Ibrahim Yasin era un chiíta que vivía en el Líbano, fue torturado por Hezbolá después de colaborar con Israel y como quemaron a su hijo hasta morir, delante de sus propiso ojos. Pero Ibrahim Yassin logró escapar a Israel y se convirtió al judaísmo con su esposa e hijos. Conoce al rabino Avraham Sinaí.
«Después de tres meses de tortura en las salas de interrogatorio de Hezbolá, me sentaron delante de Imad Mughniyeh, quien trató de hablarme en tono suave.
Casi termino colaborando, pero en ese momento, uno de los terroristas trajo a mi bebé, que tenía ocho a nueve meses y lo puso delante de mí y vertió sobre él aceite hirviendo, quemándolo hasta la muerte».
Esta historia no fue tomada de una película de ciencia ficción o de una pesadilla. Esta es la historia de Ibrahim Yassin, quien colaboró con la inteligencia israelí en el Líbano, logró escapar de Hezbolá ,se hizo judío y se convirtió en el rabino Abraham Sinai.
«Unos meses antes de la primera guerra del Líbano, los «palestinos» que gobernaban allí, molestaban a los residentes, violaban a las niñas, ejecutaban a civiles y controlaban las células terroristas», dice.
«En el 82 Israel inició su campaña ‘Paz para la Galilea'», y estaba claro para nosotros que el ejército israelí tenía presencia en Líbano». Entonces comenzó Ibrahim a transferir a las FDI información sobre los terroristas que operaban en la región, sobre todo para ayudarse a sí mismo ya que deseaba para su familia familia una vida de paz y tranquilidad.
Una noche, los terroristas de Hezbolláh irrumpieron en su casa y lo secuestraron. Yassin fue llevado a un búnker subterráneo, para extraerle información sobre su cooperación con Israel.
«Durante el interrogatorio, me dije a mí mismo: ‘Si yo abro la boca estoy muerto’ Pasé la mayor parte de la información a los israelíes, y yo sabía que mi familia recibiría la etiqueta de «traidores», así que decidí no hablar y sufrir todas las torturas, he comprobado que no hay fuerza mayor que el deseo de la persona… Me llevaron a la sala de interrogatorios, me ataron con una cuerda, hirieron mi cuerpo a cortes de cuchillo y luego trajeron perros para que me muerdan las heridas».
Uno de los que participaron en estas investigaciones acompañadas de tortura, no era otro que el comandante de Hezbolá, Imad Mughniyeh, quien fuera posteriormente liquidado en Siria en el 2008.
Pasados cinco meses, y Yassin es liberado tras una mediación familiar de Sulha, primo de su padre – un alto jefe de Hezbolá-. Cuando llegó a casa, su esposa le dijo que miembros los de Hezbolláh golpearon a su otro bebe de un año y diez meses, rompiéndole todos los huesos de su cuerpo. seguidamente, fue quemado vivo como en el caso anterior, ella trajo y le mostró una bolsa de cenizas.
«Me di cuenta de que, en cualquier caso iba a morir, pero yo era terco».
Yassin se casó con Diva cuando solo tenía 17 años, Luego de su conversión al judaísmo la pareja tuvo nueve hijos.
A fines de los noventa Yassin y su familia fueron introducidos de forma encubierta a Israel, y se trasladaron al norte, la conversión al judaísmo se produjo dos años después.
«Yo no estaba aquí y quería rezar en una mezquita», dice. «Le dije a mi esposa que quería ir a la sinagoga, porque es la casa de Dios».
«El rabino me hizo pasar a la sinagoga, me dio una kipá para la cabeza y un manto de oración. Me dije, «quizá piensa que soy uno de esos judíosq ue vienen una vez al año a la sinagoga para Yom Kipur», pero al final de la oración me di cuenta de que él sabía que yo era un árabe, y así y todo me respetaba».
Después de las oraciones, los fieles se acercaron a Yassin, y le dejaron en claro que si desea rezar como un Judío debía realizar la conversión. «Fui a Kiryat Shmona, al rabino Sofonías Drori, y le dije que quería para completar el proceso de conversión y ser aceptado como parte del pueblo judío» cuenta el rabino Sinaí. «Él aceptó de buen grado. Fuimos enviados, mi esposa y yo y comenzamos a aprender judaísmo.
Así que durante cuatro años, estudió de forma regular hasta completar la conversión, en 2004.
Actualmente vive en Safed, el Rabino Avraham Sinaí con su esposa e hijos, y divide su tiempo entre el Beit Midrash y las conferencias que da en todo el país, habla con un acento árabe bien marcado, la única indicación de que creció toda su vida como musulmán chiíta del Líbano.
El placer de cumplir con la mitzva de los tefilin
«Cuando me pongo los tefilín y me envuelvo en el talit, me emociono mucho, tiene algo este mandamiento que me emociona hasta las lágrimas. Si pudiera, yo no me quitaría nunca los tefilín».
«Ando todo el día vistiendo el manto de oración y los tefilín. Pero no quiero que se rían de mí, no es costumbre de hoy en día», dice con franqueza, pero el rabino no renuncia: se envuelve en su talit y tefilín en casa, de camino a la sinagoga… Y vuelve a casa después de las oraciones, envuelto en el manto de oración, «así es como me encanta andar, cumpliendo este importante mandamiento».