La crisis mundial por la pandemia de COVID-19 es un túnel oscuro, y la humanidad lo atraviesa a través de un tren. De acuerdo con el judaísmo, a diferencia de otras perspectivas antiguas, ese tren no se mueve en un círculo interminable. Por el contrario, va en línea recta hacia un destino definitivo: la redención completa, también llamada la Era Mesiánica.
Todos los profetas de la Biblia describen ese destino: un mundo de paz universal, donde “ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni practicarán más la guerra” (Isaías 2:4). Esa paz no solo prevalecerá entre las naciones sino también entre los individuos. Personas con diferentes disposiciones vivirán juntas en armonía. Como señaló Rav Arieh Kaplan, el famoso versículo sobre la concordia en el reino animal en verdad es una alegoría del fin de la violencia y la explotación humana. No habrá más depredadores ni víctimas. “El lobo morará con el cordero; el leopardo se acostará con el cabrito y andarán juntos el becerro, el leoncillo y el cebón y los conducirá un niño. La vaca y el oso pastarán juntos; sus cachorros se acostarán juntos y el león comerá paja como el buey” (Isaías 11:6-7).
¿Cómo vamos a llegar a ese estado utópico? A través del advenimiento de una consciencia universal de la realidad de Dios. Como profetizó Isaías: “La tierra se llenará del conocimiento de Dios, tal como las aguas cubren el mar” (11:9). Toda la locura y la fragilidad humana deriva de una falta de consciencia de la realidad de Dios. Tal como el judaísmo ha insistido durante tres milenios y medio, Dios es uno. Esto no solo significa que hay solo un Dios y no un panteón de muchos dioses, sino también que la verdad subyacente de la realidad es la unidad. Cuando Dios creó el mundo físico, Él permitió la ilusión de la multiplicidad y la separación para enmascarar la realidad espiritual de unicidad. Cuando llegue el período de la redención completa (Gueulá shelemá), esta máscara caerá. Todos los seres humanos reconocerán a Dios y la divinidad esencial de los otros seres humanos.
Este salto cuántico en la consciencia humana tendrá lugar a través de un ser humano extremadamente sabio y recto que será llamado Mashíaj (Mesías), que será un descendiente del Rey David. Los judíos religiosos rezan tres veces al día pidiendo: “Que florezca el retoño de David”. Uno de los “Trece Principios de Fe” delineados por Maimónides es: “Yo creo con fe perfecta en la llegada del Mashíaj, y a pesar de que se demore, de todos modos, esperaré su llegada cada día”. De acuerdo con los Sabios del Talmud, una de las seis preguntas que se le formularán a todo judío cuando su alma llegue al juicio Divino es: “¿Esperaste la redención?”.
¿Acaso el mundo está preparado para la Era Mesiánica?
¿La Era Mesiánica llegará pronto o está envuelta en la bruma de un futuro distante? De acuerdo con nuestros Sabios, el Mashíaj debe revelarse hasta el año 6.000. En este momento nos encontramos en el año 5780 del calendario judío. Sin embargo, ciertos factores pueden provocar que el Mashíaj llegue antes.
Antes de referirnos a estos factores y ver si la crisis global actual tiene relación con ellos, debemos aclarar un tema crucial. La mayoría de los Rabinos se muestran reacios a hablar sobre la llegada del Mashíaj, y tienen buenas razones. Esta aversión tiene razones históricas y filosóficas.
Históricamente, los falsos mesías provocaron calamidades al pueblo judío. El ejemplo más conocido es el de Shabtai Tzvi, quien se declaró a sí mismo como el Mesías en 1648. Las masacres de Chmielnicki de ese año habían diezmado a la población judía de Polonia, dejando a los judíos de Europa y del Imperio Otomano desesperados por la salvación. Durante las dos décadas siguientes, grandes masas de judíos se convencieron de que Shabtai Tzvi era el Mashíaj. Ellos vendieron sus propiedades y comenzaron la travesía hacia la tierra de Israel. (La primera etapa de la Era Mesiánica es el retorno del pueblo judío a Israel).
