicos. El apoyo militar de Estados Unidos a Israel y la preocupación compartida por otros aliados regionales refuerzan la necesidad de una solución rápida, aunque cuidadosa. La posibilidad de una acción unilateral por parte de Israel sigue latente.
En el Golfo, países como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos ven con recelo cualquier acercamiento entre Washington y Teherán. Estos actores consideran que un alivio de las sanciones podría fortalecer económicamente a Irán y, con ello, a sus aliados regionales. Como respuesta, han buscado alianzas con potencias como China y Rusia.
El debilitamiento reciente de grupos aliados de Irán, como Hezbolá y Hamás, tras choques con Israel, podría ofrecer una oportunidad para intensificar la presión diplomática. Sin embargo, la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria ha agravado la situación estratégica de Teherán, reforzando su interés en una recuperación económica a través del levantamiento de sanciones.
Factores internacionales complican un posible acuerdo duradero
La participación de actores globales añade complejidad a las negociaciones. China y Rusia, firmantes originales del JCPOA, han pedido a Estados Unidos que actúe con “sinceridad”. Alemania, por su parte, valoró positivamente el reinicio del diálogo. No obstante, las experiencias previas muestran que llegar a un nuevo acuerdo puede tomar tiempo.
Irán ha dejado claro que no aceptará condiciones que impliquen el desmantelamiento total de su programa nuclear. En contraste, Estados Unidos insiste en transparencia plena y restricciones claras al enriquecimiento de uranio. Las diferencias entre ambas posturas podrían obstaculizar un avance rápido.
Existe el riesgo de que Irán expulse a los inspectores de la OIEA o abandone el Tratado de No Proliferación Nuclear si las sanciones se intensifican. Estas posibilidades preocupan a los observadores internacionales, que ven en la diplomacia la única salida viable para evitar una escalada.
Trump ha reforzado su mensaje mediante el despliegue de recursos militares en la región, incluidos portaaviones y bombarderos B-2 Stealth. Sin embargo, la reciente interacción directa entre funcionarios en Omán y la programación de nuevas conversaciones indican que, por ahora, la vía diplomática continúa como la opción prioritaria.