BEIRUT (AP) – El grupo terrorista libanés Hezbolá organizó el miércoles una conferencia para figuras de la oposición saudí en su bastión del sur de Beirut, en un gesto desafiante que seguramente enfadará al reino rico en petróleo.
La reunión se produjo en un momento en el que el gobierno libanés está tratando de enmendar las relaciones con Arabia Saudita, que alcanzaron un nuevo mínimo en octubre, cuando el reino retiró a su embajador de Beirut y prohibió todas las importaciones libanesas.
Hashem Safieddine, alto cargo de Hezbolá, declaró que Arabia Saudita debe poner fin a su política de “intimidación” y a su injerencia en los asuntos internos de Líbano.
A la conferencia asistieron figuras de la oposición saudí, así como miembros de los rebeldes hutíes de Yemen, respaldados por Irán. El objetivo era conmemorar el aniversario del influyente clérigo chiíta Nimr al-Nimr, que fue ejecutado en enero de 2016 en una ejecución masiva de 47 personas en el reino.
Nimr era un crítico abierto del gobierno y un líder clave de las protestas chiítas en el este de Arabia Saudita en 2011, que exigían mayores derechos en la nación mayoritariamente suní y un trato justo.
Entre las figuras saudíes poco conocidas que asistieron a la conferencia se encontraban Fouad Ibrahim, Abbas Sadeq, Hamza al-Hassan y el jeque Jasem Mahmoud Ali, que arremetió contra la familia real saudí por la muerte de al-Nimr. Minutos después de que Safieddine terminara su discurso, el embajador saudí en Líbano, Waleed Bukhari, tuiteó que “la dolorosa verdad es que el terrorista Hezbolá actúa por encima del Estado”.
La medida saudí de retirar a su embajador y prohibir las importaciones libanesas se produjo tras los comentarios de un ministro del gabinete libanés que dijo en una entrevista televisada que la guerra en Yemen era inútil y la calificó de agresión de la coalición liderada por Arabia Saudita.
A principios de diciembre, el ministro libanés de Información, George Kordahi, que hizo esos comentarios antes de asumir el cargo, dimitió de su puesto, pero la medida no alivió las tensas relaciones y la guerra de palabras entre Hezbolá y los funcionarios saudíes ha continuado.
El primer ministro libanés, así como el presidente Michel Aoun, aliado político del grupo chiíta Hezbolá, se han desmarcado de los ataques verbales de los dirigentes de Hezbolá contra el reino.
A finales de diciembre, el rey Salman de Arabia Saudita pidió a los libaneses en un discurso “acabar con el control del terrorista Hezbolá” en el Líbano.
En la raíz de la crisis está una rivalidad regional de años con Irán y el malestar saudí por el creciente peso de Hezbolá en Líbano.
“Queremos tener las mejores relaciones con Arabia Saudita, pero este país debe poner fin a su política de intimidación” en la región, dijo Safieddine. “Los que nos atacan tendrán una respuesta”.