Pero en 1666, cuando el Sultán turco le ofreció la opción de convertirse al islam o morir, Shabtai Tzvi se convirtió en un apóstata, quebrando las esperanzas y el espíritu de todos, excepto de sus seguidores más acérrimos. El trauma resultante dejó al pueblo judío en un estado postraumático de cautela respecto al Mashíaj que perdura hasta nuestros días.
A través de la historia, los Rabinos discutieron si está permitido calcular la fecha de la llegada del Mashíaj. La opinión predominante es que está prohibido calcular esa fecha. Rav Pinjas Winston explica por qué. En primer lugar, si uno proyecta una fecha específica para la llegada del Mashíaj, entonces no lo esperará todos los días previos a esa fecha. Sin embargo, los Sabios talmúdicos establecieron que el Mashíaj debe esperarse como algo inminente. Además, aquellos que proyectan una fecha específica para la llegada del Mashíaj pueden desilusionarse tanto si él no llega en ese día, que perderán por completo las esperanzas de que llegue.
Sin embargo, los rabinos más importantes de las últimas décadas afirmaron que la humanidad está en un período general de “dolores de parto del Mashíaj”. Tal como el nacimiento de un bebé se ve precedido por dolorosos dolores de parto, así también las guerras y el terrorismo del último siglo son un preludio necesario para que emerja el Mashíaj.
La controversia fundamental respecto a si el mundo está o no preparado para la redención completa depende de que se considere que una condición previa para que llegue el Mashíaj es que las personas sean excepcionalmente buenas o excepcionalmente malas. La Torá misma profetiza un retorno masivo a la fe en Dios y la adherencia a las mitzvot: “Y sucederá que cuando te sobrevengan todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti… y retornarás a Hashem, tu Dios, y le obedecerás… Entonces Hashem, tu Dios, hará que regreses de tus exilios” (Deuteronomio 30:1-3).
Sin embargo, de acuerdo con los Sabios del Talmud, el período de “dolores de parto del Mashíaj” será una época de decadencia y burla hacia aquellos que viven de acuerdo con la Torá. Se caracterizará por el predominio de la jutzpá. “Al final de los días antes de la llegada del Mashíaj, la jutzpá abundará… Los niños avergonzarán a los ancianos, y los ancianos se pararán ante los jóvenes; el hijo abusará de su padre, la hija se rebelará contra su madre y la nuera contra su suegra. Los enemigos del hombre serán los miembros de su propia familia. Quienes temen al pecado se volverán repulsivos, y la verdad desaparecerá… El hijo de David [el Mashíaj] no vendrá… hasta que prolifere la calumnia”. (Sanhedrín 97a).
Al ver el mundo a través de los estándares de la Torá, podríamos decir que la época actual moralmente llegó al punto más bajo. El movimiento “me-too” reveló que la agresión y el acoso sexual se dispersó tanto como el coronavirus. Las tasas de adulterio en los Estados Unidos indican que entre el 20 y el 40% de los hombres casados y entre el 20 al 25% de las mujeres casadas son infieles en sus matrimonios. Cada semana se publican en internet alrededor de 500.000 imágenes de pornografía infantil. El antisemitismo creció marcadamente en todo el mundo. En un mundo así, ¿cómo puede tener lugar la redención completa?
