Después de medio decenio de guerra con escasos resultados, las perspectivas sauditas de salir de la guerra civil del Yemen son tal vez más atractivas que nunca, afirma Abdulghani Aliryani, investigador principal del Centro de Estudios Estratégicos de Sana’a, en un comentario publicado recientemente. Dice que la mejor opción que los sauditas están considerando implica hacer un trato con los hutíes y otros interesados.
Sin embargo, hacer un trato con los hutíes también incluiría avivar el conflicto desde el extranjero para proteger la reputación del Príncipe Heredero Saudita, Mohammed Bin Salman (MBS). Otros analistas sostienen que todas las estrategias de salida realistas son difíciles de considerar para los sauditas, lo que hace que sea más complicado llegar a un acuerdo, por las mismas razones políticas.
A pesar de la falta de voluntad inicial a principios de este año para entablar conversaciones de paz, el Mando de Fuerzas Conjuntas, dirigido por los saudíes, declaró a principios de abril un alto al fuego en lo que restaba del mes en Yemen, después de que los rebeldes hutíes atacaran dos ciudades de Arabia Saudita, incluida Riad.
Arabia Saudita prorrogó el cese del fuego después de que terminara el primer ataque, pero fue rechazada por los hutíes, quienes querían un acuerdo que equilibrara a la derrota de Riad.
Todo esto hace que irse sea aún más atractivo para los saudíes.
“Arabia Saudita ha estado ansiosa por abandonar Yemen casi a cualquier precio en este momento, ya que los costes de la guerra, tanto en términos financieros como de vidas, se han vuelto insoportables para el reino en medio de la crisis económica inducida por el precio del petróleo y la COVID-19”, señaló el Dr. Andreas Krieg, profesor adjunto del Instituto de Estudios de Medio Oriente del King’s College de Londres, a The Media Line. “No hay buenas opciones para dejar Yemen con la cabeza bien alta, ya que el príncipe heredero, MBS, planeó una corta intervención para derrotar a los hutíes en cuestión de semanas”.
En el 2015, un año después de que los rebeldes hutíes tomaran el control de la provincia de Saada, Arabia Saudita inició una acción militar en Yemen para luchar contra los hutíes chiitas, respaldados supuestamente por Teherán, la némesis de Riad, y han amenazado con tomar Medina y La Meca, dos ciudades sagradas musulmanas situadas en Arabia Saudita. Otros países suníes, en particular los Emiratos Árabes Unidos, se unieron a Arabia Saudita en un grupo apoyado por los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido.
Aliryani señala que, basándose en las acciones saudíes y las publicaciones en la prensa que hacen flotar las ideas del gobierno, Riad está considerando dos formas de desembarco en Yemen, ambas con consecuencias precarias: Formar un acuerdo con los hutíes (y otros grupos) o dividir Yemen en países más pequeños. Cree que asegurar un acuerdo con los hutíes es la mejor decisión.
“Su mejor opción es asegurarse de que el estado yemení sobreviva y no se viole su integridad territorial porque mantener la frontera reconocida del estado yemení es un buen método para contener los problemas, y en donde sería posible apoyar a una autoridad que podría asegurar el país y por extensión, asegurar a Arabia Saudita”, afirmó Aliryani a The Media Line.
El trato supondría compensar a los hutíes por proteger la frontera entre Arabia Saudita y Yemen, de 1 800 kilómetros, que es vulnerable al contrabando de armas y otras actividades ilegales. Esto sería mucho más barato que el statu quo, los aproximadamente 53,3 millones de dólares que Riad gasta cada día en la guerra.
Aliryani cree que el afán de lucro es una de las principales barreras para la paz.
“El principal obstáculo es la economía de guerra. En todos los bandos, el gobierno yemení, los hutíes y los saudíes, hay gente que gana mucho dinero con esta guerra”, declaró.
Aliryani argumenta que además de un pacto con los hutíes, los saudíes intentarían terminar sus compromisos con el gobierno yemení. Además del acuerdo, dice que los saudíes también pagarán a los líderes de tribus locales para que continúen la lucha interna en Yemen.
“Arabia Saudita piensa que, como no ha podido derrotar a los hutíes como dijo que lo haría, quedaría como derrotada, si los hutíes asumieran el control”, añadió Aliryani. “Si se van de Yemen en ese estado de conflicto, no habrá ningún vencedor en Yemen y por extensión, Arabia Saudita no perderá”.
