Una ola de calor ha interrumpido el suministro de agua y electricidad en varias regiones de Irán, según informaron medios estatales. Los niveles de los embalses han alcanzado su punto más bajo en los últimos cien años. La emergencia climática ha afectado a 18 de las 31 provincias, incluida Teherán, donde las temperaturas comenzaron a subir el viernes y, según pronósticos oficiales, empezarán a disminuir el jueves.
Las autoridades ordenaron el cierre de oficinas gubernamentales en al menos diez provincias, incluida la capital, con el objetivo de reducir el consumo de recursos. Temperaturas superiores a los 50 grados Celsius se registraron en el sur y suroeste del país. La agencia meteorológica reportó que, el lunes, al menos diez capitales provinciales, entre ellas Teherán, alcanzaron los 40 grados centígrados por primera vez en el año.
La Compañía Provincial de Abastecimiento de Agua de Teherán informó una reducción severa de las precipitaciones, considerada la más baja en seis décadas. La empresa declaró que los embalses que abastecen a la ciudad se encuentran en su nivel más bajo en un siglo. Ante esta situación, recomendó a la población adquirir tanques y bombas para afrontar la escasez y los cortes intermitentes del servicio.
Residentes de Teherán reportaron interrupciones prolongadas en el suministro de agua durante los últimos días. Algunos afirmaron haber permanecido varias horas sin acceso al recurso. La situación ha generado preocupación por el impacto en la vida cotidiana y en la operatividad de los servicios públicos esenciales en la capital y otras zonas afectadas.
“El país se enfrentará en el futuro a una situación para la cual no se podrá encontrar solución” si persisten las tendencias actuales, declaró el domingo el presidente Masoud Pezeshkian. Añadió: “La crisis del agua es más grave de lo que se dice” y sostuvo que “medidas como transferir agua desde otros lugares a Teherán no resolverán el problema de raíz”.