Agam Berger, rehén liberada, detalló en el Wall Street Journal cómo vivió la Pascua judía pasada bajo cautiverio de terroristas de Hamás en Gaza y cómo su fe le permitió resistir.
Según su testimonio, Hamás intentó forzarla a convertirse al Islam. En algunas ocasiones, la obligaron a cubrirse la cabeza con un hiyab. “No lograron arrancarme el alma”, afirmó.
“Nuestra fe y el pacto con Dios, la historia que conmemoramos en Pascua, son más fuertes que cualquier captor cruel”, sostuvo Berger.
A lo largo de sus 482 días secuestrada, mantuvo los ayunos judíos que pudo, evitó alimentos no kosher y decidió no encender fuego en Shabat para cocinar comida destinada a sus captores.
Sus secuestradores le prohibieron cocinar tras descubrir que lo disfrutaba. Esa privación se sumó a las muchas que enfrentó durante el encierro.
Durante la última Pascua, compartió la festividad con otra rehén, Liri Albag, en una habitación sin luz natural. Arreglaron el espacio y lo decoraron con pedazos de papel. Albag improvisó una Hagadá de Pésaj, el texto que relata el éxodo del pueblo judío de la esclavitud.
Ambas fueron secuestradas junto a Karina Ariev, Daniella Gilboa y Naama Levy el 7 de octubre de 2023 en la base militar Nahal Oz de las Fuerzas de Defensa de Israel. El grupo terrorista Hamás las liberó a fines de enero como parte de un acuerdo de alto el fuego que luego colapsó.
Aunque Berger pasará esta Pascua con su familia, declaró que no será una celebración completa. Aún hay 59 rehenes en Gaza, y se estima que 24 siguen vivos. “Es su segunda Pascua encadenados. No podemos permitir una tercera”, expresó.
Recordar el Éxodo cada día implica, según ella, redoblar esfuerzos para liberar a los cautivos y evitar que se repitan atrocidades como las del sabbat de aquel otoño.