La esperanza de MBS, de ascender a la monarquía, se vería reforzada al hacer un trato, y ganaría puntos políticos adicionales por no admitir la derrota.
El Dr. Hussein Ibish, principal académico residente del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington, está de acuerdo en que los sauditas necesitan un trato con los hutíes que implique la seguridad de la frontera, pero lo que se necesita con más urgencia es la protección de las ciudades sauditas contra los ataques con base en Yemen.
“Quizás lo más importante es que deben eliminar la amenaza de misiles a las ciudades saudíes procedentes Yemen”, informó a The Media Line.
Aunque Ibish no está de acuerdo en que los saudíes quieran continuar el conflicto, señala que Arabia Saudita no se basa en condiciones ideales.
“Arabia Saudita tiene opciones e influencia, pero no va a aplastar a los hutíes y expulsarlos del poder como esperaba hacerlo”.
Sostiene que Arabia Saudita debe seguir luchando por otros objetivos en Yemen sin depender principalmente del uso de la fuerza.
“Arabia Saudita puede encontrarse dependiendo más de cosas innecesarias, como la reconstrucción y otros fondos, que de lo importante como acciones militares; este ha sido el método preferido durante los últimos cinco años. Pero no ha funcionado, así que obviamente los saudíes van a tener que intentar alcanzar sus objetivos con una mezcla de poder blando y de inversión, así como de poder duro”, afirmó Ibish.
“Podría ser más efectivo tratar de separar a los hutíes de la influencia iraní, apalancando la reconstrucción y otros fondos en un momento en el que Teherán no está en posición de contribuir mucho”, señaló.
Yezid Sayigh, investigador principal del Centro Carnegie de Medio Oriente en Beirut, quien dirige el programa de relaciones cívico-militares en los estados árabes, argumenta que el hecho de que Arabia Saudita pague a los partidos yemeníes no es nada nuevo, pero no es con el propósito de continuar las luchas internas.
“Los saudíes siempre han pagado a selectos líderes de tribus en Yemen y probablemente continuarán haciéndolo, pero dudo que lo hagan para seguir luchando si ellos tienen un acuerdo con los hutíes”, informó a The Media Line. Después de todo, un acuerdo no favorecería del todo a los hutíes, y la prioridad saudí es salir de la guerra, su interés es el retorno a la estabilidad como la que Yemen tuvo muchas veces Ali Abdullah Saleh, el presidente que sirvió antes de la actual guerra civil”.
Sayigh reconoce, sin embargo, que ha sido difícil para Arabia Saudita conseguir un acuerdo por razones de política interna.
“Arabia Saudita ha permanecido en el conflicto desde el 2015 por varias razones, una de las cuales es que el conflicto y su resultado estaban obviamente ligados a Mohammed Bin Salman, y por lo tanto no podía aceptar retirarse sin ninguna ganancia, y de hecho, después de grandes pérdidas financieras y humanas para el reino, y aún mayor inestabilidad y amenaza en Yemen”, concluyó.
El aspecto político dificulta que los sauditas también lleguen a un acuerdo hoy.
Gerald Feierstein, vicepresidente del Instituto de Medio Este de Washington, que fue embajador de los Estados Unidos en Yemen durante el mandato del expresidente Barack Obama, argumenta que un acuerdo que contenga elementos clave de los objetivos saudíes en el conflicto también está en línea con lo que los Estados Unidos quiere.
“Los objetivos saudíes en el conflicto, un Yemen unificado que sigue firmemente comprometido a trabajar con sus vecinos y con Occidente, son coherentes con los intereses de los Estados Unidos”. El fracaso saudí correría el riesgo de que Yemen se convierta en una fuente de nueva inestabilidad en la región, socavaría la lucha contra el terrorismo, podría suponer un peligro para el comercio internacional y el libre tránsito en el Mar Rojo y Bab el-Mandeb, también permitiría la expansión regional iraní”, contó a The Media Line.
Feierstein cree que los saudíes no pueden irse hasta que se logren esos objetivos.
“Creo que los saudíes ven el conflicto de Yemen como una posible amenaza a su seguridad. No creo que se vayan hasta que no estén seguros de que su frontera sur está protegida, de que hay un gobierno en Sana’a que es amistoso, y de que Irán no habrá asegurado un punto de apoyo en la Península Arábiga”, concluyó.