El domingo estallaron enfrentamientos y manifestaciones en Trípoli, Líbano, después de que los supervivientes rescatados de una embarcación de migrantes que se estaba hundiendo afirmaran que la Armada libanesa había embestido la embarcación y provocado el desastre.
Al menos siete personas murieron en el naufragio y otras 45 fueron rescatadas. Las labores de rescate continúan y el número de desaparecidos sigue sin estar claro.
Un superviviente del incidente declaró al sitio de noticias libanés Annahar que un barco de la Armada libanesa había chocado con la embarcación de migrantes, dañándola y provocando su hundimiento, y añadió que los había perseguido en un intento de impedir que navegaran hacia Italia.
Los supervivientes dijeron a Annahar que si tienen otra oportunidad de escapar en un barco de migrantes ilegales, la aprovecharán, a pesar de los riesgos. “Es mejor escapar y ahogarse que vivir en un país que no respeta a sus ciudadanos, donde morimos de hambre todos los días”, dijo uno de ellos.
El ejército libanés afirmó el domingo por la tarde que la embarcación de migrantes había chocado con un barco de la marina cuando intentaba escapar, y dijo que si la marina no hubiera trabajado para detener la embarcación, ésta se habría hundido más lejos de las costas libanesas y sin que la marina pudiera ayudar a rescatar a los pasajeros.
Según Annahar, uno de los tres contrabandistas que organizaron la embarcación de inmigrantes ilegales ha sido detenido.
Las familias de las víctimas exigieron que todos los ministros y representantes que se encontraban en la ciudad se marcharan, afirmando que “continuarían con su movimiento con medidas escalofriantes”, según la Agencia Nacional de Noticias de Líbano (NNA).
En el Líbano se ha declarado un día de luto para el lunes ante la catástrofe. El primer ministro, Najib Mikati, expresó el domingo sus condolencias a las víctimas y declaró que “es necesario acelerar las investigaciones para descubrir las circunstancias del siniestro y averiguar la verdad de las causas del doloroso accidente”.
El ministro libanés de Defensa, Maurice Selim, advirtió que no se debe atacar a las fuerzas de seguridad por el incidente, afirmando que “la magnitud de la tragedia y la intensidad de la ira no se expresan atacando al estamento militar, cuyos hombres cumplieron con su deber de persuadir a los pasajeros de la embarcación para que no completaran su camino y regresaran a la orilla”.
“Y si el tratamiento de este doloroso incidente estuvo acompañado de circunstancias todavía controvertidas, la investigación transparente llevada a cabo por el mando del ejército y los organismos militares y judiciales competentes ayudará a esclarecer la verdad que estamos deseando aclarar en su totalidad para poner las cosas en perspectiva, determinar las responsabilidades y cortar cualquier explotación de la sangre de las víctimas y el destino de los desaparecidos y los sufrimientos de sus familiares”, dijo Selim, según NNA.
El ministro de Defensa advirtió que no se debe causar “ningún desequilibrio que pueda ser explotado por quienes acechan al país y a su pueblo”.
El jefe del partido Fuerzas Libanesas Cristianas, Samir Gaegea, tuiteó el domingo que “el barco de la muerte frente a las costas de Trípoli es el resultado de la desesperación, la privación y la marginación que afecta a la ciudad y a su pueblo. La judicatura y los servicios de seguridad deben actuar con rapidez para aclarar las circunstancias de este caso y hacer rendir cuentas a los autores de cualquier bando.”
El jefe del “Movimiento por la Dignidad”, el diputado Faisal Karami, declaró el lunes que “Consideramos claramente que el gobierno y el Estado, con todos sus aparatos y administraciones, son responsables de lo ocurrido, y consideramos que el Estado, lo pretenda o no, está librando una guerra de exterminio contra el [pueblo] libanés”.
El secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, pidió una rápida investigación del incidente, afirmando que los informes que lo rodean son un “asunto muy serio” y que los responsables deben rendir cuentas.
“Como siempre, en Hezbolá estamos dispuestos a todo lo que pueda curar las heridas”, dijo Nasrallah. “Estamos preparados y no vacilaremos en absoluto”.
El movimiento Hezbolá expresó sus condolencias a las víctimas, calificando el incidente como una “manifestación muy trágica de la crisis económica y social cada vez más profunda en el país como resultado de políticas erróneas y de largas décadas de abandono y privación que, en última instancia, condujeron a las difíciles condiciones que nuestro país y nuestro pueblo están atravesando”.