Como judío, siento la necesidad de reflexionar sobre la falta de un museo que cuente la historia de la conexión milenaria de los judíos con su tierra ancestral en Israel. Si bien existen museos en Israel, hay una gran omisión en su contenido, y es la conexión entre los judíos y el territorio. Los museos israelíes cuentan parcialmente la historia de nuestro pueblo, mencionando la presencia judía y la de los pueblos que nos desarraigaron, pero no cuentan la historia completa de nuestra conexión con la tierra de Israel.
Si visitamos Israel, podremos encontrar museos que cuentan la historia de la agonía judía durante la Segunda Guerra Mundial, así como también museos que rinden homenaje a personas que ayudaron a los judíos a volver a nuestra tierra. Pero, ¿qué pasa con la historia de nuestro pueblo en la Tierra? ¿Qué pasa con nuestra patria? Carecemos de un museo que cuente nuestra historia y conexión con la tierra de Israel desde Abraham hasta ahora.
El museo ANU de Tel Aviv cuenta la historia de la identidad del pueblo judío en la diáspora y sus contribuciones a la literatura, el teatro, el cine, la música y el arte. Pero, aunque estos aspectos son importantes, no cuentan la historia completa de nuestro pueblo. Debemos recordar que nuestra historia se inició en Israel y allí hemos dejado una huella indeleble.
Un museo histórico que cuente la historia completa de la conexión entre los judíos y la tierra de Israel desde tiempos bíblicos hasta el presente sería de gran valor para la comprensión de nuestro pueblo y su historia. Además, permitiría a los visitantes de todo el mundo entender la importancia de la tierra de Israel para los judíos y su relación con ella.
No se trata de crear un museo que promueva la exclusividad judía en Israel, sino más bien de contar nuestra historia tal como fue. El museo podría incluir no solo la historia de la conexión entre los judíos y la tierra de Israel, sino también la historia de las diferentes comunidades judías que vivieron en Israel a lo largo de los siglos.
Es sorprendente que no tengamos un museo así
Es sorprendente que en Israel, una nación con una conexión tan fuerte e histórica a su tierra, aún no tengamos un museo que cuente esta historia. Especialmente a la luz del aumento del antisemitismo en todo el mundo. Hay 56 naciones islámicas, los cristianos son mayoría en 159 Estados. Pero solo existe y ha existido siempre un Estado judío. Y, aun así, el antisionismo es el nuevo antisemitismo, tan virulento y peligroso como el antiguo.
Intelectuales ignorantes de todo el mundo ven a Israel como un Estado de apartheid, comparando nuestra nación con el régimen opresivo de Sudáfrica en el pasado. Sin embargo, esto es una mentira descarada, y aquellos que la perpetúan lo hacen por motivos políticos. Estados que tuvieron colonias nos acusan de colonialismo, lo que es irónico dada nuestra conexión histórica y espiritual a esta tierra.
El movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS) se dirige específicamente a los productos de Israel, con la intención de hacer que los consumidores eviten comprar productos israelíes. Pero en realidad, el BDS está impulsado por un deseo de demonizar a Israel y aislarlo del mundo, en lugar de buscar la paz y la cooperación entre naciones.
Nuestros yacimientos arqueológicos en Judea y Samaria son saqueados y destruidos, lo que demuestra una falta de respeto por nuestra historia y cultura. Este patrimonio arqueológico es importante no solo para los judíos, sino también para la humanidad en su conjunto. La destrucción de estos sitios históricos no solo es una tragedia para Israel, sino para toda la humanidad.
En resumen, la falta de un museo que cuente la historia completa de la conexión milenaria de los judíos con su tierra ancestral en Israel es sorprendente, especialmente a la luz del aumento del antisemitismo y la demonización de Israel en todo el mundo. Necesitamos un museo que cuente nuestra historia tal como fue, y que nos permita preservar nuestra conexión con la tierra para las generaciones venideras. Además, debemos hacer más para proteger nuestro patrimonio arqueológico y cultural, que es importante no solo para los judíos, sino para toda la humanidad.
Un museo contra la falsedad
Es triste ver cómo presentan a “Palestina” como un país donde siempre han vivido los palestinos y a los judíos como sus invasores. Se difunde la falsedad de que los árabes “palestinos” descienden de los cananeos bíblicos, ignorando la historia y las pruebas arqueológicas que muestran la conexión milenaria de los judíos con nuestra tierra ancestral. En respuesta a esta narrativa falsa, la ONU ha llevado a Israel ante la Corte Penal Internacional por supuestamente ocupar nuestra propia tierra ancestral.
Es por eso que Israel necesita un museo físico y digital que cuente la histórica conexión entre los judíos y nuestra tierra. Este museo debe mostrar la historia de nuestra gente, nuestros logros, nuestros desafíos y nuestro derecho a existir como Estado judío en nuestra tierra ancestral. Además, debería ser un lugar donde las nuevas generaciones puedan aprender y comprender la importancia de nuestra conexión milenaria con la tierra de Israel.
En las noticias se revela al país dividido. Suele decirse que “los judíos necesitan una guerra para unirse”. Pero quizá las disputas por la Reforma Judicial deberían tener ese efecto, y ser una oportunidad para que recordemos nuestra conexión milenaria con nuestra tierra ancestral y nuestra unidad como pueblo. La construcción de un museo histórico es una parte fundamental de este esfuerzo para fortalecer nuestra conexión con nuestra historia y nuestra tierra. Debemos trabajar juntos para construir un futuro más fuerte para Israel y el pueblo judío.