El primer ministro de Líbano, Saad al-Hariri, anunció su renuncia el martes en medio de protestas generalizadas y del colapso económico.
La medida es un desafío a la organización terrorista de Hezbolá, que se había comprometido a impedir que Hariri renuncie.
Las protestas se iniciaron inicialmente en respuesta a lo que los manifestantes calificaron como el “Impuesto WhatsApp”, en el que se habría cobrado una tasa diaria de 20 céntimos por los usuarios de la aplicación de mensajería. Más tarde, el impuesto fue eliminado, pero las protestas han continuado y se han transformado en una movilización callejera intersectorial contra un sistema político que se considera corrupto y quebrado.
El crecimiento en el Líbano se ha desplomado tras los repetidos estancamientos políticos de los últimos años, agravados por el impacto de ocho años de guerra en la vecina Siria.
La guerra civil siria se ha extendido al Líbano principalmente debido a la participación de Hezbolá en los combates. Las fortalezas de Hezbolá han sido objeto de repetidos ataques con bombas por su participación en el conflicto sirio.
Políticamente, en febrero se formó un nuevo gobierno encabezado por Hariri, tras un estancamiento de nueve meses.
Hezbolá, que tiene una fuerte presencia política en el Líbano, es una parte importante del gabinete de Hariri, después de que el grupo y sus aliados obtuvieran más de la mitad de los 128 escaños del parlamento libanés en las elecciones de mayo pasado.
Hace 13 días estallaron protestas contra una clase política acusada de corrupción, mala gestión de las finanzas del Estado y de empujar al país hacia un colapso económico nunca visto desde la guerra civil de 1975-1990. Bancos, escuelas y muchos negocios han cerrado sus puertas.
En los últimos días se ha producido un aumento de la violencia entre los manifestantes que apoyan al grupo terrorista Hezbolá y al partido pro-Hezbolá Amal, que chocan con los manifestantes antigubernamentales.
El lunes, hombres armados no identificados abrieron fuego contra una tienda de campaña de los manifestantes en una carretera en el valle occidental de la Bekaa, según la Agencia Nacional de Noticias del Líbano. Las balas alcanzaron un tanque de agua que suministra agua a la ciudad, causando pánico. Los tiradores huyeron de la escena en un coche negro a un lugar desconocido.
El ejército libanés se negó a intervenir cuando el martes estallaron los enfrentamientos en el Puente del Anillo en Beirut. Los civiles que intentaban cruzar la carretera bloqueados por manifestantes antigubernamentales comenzaron a atacar a los manifestantes, según la cadena de televisión MTV del Líbano.
Según informes de Al-Arabiya, los atacantes eran partidarios de Hezbolá y Amal.