En el marco de la puerta de toda casa judía hay una mezuzá. Algunos pueden pensar que es una bonita decoración o un amuleto de buena suerte. ¡Pon una para mantener lejos a los malos espíritus!
En realidad, una mezuzá es un recordatorio diario – y una declaración pública – de la identidad y fe judía.
A pesar de que mezuzá significa literalmente “marco de puerta”, comúnmente se refiere a un rollo de pergamino que contiene versículos bíblicos, el cual es puesto en ese lugar.
La mezuzá recuerda el éxodo de Egipto, cuando la sangre del cordero untada en los marcos de las puertas “identificó” las casas judías que Dios pasó por alto durante la última plaga – la muerte de los primogénitos.
Desde ese día en adelante, la mezuzá siempre ha identificado a un hogar judío. Viajando por el mundo, a menudo uno puede buscar a otros judíos buscando la mezuzá en la puerta. En los lugares de los cuales los judíos han sido exiliados (como Europa Oriental y países de Medio Oriente), muchos marcos todavía tienen la marca de una mezuzá que fue removida.
El rollo contiene los dos primeros párrafos de la plegaria del “Shemá”, declarando la unicidad de Dios y comandándonos a escribir estas palabras en las jambas de nuestros hogar y nuestros portales (Deut. 6:4-9). El segundo versículo (Deut. 11:13-21) enseña que el destino judío, tanto individual como nacional, depende de nuestro cumplimiento de la voluntad divina.
En hebreo, la palabra para el lugar en donde vive un humano es dirá, mientras que para el lugar en donde vive un animal es dir. La diferencia entre estas dos palabras es la letra hei – la cual representa el Nombre de Dios. La presencia de Dios en nuestro hogar es lo que nos distingue como humanos.
Si queremos que nuestro mundo privado refleje los ideales de Dios, entonces tenemos que protegerlo del mundo exterior en el punto de conexión: la puerta. Esto significa monitorear el contenido de los libros, juegos y videos que ponemos frente a nuestros niños y frente a nosotros mismos.
Tener una mezuzá en cada habitación también significa que cuando nos movemos de un dominio a otro, de una esfera de actividad a otra, debemos renovar nuestra conciencia de la presencia de Dios y actuar de una manera que santifique Su Nombre.
Una vez aprendida, la lección va más allá de nuestro hogar, llegando a todas las áreas de nuestra vida. Al igual que una casa tiene su entrada, nosotros también tenemos ojos, oídos, nariz y boca – portales de conexión con el mundo externo. Los valores de la Torá piden que nuestras bocas coman comida casher y hablen “palabras casher”, que nuestros oídos no escuchen chismes, que nuestros ojos no vayan detrás de deseos vacíos.
Entonces efectivamente la mezuzá está para mantener lejos a los malos espíritus. Pero no a esos que flotan por ahí, invenciones de la rica imaginación de Hollywood; sino a aquellos que podemos controlar, que están dentro de nuestras puertas y de nuestros corazones.
Guardián de Israel
Del otro lado del rollo de la mezuzá está el nombre hebreo de Dios: Sha-dai. Este nombre es un acrónimo de “Guardián de las Puertas de Israel” (La shin, la primera letra de este Nombre, a menudo aparece en la caja de la mezuzá).
En el tiempo del Talmud, un rico Rey Persa de nombre Arteban se jactaba de su “riqueza inigualable”. Un día le envió una perla a Rabí Yehudá. Rabí Yehudá envió un regalo a cambio: una mezuzá, la cual iba acompañada de la siguiente nota: “Tu regalo, la perla, debe ser resguardado de ladrones que puedan dañarte; pero mi regalo es aún más valioso, ¡porque mi regalo te resguarda de los daños!”.
La mayoría de las mitzvot tienen el poder de protegernos mientras estamos involucrados activamente en su cumplimiento, pero la mezuzá es única en el sentido que nos protege también cuando estamos dormidos.
Una historia que atestigüé personalmente ilustra este punto. La abuela de mi esposa desarrolló una insensibilidad en su mano. Visitó muchos doctores y especialistas, pero ninguno la podía ayudar. La insensibilidad persistió por meses, y se fue poniendo cada vez peor.
