El primer ministro libanés designado, Saad Hariri, anunció el jueves su renuncia, alegando “diferencias clave” con el presidente Michel Aoun.
Hariri dijo a los periodistas que había renunciado a formar un Gabinete que él y Aoun pudieran acordar tras una reunión con el presidente,
“Está claro que no podremos llegar a un acuerdo con su excelencia el presidente”, dijo Hariri. “Por eso me excuso de formar gobierno”.
El Líbano no tiene gobierno desde que el anterior gabinete dimitió tras la mortal explosión del puerto de Beirut que sacudió la capital libanes el pasado agosto. Más de 200 personas murieron en la explosión, que también dejó miles de heridos y devastó gran parte de la ciudad.
Hariri fue nombrado primer ministro-delegado hace nueve meses tras la explosión.
Líbano, acosado desde hace tiempo por la corrupción gubernamental y bajo el dominio de la organización terrorista Hezbolá, controlada por Irán, se encuentra al borde del colapso económico.
El Líbano está inmerso en lo que el Banco Mundial ha calificado como una de las peores crisis económicas desde la década de 1850, y el Estado, falto de liquidez, lucha por comprar suficiente combustible para mantener las luces encendidas.
La crisis económica ha hecho que la libra libanesa pierda más del 90% de su valor frente al dólar en el mercado negro, y ha dejado a más de la mitad de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
En abril, Francia impuso sanciones restringiendo la entrada de figuras libanesas que considera responsables de la crisis política.