ISIS, esta planta maligna que creció en el suelo infestado del islam radical, acaba de decapitar a 11 cristianos en Nigeria. Los masacraron y les cortaron las cabezas, mostrándolas frente a un Occidente horriblemente olvidadizo de lo que se supone que es el Occidente, judío, cristiano, griego, romano. Los enemigos de la civilización lo saben bien. Occidente ya no lo sabe. Ni siquiera oímos el sonido sordo de esas cabezas rodando.
Mire el video de horror de este grupo de cristianos antes de ser decapitados por el ISIS de Nigeria. Son máscaras funerarias que vienen de un lejano desierto, sin antecedentes, sin nombres, impresionantes y a la vez ya banales, un drama que se repite cada día.
Estos hombres son efigies humanas que esperan el veredicto mortal, ya están más allá de la vida. Son los secuestrados, son los saqueados, son los despegues, son las víctimas de un choque de la civilización que Occidente ha decidido ignorar, a su propio riesgo.
Occidente tiene un futuro mucho más oscuro que sus bellos rostros.
Tomemos los números que describen la persecución anticristiana en Nigeria: 16.000 cristianos asesinados desde 2015, 900 iglesias destruidas, 100.000 personas desplazadas y en una sola diócesis, 5.000 cristianos asesinados.
Llámalo “choque de civilizaciones, exterminio, limpieza religiosa”. La sustancia no cambia. Los que escriben lo contrario mienten, sabiendo que están mintiendo. Es una guerra para erradicar una religión al grito de “Allahu Akbar”.
Se espera que los judíos y los cristianos israelíes compartan el mismo destino bajo el islam radical. La única diferencia es que los israelíes tienen a las FDI.
En lugar de usar como chivo expiatorio a “los sionistas”, deberían ser un modelo. Cuanto más rápido lo entiendan los cristianos, más posibilidades tendrán de salvarse.