Jedidiah Murphy, judío condenado en Texas, enfrentó la pena capital pese al respaldo de notables activistas judíos. Finalmente, fue ejecutado por un asesinato cometido en el 2000.
Condena y último intento de defensa
Murphy, de 48 años, fue sentenciado a muerte por el homicidio de Bertie Lee Cunningham, de 80 años, en Dallas durante el robo de un vehículo. “A la familia de la víctima quiero decirle que me disculpo sinceramente por todo lo que hice. Espero que esto les traiga un cierre”, expresó Murphy previo a su ejecución.
La sentencia se ejecutó mediante inyección letal después de varios intentos legales para evitar su cumplimiento. Aunque un tribunal federal había suspendido temporalmente la ejecución, diversos recursos y argumentos presentados por su defensa, incluida la calidad de los fármacos, no lograron impedir el acto final.
Una petición de emergencia al Tribunal Supremo de Estados Unidos también fue denegada.
Reacciones y vigilia judía
El cantor Michael Zoosman, líder de L’Chaim, organización judía opuesta a la pena de muerte, expresó su desolación. Durante una vigilia en Zoom, Zoosman entonó “Oseh Shalom” y compartió comunicaciones recientes con Murphy, quien lamentó recientes ataques del grupo terrorista Hamás contra Israel.
El activismo de Zoosman se unió al del reconocido profesor Alan Dershowitz y el rabino Dovid Goldstein, ambos vocales en su oposición a la pena capital y su apoyo a Murphy.
Goldstein, quien acompañó a Murphy en su bar mitzvah, estuvo a su lado en sus momentos finales.
Antecedentes y reflexiones finales de Murphy
Murphy, quien vivió una infancia tumultuosa y sufrió abusos, había sido diagnosticado con varios trastornos mentales y dependencia al alcohol. A pesar de haber confesado el crimen, alegaba no recordar el acto debido a su estado bajo influencia de drogas.
“Hace tres años clamé a Hashem y me sometí a su autoridad y mi mente fue completamente restaurada”, compartió Murphy en un mensaje previo a su ejecución. La fe judía se convirtió para él en un refugio y una comunidad de apoyo.
La incertidumbre sobre su destino, según expresó, fue una tortura no solo para él, sino también para su familia. Zoosman, consciente de esta angustia, ofreció a Murphy el vidui, oración tradicional judía previa a la muerte.