Venezuela subirá los precios de los combustibles en junio, dijo el dictador socialista Nicolás Maduro, poniendo un límite a los subsidios estatales que durante décadas habían permitido a los ciudadanos llenar sus tanques de gasolina prácticamente de forma gratuita. Aunque el país tiene enormes reservas de petróleo, la producción ha colapsado y los venezolanos se enfrentan a una grave escasez, agravada por el impacto de COVID-19 en la economía.
Según los cambios, que entrarán en vigor el 1 de junio, se permitirá a los conductores hasta 120 litros de gasolina al mes y hasta 60 litros para las motocicletas a un precio subsidiado de 5.000 bolívares (US$0.025) por litro. A partir de entonces, los particulares deberán pagar los precios internacionales. Llega días después de que los camiones cisterna iraníes, que transportan la tan necesitada gasolina, llegaran a Venezuela. “Hemos decidido que 200 estaciones de servicio podrán vender este producto a un precio internacional”, dijo Maduro el sábado, anunciando el fin del monopolio estatal del combustible.
Hablando desde Caracas, dijo que los precios en estas estaciones se fijarán en 50 centavos de dólar por litro. Las 200 estaciones de servicio serán “dirigidas por contratistas privados” a los que se les permitirá importar gasolina, dijo Maduro, pero no dijo a quién se le habían concedido las licencias.
Las tarifas del transporte público no se verán afectadas por los cambios, añadió. El Ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck El Aissami, dijo que el combustible diesel, de vital importancia para las industrias, seguirá siendo “100%” subsidiado.
El país depende casi por completo de las exportaciones de petróleo para obtener ingresos, pero la producción ha caído a aproximadamente un cuarto de su nivel de 2008, ya que Venezuela entra en su sexto año de recesión.
Las sanciones de EE.UU. se han dirigido a las exportaciones de petróleo venezolano, privando a Caracas de ingresos vitales. El régimen de Maduro culpa de la pérdida de producción a las sanciones de Estados Unidos, incluso contra la empresa petrolera estatal PDVSA, pero muchos analistas dicen que el régimen no ha invertido o mantenido la infraestructura.