La interminable crisis política del Líbano ha continuado. Líbano carece de gobierno desde que Hassan Diab dimitió el año pasado tras la explosión del puerto. Desde entonces, el país ha ido dando tumbos de crisis en crisis, siendo Hezbolá el principal beneficiario de las mismas. El presidente libanés, Michel Aoun, ha mantenido conversaciones con Saad Hariri, actual primer ministro y primer ministro designado. El padre de Hariri, Rafik, fue asesinado por Hezbolá en 2005.
En marzo no se logró acordar un nuevo gabinete. Aoun quiere que Hariri se aparte. Hezbolá ha rechazado las sugerencias de que el gabinete esté formado por tecnócratas. “Un gobierno de tecnócratas que no esté respaldado por grupos políticos no salvará al país”, dijo en marzo el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah.
En mayo, la crisis continuó. Nasrallah, en ese momento, estaba enfermando de una dolencia no revelada. Hariri dijo en el Parlamento que “la verdad de lo que está ocurriendo es que el presidente de la república dice a los diputados en su mensaje: ‘Habéis nombrado un primer ministro, no lo quiero y no le permitiré formar gobierno. Por favor, desháganse de él’. Es un intento de absolver al presidente de la república de la acusación de obstruir la formación del gobierno”, según los informes.
Según Arab News, el ex secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para asuntos de Oriente Medio, David Schenker, declaró el viernes en una entrevista con el canal Al-Hurra que “el presidente Aoun y el diputado Gebran Bassil, yerno del presidente, no quieren un gobierno tecnócrata que comience con las reformas porque eso socavaría la posición de Hezbolá, así como algunas ambiciones políticas de los políticos libaneses”.
Ahora el presidente del Parlamento, Nabih Berri, parece ponerse del lado de Hezbolá. Los puestos del gobierno libanés están dominados por el sectarismo. Aoun es cristiano, Hariri es suní, Berri es chiíta. “Los expertos sostienen que el principal escollo para la formación de un nuevo gobierno sigue siendo la cuestión del “tercio de bloqueo” de las carteras, ya que Hariri quiere saber ahora la afiliación de los dos ministros cristianos que entrarán en el gobierno cuando el número de sus miembros se eleve a 24, como sugirió Berri”, señala The Arab Weekly.
Irán está interesado en que su aliado Hezbolá reciba más poder. Hezbolá ha establecido contactos con Hariri y Bassil, que es el jefe del Movimiento Nacional Libre Libanés, según Tasnim. Según el informe, “los representantes de Hezbolá dijeron a Saad Hariri que habían hablado con el presidente libanés Michel Aoun sobre la necesidad de resolver la cuestión de la formación de un gobierno, y que Gebran Bassil había hecho hincapié en que no complicaría el proceso de formación de un gabinete. El líder nacionalista libanés también dijo a los representantes de Hezbolá que estaba interactuando positivamente con la iniciativa del presidente del Parlamento, Nabih Berri, sobre la cuestión de la formación de un gobierno, y que no se debía permitir que las señales negativas dominaran el gabinete”.
Hariri dispone ahora de una semana más para arreglar las cosas. “Las diferencias no se limitan a estos obstáculos, sino que hay grandes diferencias sobre los ministerios, especialmente los puestos de gobierno. El Ministerio del Interior, el de Asuntos Sociales, el de Economía y el de Justicia son algunos de los puestos más delicados porque son clave y porque tienen que ocuparse de los asuntos importantes del país tras la formación del gobierno”, dice Tasnim. El informe admite que Líbano necesita un gobierno para hacer frente a sus crisis.
“Hoy en día, la crisis se ha convertido en un término cotidiano para los ciudadanos libaneses, un término que define todos los aspectos de su vida a lo largo del día y de la noche: desde las largas colas para conseguir cuotas de gasolina hasta los crecientes cortes de electricidad, la crisis de los medicamentos y la sanidad, el vertido de basura en las calles, las restricciones de acceso a las cuentas bancarias, el interminable aumento de los precios de los productos básicos y, por supuesto, la continua agitación política que impide la formación de gobierno”. En esta situación, el Banco Mundial ha advertido en su último informe sobre el colapso de la economía libanesa y sus consecuencias en materia de seguridad social, informó el diario iraní Tasnim.