Una fascinante conexión entre Etiopía y la historia judía es la creencia de que el Arca de la Alianza, que contiene las tablas de los Diez Mandamientos, puede residir hasta hoy en Etiopía. Aunque una fuente talmúdica relata que el arca -junto con otros objetos sagrados del Templo- fue escondida justo antes de la destrucción del Beit Hamikdash, existen otras numerosas teorías sobre su paradero.
Una antigua leyenda religiosa de Etiopía describe que el Arca de la Alianza fue llevada allí hace 3.000 años por un hombre llamado Menelik, que, según la leyenda, era hijo de la reina de Saba y del rey Salomón de Israel. La leyenda dice que la reina de Saba era de Etiopía y que viajó a Jerusalén, donde fue seducida por el rey Salomón, dando a luz a Menelik a su regreso a casa. Más tarde, Menelik viajó a Jerusalén y estudió con su padre antes de tomar el arca y llevarla a Etiopía, donde, según la leyenda, aún reside en la Iglesia de Nuestra Señora María de Sión en Aksum, donde solo el “Guardián del Arca de la Alianza” puede verla.
Otros sostienen que una secta de judíos expulsada de Israel por el rey Manasés se llevó el arca consigo y la transportó a Egipto, desde donde acabó remontando el Nilo hasta Etiopía.
Los investigadores que viajaron a Axum y se dirigieron a la iglesia de María de Sión supuestamente conocieron a un hombre al que se refería como el guardián del arca. Se dice que este hombre vive toda su vida dentro de una zona vallada que rodea la iglesia y que no abandonará su puesto hasta que muera, momento en el que será sustituido por el siguiente guardián. En la capilla de la iglesia se exponen 30 túnicas de 30 guardianes anteriores, y cada uno de esos 30 profesaba que el objeto que protegían era la verdadera Arca de la Alianza.
Aunque otros discuten y desacreditan esta leyenda, afirmando que, como mucho, el arca de la iglesia es una mera réplica de la verdadera, encaja perfectamente con la afirmación del antiguo emperador de Etiopía, Haile Selassie, de que era descendiente directo de Menelik. Selassie, que gobernó Etiopía de 1930 a 1974, se autodenominaba “el León de Judá”, el 225º rey descendiente del rey David, y exhibía de forma destacada un motivo de León de Judá en la bandera y la moneda del país.