Aquellos que no forman parte del personal militar raramente tienen la oportunidad de observar en persona las maniobras de despegue y aterrizaje del bombardero estratégico Boeing B-52 Stratofortress de la Fuerza Aérea de EE. UU., apodado “BUFF” (Big Ugly Fat Fellow de forma diplomática, Big Ugly Fat F*cker de manera coloquial). Esta experiencia usualmente se reserva para asistentes de exhibiciones aéreas militares.
No obstante, el 12 de abril de 2024, un evento único tuvo lugar gracias al ejercicio Bayou Vigilance organizado por la Base de la Fuerza Aérea de Barksdale (BAFB). En esta ocasión, tanto pasajeros como empleados del Aeropuerto Internacional de Chennault en Lake Charles, Luisiana—ubicado a 161 millas (259,1 km) de la BAFB—tuvieron el privilegio de presenciar el aterrizaje de dos B-52 procedentes de BAFB, una vista impresionante y rara.
Una histórica convergencia en Chennault: B-52 y legado militar
La oficina de Asuntos Públicos de la 2ª Ala de Bombardeo (BW) de BAFB divulgó que los aviones en cuestión son parte del 20º Escuadrón de Bombardeo (BS) del 2º BW.
El nombre del Aeropuerto Internacional de Chennault lleva el legado de una figura prominente en la historia militar aérea, la gran general Claire Chennault, quien dirigió los “Tigres Voladores” del Grupo de Voluntarios Estadounidenses (AVG) y sus P-40, famosos por su decoración de boca de tiburón.
Bayou Vigilance: Preparación y letalidad bajo prueba
El ejercicio Bayou Vigilance tiene como fin principal fortalecer la preparación y la letalidad operativa de las tripulaciones de BUFF mediante la simulación de operaciones de combate y la demostración de capacidad para responder a ataques estratégicos.
Este ejercicio aprovechó la cercanía del aeropuerto de Chennault a la BAFB para practicar operaciones en entornos menos convencionales, demostrando la versatilidad estratégica de los B-52.
El teniente coronel Jared Patterson, comandante del 20º BS, destacó la importancia de adaptabilidad en contextos de guerra nuclear: “Cuando se trata de una guerra nuclear, todas las apuestas están cerradas y debemos estar listos para adaptarnos a cualquier situación. La habilidad de aterrizar en un aeródromo civil no solo muestra nuestra versatilidad, sino que reafirma nuestra capacidad de operar globalmente”.
Kevin Melton, director ejecutivo del Aeropuerto Internacional de Chennault, expresó su satisfacción con la colaboración:
“La asociación entre el 2º BW y nuestro aeropuerto es crucial, ya que proporciona al ala un lugar alternativo para entrenamiento y operaciones, a la vez que fortalece la relación entre el Departamento de Defensa y la comunidad civil. Esta cooperación subraya que somos un equipo unido por valores fundamentales, asegurando que nuestra nación esté protegida por una fuerza de combate inigualable”.
Especificaciones del B-52H: Un coloso de los cielos
El “BUFF” es un ícono de la aviación militar cuyas dimensiones y capacidades pueden sorprender incluso a los más versados en la materia. Aunque muchos de nuestros lectores ya estarán familiarizados con este gigante del aire, para aquellos que no están tan al día con la tecnología bélica, aquí detallamos algunas especificaciones proporcionadas por Boeing.
Estos datos no solo resaltan la magnitud del bombardero, sino también los desafíos que implica operar una aeronave de este tamaño en aeródromos civiles no diseñados para manejar tal envergadura:
- Longitud del fuselaje: 159 pies y 4 pulgadas (48,5 metros).
- Envergadura de alas: 185 pies (56,4 metros).
- Altura: 40 pies y 8 pulgadas (12,4 metros).
- Peso en vacío: Aproximadamente 185,000 libras (83,250 kilogramos).
- Peso máximo al despegue: 488,000 libras (219,600 kilogramos).
- Capacidad de combustible: 312,197 libras (141,610 kilogramos).
- Carga útil máxima: 70,000 libras (31,500 kilogramos).
El modelo que nos ocupa en este análisis es el B-52H, el último en servicio activo de esta familia de bombarderos, que realizó su primer vuelo en julio de 1960.
Se distingue de sus predecesores en varios aspectos técnicos, uno de los más notorios siendo la eliminación de los cañones de cola, adaptándose así a los nuevos paradigmas de la guerra moderna.