El primer ministro de Irak Mustafa al-Kadhimi viajó a Teherán el martes, donde los medios de comunicación estatales iraníes informaron de que se reuniría con el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, en su primer viaje al extranjero desde que asumió el cargo en mayo.
Se suponía que la visita de Kadhimi vendría después de un viaje a Arabia Saudita, pero fue cancelada después de que el rey saudita Salman bin Abdulaziz fuera admitido en un hospital por una inflamación de la vesícula biliar.
El primer ministro iraquí se enfrenta a un difícil equilibrio entre Irán y los Estados Unidos, que han estado cerca de un conflicto abierto en la región, incluso en suelo iraquí, durante el año pasado.
En casa, Kadhimi está bajo una creciente presión de los partidos alineados con Irán y los grupos paramilitares que lo perciben como un aliado de los Estados Unidos porque ha indicado que quiere frenar el poder de las milicias y grupos políticos apoyados por Irán.
En sus dos primeros meses en el cargo, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo dos redadas de arresto contra las milicias, pero la mayoría de los detenidos fueron liberados rápidamente.
Estados Unidos elogió esas medidas y sus partidarios acogen con satisfacción varios nombramientos que ha hecho en las fuerzas de seguridad, incluido el restablecimiento del jefe del Servicio Antiterrorista de Irak, Abdul Wahhab al-Saidi, cuya destitución bajo el gobierno anterior alimentó los disturbios masivos contra el gobierno el año pasado.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, visitó Bagdad el domingo, haciendo una parada en el lugar donde un ataque con aviones no tripulados de Estados Unidos mató al cerebro militar iraní Qassem Soleimani y al jefe paramilitar iraquí Abu Mahdi al-Muhandis en enero.
Esa acción llevó a la región al borde de un conflicto completo entre Estados Unidos e Irán.