Imagen del 31 de octubre muestra concentración de 21 helicópteros rusos en base de Taganrog. Origen de los mismos es incierto.
Una reciente fotografía satelital ha sacado a la luz la concentración repentina de fuerzas rusas en su enclave aéreo en Taganrog. El 31 de octubre de 2023, la base aérea evidenció la agrupación de 21 helicópteros Ka-52 y Mi-8, según se ha identificado.
Estas aeronaves de combate presumiblemente son las que previamente se encontraban asignadas al aeródromo de Berdyansk, una localidad actualmente bajo control ruso. Después de un ataque con misiles ATACMS efectuado por la Fuerza Aérea de Ucrania el 17 de octubre de 2023, se reportó que los helicópteros se retiraron el 29 de octubre, escasamente dos semanas después del incidente. El analista militar Brady Africa ha sido quien difundió estos detalles en Twitter.
La imagen distribuida muestra inequívocamente la acumulación de estos helicópteros en Taganrog, un área previamente reservada para los Su-25SM3. No obstante, la fotografía no ofrece certezas sobre cómo arribaron estas aeronaves allí. No se especifica si su traslado fue terrestre, a raíz de posibles averías, o si lograron llegar volando por sus propios medios, lo que deja abierta la cuestión sobre el método de desplazamiento de los helicópteros rusos.
Se parte del supuesto de que la fuerza aérea rusa, VKS, ha efectuado un repliegue estratégico a Taganrog con helicópteros aún operativos para combate. En un análisis geográfico, este movimiento sugiere un rediseño táctico para ofrecer soporte adicional a sus tropas en posiciones alternativas.
La relevancia geográfica de Taganrog se destaca al medir la distancia hasta Volnovakha, la línea de frente, que es de aproximadamente 130 kilómetros. En contraste, desde Berdyansk hasta el frente cercano a Zaporizhzhia se cuentan unos 120 kilómetros. Este dato adquiere importancia si se considera que el Ka-52 tiene una autonomía de vuelo de hasta 480 kilómetros.
Es importante considerar otra posibilidad: Taganrog podría estar siendo preconfigurado por Rusia no solo como base adicional para sus helicópteros de combate, sino como un punto de logística clave para la reparación de aeronaves militares. Este plan tomaría forma especialmente si los futuros ataques ATACMS de Ucrania se centran en aeródromos claves.
Tal hipótesis se sustenta parcialmente en el hecho de que Taganrog cuenta con instalaciones para la reparación de aeronaves, habiendo ganado notoriedad hasta el momento por el mantenimiento de aviones A-50 y A-50U de vigilancia por radar.
Para entender mejor las maniobras de la fuerza aérea de Rusia, es crucial obtener nuevas imágenes satelitales que muestren las recientes movilizaciones de sus aviones de combate.
Recientemente, se ha informado en la red que fragmentos de un helicóptero de ataque Ka-52 fueron impactados por un misil ATACMS. Este dato ha sido confirmado por especialistas de Ucrania mediante fotografías satelitales. Se cree que el helicóptero se encontraba en un aeródromo lejos de la conflictiva región de Luhansk. Las evidencias satelitales sugieren que al menos cinco helicópteros enemigos podrían haber sido dañados. Aunque las sucesivas imágenes satelitales destacan la dificultad de precisar el grado de los daños.
Una inspección visual preliminar del Ka-52 muestra múltiples impactos en su estructura. Sin embargo, un análisis detallado revela que el helicóptero no presenta signos evidentes de daño térmico ni deformaciones estructurales, algo complicado de discernir vía satélite. Lo que sí se ha detectado es una concentración de fragmentos de las bombas de racimo M75, localizada en un área específica de la cabina de aproximadamente 1,5 metros cuadrados.
Las investigaciones se enfocan en dicha cabina, en especial porque los impactos cerca de los motores y sistemas de combustible son más críticos. Aunque se cataloga como “blindado”, el Ka-52 es vulnerable a armamento de calibre pequeño, según pilotos rusos el año pasado.
Los helicópteros dañados están siendo enviados a revisión de fábrica para un diagnóstico completo y reparación de partes dañadas. Estas tareas de recuperación demandan no solo más blindaje y materiales, sino también tiempo. Además, las condiciones climáticas podrían constituir una barrera aún más grande para las fuerzas rusas, afectando directamente el curso del conflicto.