Finalmente, la abuela de mi esposa le pidió un consejo a su rabino. “Revisa tu mezuzá”, fue su respuesta.
Sin ninguna opción “más práctica”, quitó la mezuzá y miró dentro. El rollo, escrito meticulosamente, estaba perfecto – salvo por una letra que estaba faltando: una iud. La iudestá relacionada con la palabra hebrea para mano: iad.
La abuela de mi esposa cambió la mezuzá, y usó esta experiencia para “chequearse a sí misma” sobre cualquier otro comportamiento que hubiese podido causar el dolor. La mezuzá fue un detonante de introspección y auto-superación. En pocos días, su mano había vuelto a la normalidad. Esta es una historia real.
Uno de los fundamentos del judaísmo es que Dios nos cuida; Él quiere darnos protección y una vida larga. Y como ocurre en todas las relaciones, cuanto más invertimos en ellas, más nos benefician. Al declarar nuestra lealtad a Dios y a Sus preceptos – es decir, valorando la mezuzá y sus ideales – Dios, a cambio, nos protegerá.
Mezuzá “Casher”
A pesar de que “mezuzá” se refiere al pergamino, el término es usado coloquialmente para describir también la cajita decorativa en la que se pone éste. Desafortunadamente, muchos hogares judíos tienen en sus hermosas cajitas rollos inválidos – ¡y en ocasiones ni siquiera tienen un rollo! La profundidad esencial del judaísmo ha sido dejada de lado, dejando nada más que un lujo exterior.
Obviamente, una mezuzá fotocopiada no es casher, y no sirve para nada.
Una mezuzá “casher” está escrita a mano en un pergamino genuino, preparado a partir de la piel de un animal casher. Un escriba especialmente entrenado, conocido como sofer, escribe con mucho cuidado utilizando una tinta negra especial y una pluma. Las letras deben ser escritas de acuerdo a la halajá (ley judía), y toda letra y palabra debe ser escrita correctamente. Cualquier error o letra faltante invalida todo el pergamino.
No se puede saber si una mezuzá es casher solo mirándola, dado que parte de los requisitos para que lo sea, guardan relación con el escriba que la escribió. Es por esta razón que siempre se debería comprar una mezuzá de una persona temerosa de Dios. Busca siempre un escriba con certificación del “Vaad Mishmeret Stam”.
Una mezuzá casher debería costar como mínimo entre 30 y 40 dólares. La puedes comprar en tu ciudad e incluso en internet. Algunos lugares que venden mezuzot válidas son (sitios en ingles):
Para proteger la mezuzá, deberás ponerla en una caja. Los negocios de judaica venden una gran variedad de cajas de mezuzá – desde las económicas de plástico, hasta porcelana artística o plata (si estás poniendo la mezuzá a la intemperie, asegúrate de comprar una caja resistente al agua).
Debido a la humedad y al envejecimiento natural, las letras de una mezuzá pueden romperse o desvanecerse. Por esta razón, una mezuzá debería ser revisada dos veces cada siete años.
¿Qué puerta necesita una Mezuzá?
Hoy en día, la costumbre es poner una mezuzá en la mayoría de las puertas que la gente usa. Por lo tanto, un hogar judío tiene mezuzot en todas las puertas de entrada, en la terraza, en los dormitorios, el living, la sala de juegos, el garaje (si es usado para almacenamiento y no solo para autos), el lavadero, etc.
Un baño no lleva mezuzá. Los armarios y otros lugares pequeños que no son lo suficientemente grandes como para desarrollar una actividad en ellos no necesitan mezuzá (aunque algunas autoridades las exigen de todos modos).
En Israel, todos los edificios públicos – restaurantes, oficinas gubernamentales, hoteles, etc. – tienen una mezuzá en cada puerta (a excepción de los baños).
Cuando un judío y un no judío comparten una casa, si cada uno tiene un área o cuarto propio designado, entonces no se pone una mezuzá en la puerta de entrada proncipal (Ramó I.D: 286:1 con Piskei Teshuvá 3).
Cuando nos mudamos a una casa nueva, deberíamos poner la mezuzá inmediatamente. Si solo estás alquilando, y la casa o el departamento está ubicado en la diáspora, entonces la mezuzá se puede poner dentro de los primeros treinta días.
