WASHINGTON – El estado de Arizona ha ofrecido a un condenado a muerte, cuya madre judía huyó de los nazis, la opción de ser ejecutado en una cámara de gas con el mismo producto químico utilizado en los campos de exterminio alemanes.
El martes, el Tribunal Supremo del estado de Arizona fijó el 8 de junio para la ejecución de Frank Atwood, condenado a muerte en 1987 por el asesinato de una niña de ocho años. Se le concedieron dos semanas para elegir entre la inyección letal o ser gaseado con productos químicos letales.
La oferta se produce en un momento en que los estados conservadores de EE. UU., que se enfrentan a dificultades en torno a las inyecciones letales, están buscando en el pasado formas alternativas de llevar a cabo las ejecuciones de sus condenados a muerte, incluidas las cámaras de gas y las sillas eléctricas.
Según su abogado, las autoridades penitenciarias del estado del suroeste están considerando la posibilidad de utilizar cianuro de hidrógeno, el principal componente del Zyklon-B, un producto químico infamemente asociado al Holocausto.
La madre de Atwood era judía y había huido de Austria en 1939 para escapar de los nazis, dijo el abogado Joe Perkovich.
Desde entonces, Atwood ha sido bautizado en la iglesia cristiana ortodoxa griega.
Solo siete estados de EE. UU. permiten todavía las ejecuciones mediante cámaras de gas, pero ninguno ha utilizado este método desde 1999. La mayoría ha decidido realizar las ejecuciones únicamente mediante la inyección de sustancias químicas letales.
Pero abundan las dudas sobre la legalidad de las inyecciones letales -que se sospecha que causan un sufrimiento ilegítimo a los condenados- y las empresas farmacéuticas han empezado a negarse a suministrar los productos químicos necesarios, lo que ha provocado un fuerte descenso de la pena de muerte en todo el país.
Arizona no ha llevado a cabo ninguna ejecución desde 2014, cuando un recluso sufrió agónicas convulsiones durante dos horas tras ser inyectado con un cóctel químico letal.
Las autoridades estatales, sin embargo, han decidido reiniciar la práctica este año.
Antes de Atwood, las autoridades habían planeado ejecutar a Clarence Dixon -condenado por matar a un estudiante- el 11 de mayo. También a él le habían dado dos semanas para elegir entre la cámara de gas y la inyección letal. Su silencio fue considerado como la elección de la aguja.
En febrero, la comunidad judía local había presentado una demanda, que finalmente no prosperó, para impedir que las autoridades utilizaran cianuro de hidrógeno.
“Es espantoso que Arizona elija utilizar Zyklon-B para este fin, el mismo compuesto químico que fue utilizado por los nazis en Auschwitz para asesinar a más de un millón de personas”, dijo Tim Eckstein, director del Consejo de Relaciones de la Comunidad Judía del Gran Phoenix.
En abril, Carolina del Sur también desató la polémica al ofrecer a un condenado a muerte la posibilidad de elegir entre el pelotón de fusilamiento y la silla eléctrica. Una semana antes de su ejecución, el Tribunal Supremo del estado decidió suspender temporalmente su condena a muerte mientras estudiaba, junto con otros tribunales, otros recursos legales.