Continúa la ola de detenciones en Cuba por las protestas iniciadas el domingo. Varios informes de la sociedad civil recopilados por 14ymedio y otros, llegados a cuentagotas a través de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea, confirman que más de 5.000 personas han sido detenidas o están siendo investigadas, entre ellas más de 120, entre activistas y periodistas independientes.
Olga Xiomara García Rivas, residente en el municipio de Alquizar, en la provincia de Artemisa, dijo que su marido, el activista Nomar Castellanos Romero, “fue detenido este lunes en su casa. A las 7 de la mañana se lo llevaron”. Vinieron dos patrullas con unos diez policías y se lo llevaron esposado, está en la comisaría de aquí de Alquisar”.
García Rivas expuso que quieren acusar a su esposo de ser el líder de las manifestaciones que se dieron en el municipio. “Como él tiene muchas publicaciones en Facebook contra el gobierno condenando todas las cosas y barbaridades que pasan aquí, y por su participación en el Proyecto Emilia y el partido Unión por una Cuba Libre, lo quieren demandar como si fuera el líder de la protesta”.
Castellanos Romero pertenece a esos proyectos opositores, asegura su esposa, pero “él no sacó a la gente a la calle, todos vinieron porque quisieron. Él salió a la calle, como mucha otra gente”.
Amanda Hernández Zelaya solo tiene 18 años. Es bailarina profesional. El 11 de julio se dirigía a los ensayos de un vídeo musical. El coche en el que viajaba con otros compañeros se detuvo en la explanada de La Punta, en La Habana, porque el tráfico estaba interrumpido por una multitud que protestaba contra la dictadura.
“Cuando se bajó del coche, comenzó a filmar lo que ocurría con su teléfono móvil y fue detenida casi de inmediato por las fuerzas del orden”, explicó a este periódico la tía de la joven, la periodista independiente Miriam Zelaya. Tras horas sin saber el paradero de Amanda, su familia se enteró de que primero la llevaron a la Comisaría Cuarta y de ahí la trasladaron a la comisaría de la 100 y Aldabo. “Su madre preguntó y los oficiales le dijeron que la niña estaba bajo investigación”, agregó Celaya.
El bloqueo del acceso a Internet por parte del régimen impide que las informaciones sobre las detenciones se difundan con prontitud. Tal fue el caso del dramaturgo Junior García Aguilera, uno de los principales protagonistas de la reunión del 27 de noviembre con el viceministro de Cultura Fernando Rojas. Pocas horas después de su liberación, el artista difundió a través de mensajes y en su perfil de Facebook lo que vivieron los detenidos frente al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) en La Habana.
Allí, dijo, tras ver las imágenes de la protesta en San Antonio de los Baños, un grupo de artistas pidió “15 minutos frente a las cámaras de la televisión cubana para ejercer el derecho a la réplica, reclamar la resolución de nuestros conflictos por la vía democrática, denunciar la represión y encontrar una solución incruenta a la crisis total en que vivimos los cubanos.”
“No nos importa que nos llamen ingenuos, de nuevo, desde cualquiera de los dos extremos”, explica. “Que nos quedemos en casa con los brazos cruzados, viendo el fratricidio desde el sofá, era inaceptable. Sabemos, como poca gente sabe (porque lo hemos vivido antes), que la ira es ensordecedora, pero teníamos que intentarlo”.
Tras el intento de diálogo, recuerda García, “una horda de conservadores radicales y varios grupos de respuesta rápida nos negaron un mínimo de 15 minutos de espacio. El grupo fue golpeado, arrastrado por la fuerza y arrojado “a un camión como un saco de basura”. Los llevaron al Centro de Detención de Vivac, donde permanecieron detenidos hasta el lunes por la tarde. “Vimos llegar a decenas de jóvenes y poco a poco nos enteramos de las protestas en diferentes partes del país”.
Durante los numerosos interrogatorios a los que fueron sometidos los detenidos, asegura, “quedó claro que nadie del exterior nos dirigió a las calles, que absolutamente nadie nos pagó un centavo por lo que estábamos haciendo. Pero también teníamos muy clara nuestra posición y nuestras ideas de CAMBIO (sic), en un país que no detiene su caída en un barranco.”
El grupo de artistas fue puesto en libertad bajo su propia responsabilidad y están siendo investigados. “Los de Vivac, que estábamos en el ICRT, ya no estamos, pero quedan hermanos presos o desaparecidos, entre ellos Manuel Alejandro Rodríguez Yong. Nadie puede silenciar nuestro derecho a ser honestos, a exigir la liberación de todos ellos y a expresar lo que sentimos”, reclamó el dramaturgo.
“Cuba llora, Marty llora ahora desde su tumba. Salvemos nuestra tierra del odio y la barbarie”. ¡Que dimitan todos los responsables de esta pesadilla! Que todos los cubanos decentes que no comparten el discurso fascista se levanten de su silencio”, concluyó García.