Cuba dijo el jueves que su vacuna “Soberana 2” de dos inyecciones, suministrada con un refuerzo llamado “Soberana Plus”, había demostrado una eficacia del 91,2% en la última fase de los ensayos clínicos contra el coronavirus, tras noticias similares sobre su vacuna Abdala.
El anuncio vino de la corporación biofarmacéutica estatal BioCubaFarma, que supervisa el Instituto Finlay, el fabricante de Soberana 2, y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el productor de Abdala. El mes pasado, se comprobó que Abdala tenía una eficacia del 92,28%.
Aunque las afirmaciones sobre la eficacia de la vacuna cubana no han sido revisadas por expertos, los resultados, si son correctos, catapultarían al país caribeño, boicoteado por EE.UU., al selecto grupo de Estados Unidos, Alemania y Rusia que producen vacunas con una eficacia superior al 90%: Novavaz, Pfizer-BioNTech, Moderna y Sputnik V.
El sector biotecnológico cubano tiene una larga trayectoria en el desarrollo de vacunas, produciendo el 80% de las utilizadas en el país y exportando algunas de ellas.
Cuba, gobernada por los comunistas, es el primer país de América Latina y el Caribe que ha desarrollado con éxito una vacuna contra el coronavirus.
La isla, dependiente de las importaciones, está sumida en una crisis económica, con una caída de la actividad del 10,9% el año pasado y del 2% el primer semestre de 2021, ya que la pandemia mantiene cerrada la industria del turismo y las sanciones de la era Trump, que se suman al embargo comercial de décadas, golpean las finanzas y el comercio.
Cuba dice que tiene un total de cinco vacunas candidatas en la tubería, con Abdala y Soberana 2 se espera que sea rápidamente autorizado para su uso de emergencia por los reguladores locales y enviado para su aprobación a la Organización Mundial de la Salud.
Las autorizaciones locales abrirán el camino para que otros países compren las vacunas o las produzcan. México, Argentina y Vietnam han expresado su interés en la producción, e Irán dice que está produciendo Soberana 2 tras los ensayos realizados en ese país.
Ambas vacunas son de “baja” tecnología, lo que significa que utilizan un enfoque tradicional que despliega una parte de la proteína de la espiga del virus que ayuda a éste a entrar e infectar las células, para fortalecer el sistema inmunitario.
Estas vacunas suelen ser menos costosas de desarrollar y más fáciles de almacenar y transportar, ya que no requieren temperaturas extremadamente bajas.
La vacuna Abdala, que lleva el nombre de un poema del apóstol José Martí, se administra en intervalos de dos semanas, mientras que la Soberana 2, traducida como soberana en inglés, se administra en intervalos de cuatro semanas.
Cuba se enfrenta a su peor brote de COVID-19 desde el inicio de la pandemia tras la llegada de variantes más contagiosas, estableciendo esta semana nuevos récords de casos diarios de coronavirus con más de 3.500.
Las autoridades ya han empezado a administrar masivamente las vacunas, hasta ahora experimentales, como parte de los “estudios de intervención” que esperan que frenen la propagación del virus.
Hasta la fecha se ha vacunado a cerca de 1,5 millones de los 11,2 millones de habitantes del país.
Cuba informó de un total de 218.376 casos de COVID-19 y 1.431 muertes hasta el miércoles.