La situación en Libia sigue deteriorándose a pesar del alto el fuego anunciado en enero,dijo el viernes la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova.
“El alto el fuego anunciado en enero ha fracasado completamente. Los combates se han reanudado a gran escala”, dijo Zakharova, según la agencia estatal de noticias TASS. “Gracias a la masiva ayuda extranjera, el equilibrio de poder ha cambiado”.
En Libia, una vertiginosa sucesión de actores extranjeros convirtió el conflicto en una guerra de poder.
Rusia, junto con Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, apoya al autoproclamado ejército nacional libio del General Khalifa Hafter. Durante el último año, el comandante retirado trató de apoderarse de la capital de Trípoli por el internacionalmente reconocido Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA), que cuenta con el apoyo de Turquía, Qatar e Italia.
La campaña de Hafter cesó en las últimas semanas, cuando las fuerzas del GNA, apoyadas por aviones teledirigidos turcos, expulsaron al ejército oriental de varias ciudades importantes cercanas a la frontera con Túnez y recapturaron la estratégica base aérea de al-Watiya.
El martes, el Comando Africano de los Estados Unidos acusó a Rusia de enviar cazas a Libia para apoyar a los contratistas militares privados patrocinados por el Estado y de “inclinar la balanza a su favor”.
Un reciente informe de la ONU acusa a Rusia de utilizar cientos de mercenarios del grupo Wagner para luchar en nombre de Hafter. El gobierno ruso niega cualquier implicación en este grupo paramilitar.
A principios de esta semana, el ministro francés de asuntos exteriores también expresó su preocupación por la expansión de la intervención extranjera en Libia. Francia, habiendo reconocido oficialmente el gobierno apoyado por la ONU, ha apoyado a Hafter.
“La crisis está empeorando. Estamos en peligro de la ‘sirianización’ de Libia”, dijo el Ministro de Relaciones Exteriores francés Jean-Yves Le Driand en una entrevista con el colegio francés en el Senado.