La ministra de Relaciones Exteriores de Australia descartó el sábado trasladar la embajada del país de Tel Aviv a Jerusalén, a pesar del fuerte apoyo de Canberra a Israel.
“Jerusalén es un problema de estatus final y hemos mantenido esa posición durante décadas”, dijo Julie Bishop, según The Guardian.
En el consejo federal anual del partido liberal en Sydney, los diputados y miembros del partido votaron para instar al gobierno a reubicar la embajada y congelar la ayuda financiera a la Autoridad Palestina hasta que deje de pagar estipendios a los terroristas y sus familias.
Pero Bishop resistió la presión de la base de su partido.
“Si bien entiendo el sentimiento detrás de esta resolución, el gobierno australiano no moverá nuestra embajada a Jerusalén”, dijo la ministra en respuesta.
Agregó que “estamos haciendo todo lo posible para garantizar que cualquier apoyo que demos a la Autoridad Palestina solo se utilice para los fines que determinemos”.
Bishop dijo que la ayuda de Australia a la AP, que The Guardian informó que se espera que ascienda a $ 43 millones australianos ($ 32 millones) estaba “sujeta a un memorando de entendimiento, definiendo precisamente cómo se usa y sujeto a una auditoría muy estrecha para garantizar que no haya fondos se desvían al llamado fondo de los Mártires”.
El ex primer ministro australiano Tony Abbott pidió el año pasado a su país que reduzca los millones de dólares de ayuda anual a la AP hasta que deje de canalizar el dinero a “terroristas y sus familias”. También pidió a Canberra que se una a cualquier movimiento de la administración Trump para reubicar la embajada a Jerusalén.
Estados Unidos trasladó su misión israelí a Jerusalén en abril. Guatemala y Paraguay han seguido su ejemplo.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha dicho que “hay al menos media docena de países que hablan seriamente con nosotros sobre la reubicación de sus embajadas”. Según algunos informes, estos incluyen a Rumanía y la República Checa.
La mayoría de los países occidentales han condenado la movida del presidente estadounidense Donald Trump por no estar de acuerdo con el consenso internacional, prefiriendo esperar a reconocer la ciudad hasta que se complete el estatus de Jerusalén en las conversaciones con los árabes que desde 1967 se hacen llamar “palestinos”.
Australia es un aliado cercano de Israel y, en general, muy partidario del Estado Judío en la arena internacional.
Esta semana fue uno de los ocho únicos países que votó en contra de una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que condena el manejo de Israel de la violencia islamista masiva desde Gaza.
La moción condenó a Israel por “usar una fuerza excesiva, desproporcionada e indiscriminada” durante las oleadas masivas de violencia islamista desde Gaza y pidió un “mecanismo de protección internacional para los civiles palestinos”.
Australia fue también el único país además de los Estados Unidos en oponerse al reciente establecimiento por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU de una investigación “sobre el asesinato israelí de palestinos durante las protestas en la frontera”.