Cuando nos vamos de una casa – y el ocupante siguiente también es judío – quitar las mezuzot se considera irrespetuoso. Pero dado que hay un costo importante de por medio (porque una casa podría tener muchas mezuzot), es apropiado que el nuevo ocupante pague las mezuzot, o que ofrezca poner las suyas.
¿Cuáles son las especificaciones técnicas? De acuerdo al Talmud (Iomá 11, Sucá 3b), las siguientes condiciones obligan a que un cuarto tenga mezuzá:
- El cuarto debe tener al menos 4 codos por 4 codos (unos cuatro metros cuadrados).
- La entrada debe tener dos marcos y un dintel, y la entrada debería tener al menos 10 puños de alto (unos 80-100 cm). Si el lado derecho de la entrada está empotrado en la pared, o si la parte de arriba está empotrada con el cielorraso, entonces no hace falta mezuzá.
- El cuarto no debe ser sagrado. Esto excluye una sinagoga, que es sagrada (Dado que nuestras sinagogas de hoy en día tienen también una oficina, un hall social, etc., entonces sí hace falta una mezuzá).
- El cuarto debe ser utilizado para la ocupación humana (lo que excluye por ejemplo a un establo), y para la ocupación permanente (lo que excluye por ejemplo a una sucá).
- El cuarto debe estar hecho para una ocupación digna (lo que excluye por ejemplo a un baño).
¡Listo para enrollar!
Una vez que tienes una mezuzá, así es como la enrollas:
- Pon el pergamino frente a ti de manera que el texto del “Shemá” esté frente a ti.
- La mezuzá se enrolla, no se dobla. Comienza a enrollar desde el lado izquierdo (es decir, desde el final del texto hebreo), de manera que las palabras estén del lado de adentro.
- Ten cuidado de enrollar suavemente sin arrugar el pergamino. Rasgar cualquier parte de la tinta hace que la mezuzá sea inválida.
- La mezuzá enrollada es envuelta en un cobertor de protección, que envuelve solamente el exterior de la misma (es decir, no entre el enrollado). Lo mejor es envolver el pergamino en un material que respire, como papel de cera. El envoltorio plástico hace que el pergamino transpire, lo que puede destruir las letras, especialmente si la mezuzá es colocada afuera (envolver la mezuzá no es un requerimiento; por razones estéticas puede que prefieras dejarla desenvuelta cuando la caja es de un material que deja ver el interior, como el vidrio).
Ubicación perfecta
- Cuando ponemos la mezuzá en la caja o en la pared, asegúrate que la palabra hebrea “Sha-dai”, que está escrita detrás del pergamino, esté mirando hacia afuera (es decir, hacia la entrada una vez que la mezuzá está fijada). Además, ¡Asegúrate que la mezuzá no esté cabeza abajo!
- La mezuzá debería estar ubicada en la jamba de la derecha – es decir, en el lado derecho de la puerta cuando entras a la habitación. El Talmud aprende esto de la palabra “tu casa” (beiteja), que puede ser convertida en “tu entrar” (biatja).
- ¿A qué altura en la jamba? La mezuzá debería estar ubicada en la parte más baja del tercio superior de la jamba – aproximadamente a la altura del hombro (El Talmud compara esto con el Tefilín, que se pone en la parte superior del brazo).
- ¿En qué ángulo? La costumbre askenazí es poner la mezuzá con una pequeña inclinación, con la parte superior señalando hacia el interior de la habitación cuando entras. La costumbre sefaradí es ubicar la mezuzá verticalmente (Si la jamba es demasiado angosta como para permitir una inclinación, los askenazim también la ponen de forma vertical).
- Si la puerta es ancha, la mezuzá debería ser puesta en la jamba dentro de los primeros 7,5 centímetros de la entrada. Si la puerta es poco profunda, es decir, si no es posible poner la mezuzá en el marco mismo, entonces la mezuzá se pone en la parte exterior del marco, a menos de 7,5 centímetros del marco.
- La mezuzá debería quedar fijada de forma permanente, con pegamento, clavos o tornillos. La cinta adhesiva caería con mucha facilidad si es golpeada, por lo que es considerada demasiado temporaria para que se considere que la mezuzá quedó “fijada”. Por la misma razón, el velcro y los imanes no pueden ser utilizados.
