Israel informó el jueves a los funcionarios de la administración Biden de que ha archivado el plan para avanzar en un enorme proyecto de viviendas en el barrio de Atarot, en Jerusalén, a raíz de las presiones de Washington, según confirmó un alto funcionario israelí a The Times of Israel.
El proyecto, que recibió la aprobación preliminar de un comité municipal de planificación a principios de esta semana, prevé la construcción de 9.000 viviendas para judíos ultraortodoxos en un aeropuerto abandonado en el barrio, más allá de la Línea Verde.
El plan también fue eliminado el martes del orden del día de la próxima reunión del comité de planificación.
Tras la aprobación del plan Atarot a principios de esta semana, funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU. se pusieron en contacto con Jerusalén para expresar su desaprobación. Los funcionarios israelíes trataron de explicar que el avance del miércoles era un paso preliminar y que la aprobación final tardaría meses, sino años, pero Washington no quedó convencido, dijo un funcionario israelí.
El abandonado aeropuerto de Atarot se encuentra entre el barrio de Kafr Aqab, en el Este de Jerusalén, y el llamado «campo de refugiados» de Qalandiya, en el extremo noroeste de la ciudad.
Quienes se oponen al proyecto argumentan que obstaculizaría los esfuerzos por avanzar en la “solución de dos Estados”, al dividir en dos una gran parte del Este de Jerusalén, que los palestinos reclaman como la capital de un futuro Estado.
Israel considera todo el Este de Jerusalén como parte de su capital indivisa y afirma que debería poder construir allí a su discreción. Pero la mayor parte de la comunidad internacional nunca ha reconocido la anexión del Este de Jerusalén por parte de Israel y considera que los barrios judíos de la zona son asentamientos.
Todos los gobiernos israelíes desde 1967 han ampliado los barrios judíos en el Este de Jerusalén y los poblados en Judea y Samaria, territorios que Israel capturó en la Guerra de los Seis Días de ese año y que los árabes palestinos quieren para su futuro Estado. Los palestinos consideran que los poblados y los barrios judíos del Este de Jerusalén -que ahora albergan a unas 700.000 personas- son el principal obstáculo para la paz, y la mayor parte de la comunidad internacional los considera ilegales.
La administración del presidente estadounidense Joe Biden ha criticado la construcción de asentamientos como un obstáculo para la eventual reactivación del proceso de paz.