El Jafetz Jaim, el gran sabio del siglo XX, resolvió esta contradicción al declarar en su obra poco conocida de 1930: “En la generación de la redención habrá dos categorías de judíos, y ambas serán instrumentales para acercar la redención… La primera categoría de aquellos que acercarán la redención consiste en aquellos que intensifican vigorosamente su servicio a Dios y el de sus hijos, con todo su corazón y toda su alma” (On Waiting Moshiach,1pág. 23). El Jafetz Jaim continúa describiendo la “segunda categoría de judíos que apresurarán la redención”:
Esta será una generación débil en su observancia religiosa, y cada persona hará lo que ella piense que es adecuado… Sin embargo, esto no debe provocarnos angustia, porque en sí mismo es una señal de la redención… Ellos confiarán en su propio juicio, que contradice a todas las generaciones previas. Despreciarán a los sabios, a los eruditos y a los hombres sagrados de las generaciones previas que sacrificaron sus vidas por cada una de las leyes de la Torá…
Por lo tanto, que continúe este largo exilio no puede resultar en ningún beneficio. Los méritos de Israel ya no crecerán ni florecerán, pudiendo incrementar nuestra recompensa. Por el contrario, la aceptación y el cumplimiento de nuestra tradición continuarán disminuyendo y casi cesará, que Dios no lo permita…
En consecuencia, el Santo, Bendito sea, deberá apresurar la redención y “abrir los ojos del ciego” a la luz verdadera. El Santo, Bendito sea, no abandonará a Sus hijos dispersos, que Dios no lo permita. … Este es el significado del versículo: “Sin embargo, incluso entonces, cuando estén en la tierra de sus enemigos, no los aborreceré ni los rechazaré para destruirlos y anular Mi pacto con ellos, porque Yo soy Hashem, su Dios” (Levítico 26:44).
…De esta forma, en el período final antes de la llegada del Mashíaj, habrá dos categorías de judíos. Ambos ayudarán a acelerar la llegada del Mashíaj, unos a través de sus buenos actos y su sufrimiento y los otros a través de sus actos indignos. Obviamente, es preferible estar incluidos en la primera categoría de judíos y no en la segunda (Páginas 26-30).
Covid-19 y el Mashíaj
Cuando comenzó el coronavirus en Europa y en Norteamérica, y se cerraron los comercios, las escuelas, las universidades, los entretenimientos, los campos deportivos, etc., los expertos se refirieron a él como al “botón de pausa” de la sociedad. Pero en el momento en que escribo esto, cuando hay casi dos millones y medio de personas infectadas y 170.883 muertos, muchos comentaristas opinan que el “botón de pausa” en realidad es el “botón de reinicio”, y que el mundo nunca volverá a su estado previo a la COVID-19.
El Departamento de Planeamiento Estratégico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel publicó el 12 de abril del 2020 un documento compuesto por veinte diplomáticos y expertos del ministerio del exterior. Entre sus terribles predicciones se encuentra una depresión económica paralela a la Gran Depresión de los años 30, una desestabilización global con el enfrentamiento entre China y el Occidente, la disminución de los suministros de salud y pandemias adicionales.
Estas predicciones no deben llevarnos a sentir ansiedad y desesperación. La respuesta del judaísmo siempre es la esperanza, porque se nos asegura que todos los caminos, sin importar cuán sinuosos sean, llevan a la redención completa. Este optimismo, basado en garantías bíblicas, le permitió al pueblo judío superar todas las crisis de nuestra larga y difícil historia.
La crisis global actual posiblemente puede ser un escenario para la llegada del Mashíaj. La verdad espiritual no puede brotar en un terreno repleto de maleza de creencias falsas y tenaz fidelidad a los dioses falsos. Los últimos años vieron una desilusión sin precedentes con el gobierno. Con los centros comerciales cerrados y el mercado de valores sufriendo convulsiones, los bastiones del materialismo y de la seguridad económica se derrumban. Abunda la confusión. ¿Acaso la poderosa humanidad ahora estará dispuesta a escuchar la voz del Mashíaj?
Algunos Sabios del Talmud predicen que la redención completa llegará con milagros mayores que los milagros del éxodo de Egipto. Sin embargo, otros declaran que será una época de desorden, terremotos y desastres naturales, cuando nadie tendrá dinero en su bolsillo.
La pandemia del coronavirus acelera la velocidad del tren de la humanidad. Todos nos estamos precipitando hacia la redención completa. Nadie sabe si llegaremos a destino en una semana, en un mes, un año o una década. Pero la única forma de estar preparados es anhelar que llegue ese período de paz, armonía, y reconocimiento universal de Dios, para poder reconocerlo cuando llegue, cuando nosotros lleguemos.