El martes, las fuerzas de seguridad libanesas se enfrentaron con docenas de manifestantes que trataron de irrumpir en el Ministerio de Energía para protestar por los cortes de energía que han sumido en la oscuridad a zonas enteras.
Los manifestantes pasaron a través de una valla de alambre de púas hacia la sede del Ministerio en Beirut, pero fueron dispersados por las fuerzas de seguridad con bastones.
Un manifestante, hablando en nombre del grupo, informó que bloquearían la entrada al ministerio durante 24 horas.
“Su continua presencia hundirá a Líbano en la oscuridad total”, afirmó, instando al Ministro de Energía Raymond Ghajar a renunciar.
El debilitado sector energético del país, afectado por la crisis, recibe una de las mayores partidas del presupuesto del gobierno, después del servicio de la deuda y los salarios del sector público.
Sin embargo, los cortes de energía de horas de duración han persistido durante las últimas tres décadas, a pesar de las repetidas promesas de suministro ininterrumpido de los gobiernos consecutivos.
Como resultado, la gran mayoría de los libaneses pagan dos facturas de electricidad: a una compañía eléctrica estatal devastada y en segundo lugar a costosos generadores privados durante tres a 12 horas al día cuando se cortan las líneas de suministro.
Desde el comienzo del verano, los cortes han llegado a ser de hasta 20 horas diarias en algunas zonas, debido a la espiral de la crisis económica que ha obstaculizado las importaciones de combustible.
Esto ha alimentado las quejas de un movimiento de protesta que se ha movilizado desde octubre para exigir la eliminación de una clase política considerada incompetente y corrupta.
Según la empresa consultora McKinsey, Líbano ocupa el cuarto lugar entre los países con peor suministro eléctrico del mundo, por encima de Haití, Nigeria y Yemen.
La empresa estatal de electricidad ha costado al gobierno más de 40 mil millones de dólares desde la guerra civil de 1975-1990, en un enorme gasto para un país que ahora se enfrenta a su peor crisis económica en décadas.
Los donantes internacionales han señalado que la reforma del sector eléctrico es una condición clave para desbloquear la asistencia, incluido un paquete de ayuda de 11 mil millones de dólares para Líbano prometido en una conferencia en París en el 2018.
El gobierno aprobó en abril un nuevo plan de electricidad que promete un suministro ininterrumpido, pero aún no se ha puesto en práctica.
“Nos hemos reunido frente al Ministerio de Energía porque es el principal nido de corrupción”, mencionó Rihab, otro manifestante.