Mientras que la casi nula industria petrolera de Venezuela se escabulle cada vez más hacia la nada, una nueva mercancía está tomando forma en el país latinoamericano golpeado por la crisis y situado en la cima de las mayores reservas de petróleo del mundo: el oro.
De acuerdo con un nuevo estudio, la tierra en Venezuela está siendo usada cada vez más para la minería. De hecho, según la organización sin fines de lucro Wataniba citada por Bloomberg, el uso de la tierra para la minería se ha triplicado en los últimos 17 meses en Venezuela, y ese uso está previsto que aumente después de que, en abril, el gobierno dirigido por Maduro fijó seis ríos en Bolívar que podrían ser utilizados para más extracción de oro.
Venezuela ha contado hasta hace poco con sus ingresos petroleros para mantener el país a flote, pero una industria petrolera mal administrada, sanciones petroleras paralizantes y la pandemia han hecho casi obsoleta su industria otrora lucrativa.
La minería de oro no es nueva para Venezuela. Tiene un próspero comercio ilegal de oro que ha llamado la atención de Human Rights Watch y otros grupos de derechos humanos, ya que los elementos criminales, violentos, controlan numerosas minas ilegales.
Pero ahora, Venezuela busca dar un poco de legitimidad a su negocio de minería de oro a medida que el negocio del petróleo se vuelve más y más difícil. Sin embargo, esta “legitimidad” ha incluido, según los informes, acabar con cualquier oposición a la minería, incluyendo en mayo el asesinato de hasta 13 indígenas que protestaban por la instalación de nuevos equipos mineros en el río Caura.
En julio, el Wall Street Journal informó de que el avión privado de Khalifa Haftar, comandante del Ejército Nacional Libio, había volado a Venezuela para recoger parte de ese oro ilegal con el fin de cambiarlo por dólares estadounidenses codiciados y difíciles de conseguir, lo que pone de relieve la probable desesperación de cualquier industria que podría hacerse cargo de los ingresos petroleros perdidos.