EL CAIRO – Egipto detuvo el miércoles a un estudiante sospechoso de asesinar a una alumna que supuestamente rechazó sus insinuaciones, tras el segundo feminicidio de este tipo en un campus en dos meses, según la fiscalía.
El sospechoso, procedente de Zagazig, a 60 kilómetros al norte de El Cairo, está acusado de matar a su víctima, identificada sólo por su nombre de pila, Salma, “apuñalándola repetidamente con un cuchillo”, según un comunicado de la fiscalía.
El asesinato está castigado con la pena de muerte en Egipto y el año pasado el país condenó a muerte a más personas que ningún otro, según el grupo de derechos humanos Amnistía Internacional. Fue el tercer país con mayor número de ejecuciones realizadas.
La última matanza revivió el recuerdo del asesinato en junio de la estudiante Nayera Ashraf, apuñalada hasta la muerte frente a su universidad en Mansoura, a 150 kilómetros al norte de El Cairo.
Tras condenar y sentenciar a muerte a su asesino, Mohamed Adel, el tribunal pidió que se modificara la ley para permitir que las ejecuciones se retransmitieran en directo como medida disuasoria para otros.
La pena capital en Egipto rara vez se ejecuta en público o se transmite.
En una rara excepción, la televisión estatal retransmitió en 1998 la ejecución de tres hombres que habían asesinado a una mujer y sus dos hijos en su casa de El Cairo.
Violencia rutinaria
La indignación por el último asesinato fue generalizada en las redes sociales, pero algunos usuarios sugirieron que la víctima tenía la culpa de haberse hecho amiga de un estudiante varón.
“Salma fue asesinada simplemente por haber nacido mujer en una sociedad misógina”, dijo un usuario.
“Mientras haya simpatizantes que excusen a los autores de estos crímenes, éstos continuarán”, dijo otro en respuesta a un usuario que criticó a la víctima.
Las interpretaciones conservadoras del islam en Egipto han contribuido a limitar gravemente los derechos de las mujeres.
Las mujeres denuncian que son objeto de una violencia rutinaria con escasa reparación legal.
Casi ocho millones de mujeres egipcias fueron víctimas de violencia cometida por sus parejas o familiares, o por extraños en espacios públicos, según una encuesta de Naciones Unidas realizada en 2015.
Los femicidios de alto perfil han desencadenado una ira generalizada en Egipto en los últimos meses.
En junio, el asesinato de la presentadora de televisión Shaimaa Gamal suscitó la polémica en el país norteafricano.
Su marido, un alto funcionario judicial, fue detenido tras el chivatazo de un cómplice que confesó haber participado en el crimen, según la fiscalía.
En marzo, un adolescente fue condenado a cinco años de prisión por el suicidio de una colegiala, después de que se compartieran imágenes de ella en Internet.