Con la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán a finales de agosto, los analistas regionales temen que Irán llene el vacío.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní (CGRI) y sus proxys ya ejercen una poderosa influencia en la región, ya sea en Yemen, Irak, Siria, Líbano o la Franja de Gaza.
“Irán está tratando de utilizar la situación en Afganistán tanto para presentarse como mediador entre los grupos afganos, como en el futuro, como siempre ha hecho Irán, tratando de convertir toda amenaza en oportunidad”, dijo a The Media Line el Dr. Raz Zimmt, especialista en Irán del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv.
“Y si vemos lo que sucedió en el Oriente Medio árabe durante la última década, donde el caos y las guerras civiles en realidad proporcionaron a Irán oportunidades para estar más comprometido y más involucrado, no puedo descartar la posibilidad de que esto suceda también en Afganistán”, dijo Zimmt.
Los talibanes y los dirigentes iraníes no se llevan bien evidentemente, ya que los primeros son extremistas suníes y los segundos son chiíes radicales.
Sin embargo, Arash Azizi, investigador de la Universidad de Nueva York y autor de “El comandante en la sombra: Soleimani, Estados Unidos y las ambiciones globales de Irán”, afirma que es probable que Teherán amplíe su alcance en Kabul después de agosto.
“La salida de EE.UU. de Afganistán está destinada a aumentar la influencia del régimen iraní allí, que se ha estado preparando para ello enterrando gran parte de su antiguo antagonismo con los talibanes, para disgusto de muchos iraníes que detestan la política de los talibanes y recuerdan cómo mataron a los propios diplomáticos iraníes en Mazar Sharif en 1998”, dijo a The Media Line, en referencia al asesinato de 10 diplomáticos iraníes y un periodista en el consulado de Teherán después de que el grupo capturara la ciudad del frente militar de la Alianza del Norte.
“Irán no solo ha estado negociando abiertamente con los talibanes y habla cada vez más de ellos como un factor legítimo, sino que durante mucho tiempo ha respaldado de hecho a una facción de los talibanes conocida como la “Facción Mashhad”, ya que está dirigida por agentes del CGRI en la ciudad [iraní] nororiental de Mashhad”, añadió
Más del 90% de las tropas estadounidenses han abandonado ya Afganistán, con lo que la guerra más larga de Estados Unidos está a punto de concluir tras casi 20 años.
El ejército estadounidense ha pasado las dos últimas décadas entrenando a las fuerzas de seguridad afganas para que se valgan por sí mismas, pero los resultados hasta ahora no inspiran mucha confianza.
Recientemente, más de 1.500 militares afganos desertaron de sus puestos para dirigirse a la nación adyacente de Tayikistán ante el avance militar de los talibanes. Se calcula que los islamistas controlan ahora un tercio de Afganistán.
La semana pasada, los talibanes se apoderaron de un importante puesto fronterizo que une Irán y Afganistán.
Sin embargo, en Teherán hay opiniones divergentes sobre la dirección que debe tomar Irán con Afganistán.
“Los partidarios de la línea dura están muy satisfechos con la retirada de Estados Unidos de Afganistán; lo presentan como un paso más en la retirada de Estados Unidos de Oriente Medio, esperando que la siguiente etapa sea la retirada de sus fuerzas de Irak y Siria”, dijo Zimmt.
“Otras facciones de Irán ven las cosas de forma diferente, quizá más conscientes de las dificultades que podría tener que afrontar Irán”, continuó. “Creo que tienen razón porque, a fin de cuentas, nadie puede saber realmente cuál va a ser la situación en Afganistán y cuántos recursos tendrá que gastar Irán”.
Con un Irán que ya se encuentra en apuros en todo Oriente Medio y en dificultades financieras, esto podría resultar costoso para la República Islámica.
“Si Irán se encuentra en una situación en la que tiene que tomar algunos de sus recursos militares y políticos de otros lugares, Irak, por ejemplo, y ponerlos en Afganistán, eso podría ser otro desafío para Irán”, dijo Zimmt.