Eilam Sher y su prometida Vicky decidieron no casarse a través del Gran Rabinato, a pesar de tener derecho a hacerlo. En septiembre de 2020 celebraron una boda privada en Israel sin reconocimiento estatal. Su plan era contraer matrimonio civil en el extranjero, posiblemente en Chipre, y registrarlo en su país, como hacen muchos israelíes. Sin embargo, la pandemia de COVID dificultó los viajes.
Sher descubrió la opción de casarse a distancia en Utah gracias a grupos de Facebook y optaron por esa vía. “Nos casamos en enero de 2021 a través de una videollamada con un funcionario de Utah, junto con nuestros padres y un par de amigos como testigos. Esperábamos un trámite burocrático, pero el oficiante fue amable, brindamos con vino y lo disfrutamos”, contó a The Times of Israel.
En 2024, unas 3.000 parejas con al menos un cónyuge israelí contrajeron matrimonio por videoconferencia en Utah, según datos de Hiddush, una organización que promueve la libertad e igualdad religiosa. De las 27.000 licencias emitidas por Utah, aproximadamente un tercio fueron para parejas extranjeras, y los israelíes representaron el 30% de los solicitantes no estadounidenses. La cifra mostró un aumento notable en comparación con el período de 2020-2021, cuando solo 637 parejas israelíes se casaron mediante este sistema en 15 meses.
El director ejecutivo de Hiddush, el rabino Uri Regev, señaló que “Israel ha lidiado con la guerra entre religión y Estado desde su fundación”. Destacó la contradicción entre la promesa de libertad de religión en la Declaración de Independencia y la realidad actual, donde los judíos carecen de libertad de elección en asuntos religiosos.
Israel no permite el matrimonio civil debido a la oposición de los partidos religiosos, aunque sí reconoce las uniones civiles realizadas en el extranjero. Los judíos deben casarse a través del Gran Rabinato, los cristianos mediante sus iglesias y los musulmanes en tribunales de la sharia. Esta falta de opciones afecta a cientos de miles de israelíes.
“Algunos no pueden casarse porque el rabinato no los reconoce como judíos; otros se identifican como laicos y prefieren una boda civil”, explicó Regev. Además, los judíos reformistas y conservadores no pueden casarse bajo sus propios ritos, y los ortodoxos que buscan ceremonias más igualitarias tampoco tienen alternativas.
Determinar cuántos israelíes se casan en el extranjero es complicado, ya que muchos no registran sus uniones o lo hacen años después. En 2022, la Oficina Central de Estadísticas reportó 9.200 matrimonios en el extranjero registrados en Israel, de los cuales el 40% se celebraron ese mismo año.
Regev indicó que cada vez más parejas optan por la convivencia sin matrimonio. Desde que Utah cambió su legislación en 2020 para permitir bodas en línea, esta modalidad se volvió popular entre los israelíes. Aunque el Ministerio del Interior intentó bloquear el registro de estos matrimonios, la Corte Suprema resolvió en marzo de 2023 que Israel debía reconocerlos.
“La Corte Suprema ha protegido a las parejas desde los años 60”, afirmó Regev. “Es evidente que lo hace porque ninguna democracia niega a sus ciudadanos el derecho a casarse, pero Israel sí”.
El Índice Anual de Religión y Estado de Hiddush 2024 reveló que el 67% de los israelíes apoya el reconocimiento de todos los tipos de matrimonio, incluidos el civil, el reformista y el conservador. Además, la encuesta mostró que el 69% de los judíos israelíes desconocía la opción de casarse en Utah.
Sher espera que más personas conozcan esta alternativa. “Nuestra experiencia fue excelente”, aseguró. “Pagamos unos cientos de dólares con tarjeta de crédito y en un mes recibimos la licencia de matrimonio por correo. Es mucho más barato y fácil que viajar al extranjero. Al principio, Israel se negó a registrarnos, pero tras la sentencia del Tribunal Supremo, los matrimonios en Utah cuentan como cualquier otro celebrado fuera del país”.
Para Sher, la falta de libertad matrimonial en Israel es inaceptable. “Si más israelíes supieran sobre Utah, muchos optarían por casarse allí”.