- La mezuzá debe ser fijada tanto en su parte superior como en su parte inferior. Cuando se usa cinta esponjosa con pegamento en ambos lados, utiliza un pedazo largo que llegue de arriba abajo en la caja de la mezuzá, o utiliza dos piezas, una arriba y la otra abajo.
- Un pegamento fuerte o cinta con pegamento en ambos lados solo se permite si la caja se abre desde arriba o desde abajo. Si la caja se abre desde atrás, entones solo se considerará que ha sido “fijada” la tapa posterior de la caja, pero no la sección hueca que contiene la mezuzá. Por lo tanto, una caja que se abra desde atrás debe ser fijada con clavos o tornillos (si esa opción no existe, uno puede utilizar cinta para sellar la tapa de la caja al cuerpo principal, y luego ponerla como una unidad).
Recitando la bendición
Antes de recitar la bendición, la caja con la mezuzá en su interior deberá ser sostenida contra la jamba – lista para poner el primer tornillo o clavo. Si se usa pegamento o cinta esponjosa, estate preparado para fijar firmemente la caja en la jamba inmediatamente después de completar la bendición.
Una vez que la mezuzá esté en posición, pero antes de fijarla a la puerta, se recita la siguiente bendición:
Si estás poniendo muchas mezuzot al mismo tiempo, se recita solo una bendición por la primera mezuzá – usualmente la de la puerta de entrada. Cuando hagas la bendición, piensa en las mezuzot que pondrás después, y trata de no hacer ninguna interrupción hasta que estén todas fijadas.
Entendiendo el mensaje
Cuando las mezuzot ya están puestas, ¿terminaste? No, todavía falta mucho…
Consideremos la historia ficticia de Ricardo Ricci, dueño de Productos Ricci. Ricardo era conocido por administrar una fábrica rentable, y todos los días seguía una detallada rutina de administración para asegurar la mejor productividad y eficiencia.
Un día, Ricardo decidió salir de vacaciones, por lo que le pidió a Jorge, el conserje, que cuidase la fábrica mientras él no estaba. Jorge era un poco escéptico sobre su capacidad para llevar adelante una operación tan compleja. “No te preocupes”, dijo Ricci. “Tengo todo científicamente organizado. Escribí las instrucciones y las pegué contra la pared de la oficina”.
Ricci, confiado en que Jorge haría todo de acuerdo a lo planeado, disfrutó unas maravillosas vacaciones. Pero cuando volvió, encontró la fábrica en un caos total: la maquinaria estaba rota, los materiales desparramados por el piso, los trabajadores estaban parados sin hacer nada, y lo peor de todo, el área de oficinas había sido completamente destrozada.
Jorge estaba ahí, con sus ropas desgarradas y su cara negra, con las instrucciones pegadas en la pared.
“¿Qué pasó?” preguntó Ricci. “¡Puse todas las instrucciones claramente en la pared!”.
Jorge miró hacia abajo con desánimo. “Supongo que olvidé leerlas”.
De la misma manera, la Torá nos da las instrucciones para la vida – cómo materializar nuestro potencial, cómo tener un matrimonio exitoso, cómo criar chicos sanos, cómo encontrar felicidad, significado y realización. Dios lo tiene científicamente organizado.
Dios nos dijo que pongamos estos versículos en nuestras jambas para recordarnos Sus “instrucciones para la vida”. Mucha gente acostumbra tocar la mezuzá cuando salen por la puerta, y luego besar su mano. Cuando pasamos, nos enfocamos en las instrucciones divinas que están pegadas a la pared.
La Torá demuestra cómo hacer que los valores judíos sean una parte permanente y cotidiana de nuestras vidas. Para ayudarnos a recordar el mensaje, repetimos estos versículos cuando nos levantamos en la mañana, y justo antes de irnos a dormir en la noche. Y lo hacemos permanente por medio de fijarlos en nuestras jambas. Es el original cartel publicitario judío.
Pero no cometas el error de Jorge en nuestra historia. No beses la mezuzá por rutina. Piensa en esas instrucciones, hazte un tiempo para estudiarlas, ¡y vive con ellas!
Por: Rav Shraga Simmons | En: www.aishlatino.com