El gobierno de Venezuela está enviando combustible para aviones a Irán como parte de la cooperación para hacer frente a la escasez de gasolina y diesel en el país sudamericano.
Según Reuters, la petrolera estatal PDVSA y su homóloga iraní NIOC han acordado un acuerdo de intercambio por el que Teherán enviará gasolina a Caracas y los buques llevarán combustible para aviones en la dirección opuesta. Venezuela tiene actualmente un exceso de este último, ya que el tráfico aéreo prácticamente se detuvo durante la pandemia de Covid-19.
El acuerdo se describe como un “viaje perfecto” en la industria marítima, ya que los petroleros viajan completamente cargados en ambas direcciones.
El monitor de exportaciones de petróleo Tanker Trackers informó de que el petrolero iraní Forest, de gran tamaño, atracó en la refinería de El Palito el 20 de febrero y descargó 44 millones de litros de gasolina, aproximadamente 277.000 barriles.
El Forest es el tercer buque de bandera iraní que llega en las últimas semanas, después de que el Faxon y el Fortune entregaran unos 400.000 barriles a finales de enero. Fuentes no identificadas citadas por Reuters afirmaron que los dos petroleros regresaron a Irán con cargamentos de combustible para aviones.
Con las sanciones de EE.UU. dirigidas deliberadamente al suministro de combustible del país caribeño y con Washington llegando a confiscar cargamentos de gasolina con destino a Venezuela en aguas internacionales, el gobierno de Maduro ha recurrido cada vez más a su principal aliado en Oriente Medio.
Irán envió dos cargamentos de combustible a gran escala en 2020, desafiando las amenazas de la administración Trump, que proporcionaron un respiro a corto plazo en medio de la escasez generalizada.
Además de los envíos de combustible, Teherán también ha intensificado la ayuda a PDVSA para reiniciar sus refinerías paralizadas. Después de que la refinería Cardón de 310.000 barriles por día (bpd) volviera a funcionar en 2020, los dos países establecieron recientemente un corredor aéreo que verá a Irán enviar catalizadores y otros materiales para reactivar las instalaciones de Amuay de 645.000 bpd. Argus Media ha informado de que desde el 11 de febrero llegan diariamente vuelos con materiales y técnicos. Amuay y Cardón forman el Complejo de Refinación de Paraguaná, en el Estado de Falcón, el mayor complejo de refinación del hemisferio.
La producción actual de gasolina y diésel de Venezuela no alcanza a satisfacer la demanda, a pesar de la menor actividad económica por la cuarentena de Covid-19.
Además de impulsar la refinación de combustible, Caracas también busca aumentar sus actuales niveles de producción de crudo. Con la imposición por parte del Departamento del Tesoro de EE.UU. de un embargo petrolífero, sanciones secundarias, así como la focalización en compañías navieras y otros intermediarios comerciales, la producción cayó a mínimos históricos antes de un ligero repunte en los últimos meses.
El último informe mensual de la OPEP situó la producción del país en 487.000 bpd en febrero. Sin embargo, el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, ha prometido que Venezuela producirá 1,5 millones de bpd antes de que termine el año.
“Estimamos alcanzar una producción de 1,5 millones de bpd, manteniendo la tendencia de crecimiento progresivo y sostenido”, anunció el 19 de febrero, al tiempo que prometió aumentar también la producción de gas natural.
La promesa de El Aissami se produjo en el momento en que la comisión presidencial Alí Rodríguez Araque presentó su informe tras un año de funcionamiento. La comisión fue creada en febrero de 2020 con la misión de renovar la industria petrolera del país y revertir la caída de la producción, y recientemente Nicolás Maduro renovó su mandato por 12 meses más.
En el acto, Maduro volvió a hacer un llamamiento a la inversión extranjera y anunció un nuevo contrato colectivo para mejorar las condiciones de trabajo en el sector petrolero.
El salario mínimo de los trabajadores de PDVSA se fijó en el equivalente a 120 dólares, lo que supone un aumento de 60 veces respecto a la escala anterior. La empresa petrolera estatal ha experimentado una importante fuga de cerebros en los últimos años, ya que los salarios se han devaluado gravemente en medio de la crisis económica del país.
Aunque la decisión de dar prioridad a la principal industria del país suscitó aplausos, el nuevo contrato colectivo fue criticado por algunos sectores de izquierda. El Partido Comunista Venezolano (PCV) argumentó que el contrato “abarata los costos laborales”, ya que la mayor parte de los ingresos se entregan a través de bonificaciones como alimentos y transporte.
El salario mínimo en Venezuela es actualmente inferior a 1 dólar, y las autoridades prometieron que se están negociando contratos colectivos revisados en diferentes empresas estatales e instituciones públicas.