KABUL, Afganistán (AP) – Los combatientes talibanes entraron el domingo en las afueras de Kabul mientras los trabajadores, presas del pánico, huían de las oficinas gubernamentales y los helicópteros aterrizaban en la embajada de Estados Unidos en la capital afgana, mientras los militantes reforzaban aún más su control sobre el país.
Tres funcionarios afganos dijeron a The Associated Press que los talibanes se encontraban en los distritos de Kalakan, Qarabagh y Paghman en la capital.
Los militantes se comprometieron más tarde a no tomar la capital “por la fuerza” mientras se oían disparos esporádicos en la capital.
“No se dañará la vida, la propiedad ni la dignidad de nadie y las vidas de los ciudadanos de Kabul no correrán peligro”, dijeron los talibanes.
En una ofensiva nacional que ha durado poco más de una semana, los talibanes han derrotado, cooptado o hecho huir a las fuerzas de seguridad afganas de amplias franjas del país, incluso con cierto apoyo aéreo del ejército estadounidense.
Los vuelos rápidos de los helicópteros Boeing CH-47 Chinook cerca de la embajada comenzaron unas horas después de que los militantes tomaran la cercana ciudad de Jalalabad. Se pudieron ver vehículos blindados diplomáticos saliendo de los alrededores del puesto.
El Departamento de Estado estadounidense no respondió inmediatamente a las preguntas sobre los movimientos.
Sin embargo, se podían ver volutas de humo cerca del tejado de la embajada mientras los diplomáticos destruían urgentemente documentos sensibles, según dos oficiales militares estadounidenses que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar de la situación.
Los helicópteros Sikorsky UH-60 Black Hawk, que suelen transportar tropas armadas, también aterrizaron más tarde cerca de la embajada.
La República Checa también aprobó un plan para empezar a retirar a su personal afgano de su embajada, tras haber llevado antes a sus diplomáticos al aeropuerto internacional de Kabul.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, que se dirigió a la nación el sábado por primera vez desde el inicio de la ofensiva, parece también cada vez más aislado.
Los señores de la guerra con los que negoció días antes se han rendido a los talibanes o han huido, dejando a Ghani sin una opción militar.
Las negociaciones en curso en Qatar, sede de una oficina talibán, tampoco han logrado detener el avance de los insurgentes.
Miles de civiles viven ahora en parques y espacios abiertos en la propia Kabul, temiendo el futuro.
Algunos cajeros automáticos dejaron de distribuir dinero en efectivo mientras cientos de personas se concentraban frente a los bancos privados, tratando de retirar los ahorros de su vida.
Hubo disparos en varios puntos, aunque la presidencia afgana trató de restar importancia a los disparos.
“Las fuerzas de defensa y seguridad junto con las fuerzas internacionales trabajan por la seguridad de la ciudad de Kabul y la situación está bajo control”, dijo la presidencia en medio del caos.