Desde la violenta toma de Afganistán por parte de los talibanes el 15 de agosto, Turquía ha incrementado sus actividades militares expansionistas en Oriente Medio de un modo que está afectando significativamente a las vidas de las minorías.
Turquía parece estar maniobrando para expandir un gobierno islámico en Siria e Irak.
Hasta ahora, Turquía ha estado utilizando su lucha contra el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) como excusa para justificar su agresión militar, la destrucción y las víctimas de las minorías perseguidas. Entre las comunidades afectadas por las acciones militares turcas en Irak y Siria se encuentran los yazidíes, los asirios y los kurdos, comunidades que anteriormente fueron objetivo del ISIS y de Al Qaeda.
El 17 de agosto, en Irak, el ejército turco llevó a cabo un ataque aéreo contra un hospital en la provincia de Sinjar, donde la minoría yazidí ya había sido víctima de un genocidio en 2014 a manos del ISIS.
La incursión, consistente en tres ataques con drones, “destruyó totalmente” el hospital improvisado en la aldea de Sekaina. Un médico en Sinjar dijo que al menos tres personas habían muerto y otras cinco habían resultado heridas. Un alto cargo del ejército iraquí declaró a la AFP que la incursión había sido llevada a cabo por militares turcos. Otro ataque aéreo turco, el 16 de agosto, tuvo como objetivo y mató a un alto dirigente yazidí, Hassan Saeed.
Los cristianos asirios, otra minoría indígena perseguida en Irak, también sufren los ataques aéreos turcos. En un informe de 2021, “Atrapados en el fuego cruzado: Los asirios y el conflicto entre Turquía y el PKK en Irak”, elaborado por el Instituto de Política Asiria, se informaba de que
“Los ataques turcos en el norte de Irak han causado daños irreparables y costosos a las propiedades civiles y a las tierras agrícolas… La destrucción de la propiedad privada y de las tierras de labranza causada por los ataques aéreos turcos priva a los agricultores asirios de sus medios de subsistencia y amenaza inmediatamente su capacidad para permanecer en sus hogares y pueblos”.
Mientras tanto, el ejército de Turquía tiene como objetivo el norte de Siria, donde las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos, y su componente kurdo, las Unidades de Protección Popular (YPG), lucharon anteriormente contra el ISIS.
También en agosto, el ejército turco llevó a cabo bombardeos en la provincia de Al-Hasakah; una vez más, Turquía utilizó al PKK para justificar los ataques contra civiles y aliados de Estados Unidos. Un niño murió y otros cinco civiles resultaron heridos en el bombardeo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Al día siguiente, 13 cohetes impactaron en el centro de la ciudad de Afrin, matando a tres personas e hiriendo a otras cuatro. En otro ataque aéreo en el que murieron cuatro miembros de las Fuerzas de Autodefensa, los militares turcos atacaron la base del Consejo Militar de Tel Tamir. Sosin Birhat, una de las víctimas de las Fuerzas de Autodefensa, había participado previamente en reuniones con altos cargos militares y diplomáticos estadounidenses, según señaló el periódico turco progubernamental Sabah.
Amy Austin Holmes, investigadora de políticas públicas en el Woodrow Wilson Center for Scholars, ha cuestionado la versión de los hechos de Turquía:
“En primer lugar, Turquía justificó sus intervenciones de 2018 y 2019 en Siria alegando que la presencia de las FDS/YPG a lo largo de su frontera sur constituía una grave amenaza. Pero mi análisis de los datos del Proyecto de Datos de Localización y Eventos de Conflictos Armados indica que lo contrario está más cerca de la verdad. Entre enero de 2017 y agosto de 2020, Turquía y las fuerzas respaldadas por Turquía llevaron a cabo 3.319 ataques contra las FDS/YPG o contra civiles. En cambio, las FDS/YPG llevaron a cabo 22 ataques transfronterizos hacia Turquía. Los funcionarios turcos afirman que sus ataques contra las FDS/YPG fueron un ajuste de cuentas. Pero eso es matemáticamente imposible”.
“En segundo lugar, después de firmar el acuerdo de alto el fuego en Siria con la mediación de Estados Unidos en octubre de 2019, Turquía prometió salvaguardar a los civiles y a las minorías religiosas y étnicas. Sin embargo, yazidíes, cristianos y kurdos han huido en masa de las zonas de Siria ocupadas por Turquía. Los datos que analicé mostraron que Turquía y las milicias respaldadas por Turquía violaron el acuerdo de alto el fuego de Estados Unidos más de 800 veces en el primer año después de su firma. La región cristiana asiria de Tel Tamer fue objeto de ataques todos los meses”.
“Por último, dirigí un proyecto de investigación que analizó el impacto de los ataques aéreos turcos sobre los yazidíes en Sinjar. Tras analizar los datos de cinco fuentes diferentes, descubrimos que Turquía había atacado Sinjar todos los años durante los últimos cinco años. La actividad militar turca es un gran impedimento para la recuperación. Sólo en el mes de julio, 472 yazidíes que intentaron regresar a Sinjar para reconstruir sus vidas acabaron reubicándose en campos para desplazados internos”.
“Como ilustran estos ejemplos, las afirmaciones turcas sobre las operaciones ‘anti-PKK’ deben ser verificadas”.
El mismo gobierno turco que afirma combatir el “terrorismo” a través de su lucha contra el PKK kurdo ha apoyado al ISIS en la región durante años. Según el doctor Mordechai Kedar:
“2014 marcó el año en que el ISIS se convirtió en una amenaza muy real para Oriente Medio. En un año, el grupo consiguió hacerse con un tercio de Irak y la mitad de Siria, con 200.000 combatientes bajo su control”.
“La capacidad del ISIS para convertirse en un Estado operativo tan rápidamente se debe en gran medida a su relación con el presidente Erdoğan en Turquía”.
“El ISIS ha tenido fuertes conexiones con Turquía a lo largo de los años, ya sea a través de su industria petrolera o a través de su disposición a proteger a los miembros buscados de la Hermandad Musulmana. Esta relación de ‘vecindad’ fue esencial para el éxito de ISIS, y sigue reflejándose en la toma de decisiones de Turquía”.
“Turquía está gobernada por Erdogan desde 2002. Es un firme partidario de los Hermanos Musulmanes, un movimiento que busca establecer un califato islámico mundial que aplique la sharia islámica”.
“El presidente Erdogan no solo no lanzó nunca ninguna operación antiterrorista para desbaratar las redes del ISIS o sus actividades de reclutamiento, sino que le proporcionó ayuda”.
International Christian Concern ha informado de que la política exterior expansionista de Turquía ha disminuido significativamente las libertades religiosas en la región, haciendo que las minorías perseguidas sean aún más vulnerables:
“Los países que antes formaban parte del antiguo Imperio Otomano de Turquía, y los países con una población musulmana significativa, son objetivos específicos… Turquía ha aprovechado esos problemas de libertad religiosa de los países vecinos en beneficio propio, a expensas de la población local.
“En resumen, el expansionismo militar de Turquía ha tenido el efecto de explotar a las personas, exportar la persecución y permitir que los autores cometan acciones aún más atroces. Si así es como Turquía trata a las comunidades vulnerables fuera de sus propias fronteras, cuánto más dentro”.
El gobierno turco -miembro de la OTAN- parece claramente sentirse en un papel jihadista.