Evo Morales está en Argentina. El ex presidente boliviano viajó al país sudamericano en un vuelo desde Cuba, según anunció EL PAÍS. Llegó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza poco antes de las 11.00 horas y entró en el país como solicitante de asilo político, pero tenía previsto solicitar inmediatamente el estatuto de refugiado. “El refugio es otorgado por el Ministerio del Interior y está regulado”, explicó Felipe Solá, nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Argentina. Solá, quien dijo que el ex presidente “vino a quedarse”, dijo a TN que las regulaciones de refugiados exigían una serie de reglas, incluyendo que Morales prometa no hacer declaraciones políticas mientras esté en Argentina.
La Comisión Nacional para los Refugiados de Argentina define a un refugiado como “una persona que se encuentra fuera de su país por temor fundado a ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política, y que no puede o no quiere acogerse a la protección de su país a causa de tales temores”.
“Hace un mes llegué a México, un país hermano que nos salvó la vida, estaba triste y devastado. Ahora he llegado a la Argentina, para seguir luchando por los más humildes y unir a la gran patria. Estoy fuerte y animado. Agradezco a México y Argentina por todo su apoyo y solidaridad”, escribió Morales en su cuenta de Twitter. El ex presidente llegó a Buenos Aires en un vuelo regular en clase económica de Aeroméxico, acompañado por su ex canciller, Diego Pary Rodríguez, y su ex ministra de Salud, Graciela Montaño. El ex vicepresidente Álvaro García Linera tenía previsto llegar a Buenos Aires más tarde, en otro vuelo regular.
Morales renunció a la presidencia de Bolivia el 10 de noviembre, bajo presión de la oposición y el ejército, luego de que una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) descubriera “irregularidades graves” en las elecciones del 20 de octubre. Morales se proclamó vencedor de la primera vuelta a pesar de las sospechas levantadas por el recuento y estaba a punto de iniciar un cuarto mandato cuando una revuelta popular, liderada por la oposición conservadora, y una inusual recomendación del jefe de las Fuerzas Armadas lo empujaron al exilio.
Evo Morales ya había forzado la ley antes de las elecciones. Perdió un plebiscito en el que pedía autorización para presentarse de nuevo como candidato, a pesar de estar prohibido por la Constitución; se negó a acatar el resultado y obtuvo una autorización judicial basada en el principio de que competir en las elecciones era un “derecho humano” que no estaba sujeto a limitaciones.
El líder boliviano se refugió inicialmente en su feudo de Cochabamba. Luego voló a México, donde se le concedió asilo político, en un complicado viaje a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana que tuvo que hacer escala en Asunción (Paraguay) porque Perú le negó el derecho a sobrevolar su territorio.
Dos de los hijos de Morales, Evaliz y Álvaro, viajaron a Argentina el 23 de noviembre en un vuelo comercial y como simples turistas. El ex presidente expresó inmediatamente su deseo de reunirse con ellos y establecerse en Argentina, un país limítrofe con Bolivia donde es mucho más fácil mantener contacto con los miembros de su partido, el Movimiento al Socialismo, que participará en las próximas elecciones para las que aún no hay fecha.
Alberto Fernández, entonces todavía presidente electo, aseguró a Evo Morales que le ofrecería refugio tan pronto como asumiera el cargo. Fernández se convirtió en presidente el martes pasado. Dos días después, tras una breve estancia en Cuba, Morales ha llegado al país. En ese momento no se había planeado ninguna reunión entre Fernández y Morales, pero fuentes diplomáticas indicaron que probablemente se celebraría una reunión en breve.
El canciller Felipe Solá recordó que el nuevo gobierno argentino no reconoce al gobierno boliviano encabezado por Jeanine Áñez, que el Parlamento de La Paz aprobó en circunstancias irregulares por falta de quórum al negarse a participar representantes del Movimiento al Socialismo, partido de Morales. “Para nosotros, en Bolivia hay un gobierno de facto, no utilizaría otro adjetivo”, dijo Solá.
El subsecretario de Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos, Michael Kozak, quien asistió a la toma de posesión de Alberto Fernández y almorzó con él el miércoles, dijo en Twitter que Evo Morales renunció “porque sabía que el pueblo boliviano no aceptaría una elección fraudulenta, con graves irregularidades como alteraciones en las actas y falsificación de firmas por parte de sus funcionarios electorales”. Estados Unidos reconoce con entusiasmo al gobierno de Áñez.