Un misil lanzado por los hutíes desde Yemen activó las sirenas en la tarde del jueves, mientras el rabino jaredí Yitzchok Zilberstein dictaba una clase en Bnei Brak. A pesar del riesgo, el rabino ordenó a los presentes no abandonar el aula.
La indicación fue clara: quedarse en sus asientos. Según Zilberstein, “la Torá protege y salva”, y destacó que el estudio colectivo ofrece aún mayor resguardo espiritual. Al ser consultado por un asistente sobre la posibilidad de buscar refugio, afirmó que en su opinión el sitio más seguro era la propia sala de estudio.
En medio de su exposición, Zilberstein abordó la falta de rigor que detecta en las yeshivas hacia el final del invierno. Para él, las sirenas son una advertencia divina. “Escuchamos cosas fuera de lo natural… Todo es, sin duda, un milagro”, expresó ante su audiencia.
Además, criticó lo que considera una fe excesiva en líderes extranjeros. Agradeció el respaldo de aliados como Donald Trump, a quien atribuyó un papel relevante en la protección de Israel, pero advirtió que la confianza debe mantenerse en Dios por encima de todo.