Cada día de la creación está numerado, aún así hay discontinuidad en la manera en que los días están numerados. El versículo dice: «fue la noche y la mañana; día uno».
Pero en el segundo día no dice «fue la noche y la mañana; día dos», sino que dice: «fue la noche y la mañana; segundo día».
Y la Torá continúa con esta forma: «fue la noche y la mañana; tercer día… cuarto día… quinto día… el sexto día».
Sólo en el primer día, el texto usa una forma diferente: no es el «primer día«, sino el «día uno» (iom ejad).
Hay muchas traducciones que cometen el error en escribir «primer día«. Esto es porque los editores quieren que las cosas se vean lindas y consistentes, pero de esa manera anulan el mensaje verdadero del texto!, porque hay una diferencia cualitativa, como nos dice Najmánides, entre «uno» y «primero»: uno es absoluto; primero es comparativo.
Najmánides explica que en el día uno, el tiempo fue creado.
Esto es una visión fenomenal. El tiempo fue creado. Yo puedo entender crear materia, inclusive espacio. ¿Pero tiempo?, ¿Cómo se crea el tiempo?. No puedes agarrar el tiempo. No puedes siquiera verlo.
Tu puedes ver espacio y materia, sentir energía, ver energía eléctrica. Yo entiendo una creación en esos campos. ¿Pero la creación del tiempo? Hace 800 años atrás, Najmánides llegó a este entendimiento porque la Torá usa la frase «día uno». Y eso es exactamente lo que Einstein enseñó en las leyes de la Relatividad:
“Que hubo una creación, no solo de espacio y materia, sino de tiempo también”.