El versículo en hebreo dice: “Ulshet gam-hu iulad-ben vaiqra et-shemo Enosh az ujal liqro beshem Hashem”. En muchas traducciones cristianas, esto se interpreta como: “Y a Set le nació también un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces se comenzó a invocar el nombre de Jehová”. Aquí, la palabra clave que vamos a examinar es “ujal”, porque su traducción como “comenzó” es lo que genera confusión. Vamos a ver por qué, en el hebreo, esta palabra puede significar algo diferente y cómo eso cambia todo el sentido del texto.
En hebreo, las palabras no solo tienen un significado fijo como en otros idiomas; su sentido depende mucho del contexto y de la raíz de la que vienen. La palabra “ujal” viene de la raíz “jalal”. Esta raíz tiene varios usos en el idioma hebreo, pero uno de sus significados principales es “profanar” o “hacer algo común, impuro o ordinario”. Por ejemplo, en otros textos hebreos, vemos que “jalal” se usa para hablar de cosas que se ensucian, se dañan o se tratan sin el respeto que merecen. Entonces, “ujal”, que es una forma verbal derivada de esa raíz, puede llevar esa idea de “profanar” o “degradar” algo, dependiendo de cómo se use en la oración.
Ahora, en este versículo, dice “az ujal liqro beshem Hashem”, que literalmente sería “entonces se [ujal] a invocar el nombre de Hashem”. Si traducimos “ujal” como “comenzó”, parece que antes de ese momento nadie había invocado el nombre de Hashem, y que con Enosh empezó esa práctica. Pero esto no encaja con lo que ya sabemos del texto hebreo. Por ejemplo, antes, en Génesis 4:1, cuando nace Caín, Eva dice: “He adquirido un varón con Hashem”, mostrando que ella ya conocía y mencionaba el nombre de Hashem. Y más adelante, en Génesis 4:3-4, Caín y Abel traen ofrendas, lo que implica que ya había una relación con Hashem y que su nombre se usaba. Entonces, decir que “comenzaron” a invocarlo con Enosh no tiene sentido; ya lo estaban haciendo.
Aquí es donde entra el otro significado de “ujal”. Si lo entendemos como “profanar” o “degradar”, el versículo cambia completamente: “Entonces se profanó al invocar el nombre de Hashem”. Esto significa que no fue el comienzo de una práctica, sino que algo cambió en cómo se usaba el nombre de Hashem. En la cosmovisión hebrea, el nombre de Hashem es algo muy especial, algo que refleja su esencia y su poder. Invocarlo no es solo decirlo, sino traer esa presencia a la vida cotidiana. Si se “profanó” al invocarlo, el texto podría estar diciendo que, en tiempos de Enosh, la gente empezó a usar el nombre de Hashem de una forma que no lo respetaba como antes, quizás haciéndolo común o usándolo sin el cuidado que merecía.
Esto también encaja mejor con lo que sigue en el texto. En los capítulos siguientes de Génesis, vemos que la humanidad no mejora, sino que se degrada moralmente: hay violencia, corrupción y caos, hasta llegar al diluvio. Si “ujal” significa “comenzó”, parecería que invocar a Hashem trajo un progreso, pero lo que vemos es lo contrario: una caída. En cambio, si significa “profanó”, el versículo nos está dando una pista de por qué las cosas empeoraron. Al tratar el nombre de Hashem sin respeto, la relación entre los humanos y lo divino se dañó, y eso llevó a más problemas.
Entonces, desde un punto de vista filológico, el error de traducción viene de asumir que “ujal” solo puede significar “comenzó”, cuando en hebreo su raíz “jalal” apunta más a “profanar” en este contexto. Las traducciones cristianas eligieron “comenzó” porque tal vez querían mostrar un desarrollo en la historia, pero en el hebreo original, la idea es más bien un cambio negativo en cómo se usaba el nombre de Hashem. Esto elimina las contradicciones que aparecen con “comenzó”, porque no hay conflicto con que Eva, Caín y Abel ya invocaran a Hashem antes. Más bien, el texto nos muestra cómo el lenguaje hebreo refleja una cosmovisión donde las palabras y los nombres tienen un peso enorme, y usarlos mal puede cambiarlo todo.