La conmemoración de Purim, fiesta judía que celebra la derrota de un complot genocida en el antiguo Imperio Persa, ha encontrado un eco distorsionado en el Irán contemporáneo, donde las acusaciones y restricciones han ensombrecido la celebración. En los últimos años, la narrativa ha incluido acusaciones de antiguos crímenes cometidos por judíos contra persas, así como impedimentos a la libre celebración de la fiesta.
La tensión se hizo palpable este año con la publicación de una imagen en Hamadán (Irán) que mostraba una bandera palestina a la entrada del santuario de Ester y Mordejai, figuras centrales del Libro de Ester, encontrado inesperadamente por el rabino jefe del país. Este lugar ha sido históricamente un punto de peregrinación y ha sufrido actos vandálicos y bloqueos, incluidos incendios provocados y protestas con lemas contra Israel, lo que refleja el rechazo oficial a las reuniones pacíficas a menos que estén sancionadas por el Estado.
Durante Purim, ha surgido la recurrente acusación del “Holocausto de los iraníes”, acompañada este año de una infografía que muestra una versión distorsionada de la historia, en la que Ester, bajo los efectos del alcohol, incitó supuestamente a un genocidio que causó la muerte de 75.000 iraníes. Esta narración va acompañada de la afirmación de que los judíos celebran el acontecimiento con comida y vino en recuerdo del derramamiento de sangre.
La polémica se extiende a las redes sociales, donde los usuarios comparten imágenes de muñecas colgadas, sugiriendo que representan a mujeres iraníes que se preparan para Purim en Israel, criticando a quienes defienden esta interpretación de la fiesta. Otros comentarios en línea han descrito Purim como una “fiesta de matar iraníes”, e incluso han reinterpretado el lema de protesta “mujer, vida, libertad” en un contexto crítico con la celebración.
Este panorama refleja cómo una fiesta de liberación y alegría se ha convertido en un punto de fricción en Irán, entre acusaciones históricas y tensiones contemporáneas, evidenciando la complejidad de las relaciones interculturales en esta región.
Un experto revela la distorsión de Purim en las redes antisemitas iraníes
El Dr. Thamar Elam Gindin, especialista en estudios iraníes de la Universidad de Haifa, compartió su perspectiva:
“Como ocurre con cada festividad de Purim, este año no ha sido una excepción en cuanto a la proliferación de narrativas antisemitas en las plataformas digitales iraníes, que distorsionan la historia de Ester. Además, se informa de agresiones contra el lugar conmemorativo de Ester y Mordejai en Hamedan. Estas narraciones se apoyan en el Libro de Ester y en interpretaciones de algunos versículos coránicos que tachan a los judíos de deshonestos, lo que les da licencia para reinventar la historia con gran libertad creativa.
“La versión que circula por Internet responsabiliza principalmente a Ester y Mordejai de la muerte de 77. 000 persas, un acto presentado como el primer genocidio registrado, y de que la celebración de Purim conmemore este acontecimiento bajo el nombre de «la fiesta de matar iraníes» (Jashn-e Iranikoshi), en la que se consumen simbólicamente partes del cuerpo de los persas a través de Hamantaschen, denominadas en hebreo ‘las orejas de Amán’, que erróneamente se cree que fueron preparadas originalmente con la sangre de niños iraníes.
“Cada año me veo en el deber de aclarar a los iraníes en las redes sociales y los medios de comunicación que el Libro de Ester es la fuente exclusiva de esta historia y que está calcada de un antiguo mito de Año Nuevo del Cercano Oriente. También reitero que es incorrecto juzgar una narración de 2.500 años de antigüedad con principios éticos del siglo XXI”.
En Irán viven aproximadamente 10.000 de los 145.000 judíos que vivían allí antes de 1948. Esta comunidad, aunque minoritaria, tiene un delegado en el Majlis (Parlamento iraní) y mantiene sus prácticas religiosas, que incluyen sacrificios, baños rituales y observancia en las sinagogas. Sin embargo, esta comunidad está sometida a la supervisión y el escrutinio constantes del gobierno de la República Islámica, que mantiene una postura preventiva ante posibles conexiones con Israel. Los informes señalan la presión que se ejerce sobre ellos para que participen en manifestaciones organizadas contra Israel.
Además, los judíos que han emigrado de Irán denuncian experiencias de antisemitismo tanto a nivel popular como institucional, que se manifiestan en agresiones que van de lo verbal a lo físico, junto con un reciente aviso de la comunidad judía en Telegram instando a sus miembros a pasar desapercibidos durante las fiestas.