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400 kilogramos de uranio enriquecido iraní en paradero desconocido

20 de julio de 2025
400 kilogramos de uranio enriquecido iraní en paradero desconocido

El 13 de junio, Israel inició una serie de ataques decisivos contra sitios nucleares y militares iraníes. Estados Unidos continuó la operación el 22 de junio, lo que postergó las ambiciones nucleares de Teherán y, con ellas, el impulso fanático del régimen por destruir el Estado judío e instaurar un “paraíso duodecimano” de carácter apocalíptico.

Las tres instalaciones nucleares clave —Fordo, Natanz e Isfahán— fueron bombardeadas con una combinación de 14 bombas perforadoras GBU-57 Massive Ordnance Penetrator lanzadas desde bombarderos furtivos B-2 y aproximadamente 30 misiles de crucero Tomahawk disparados desde submarinos.

Sin embargo, persiste un elemento preocupante: 400 kilogramos (882 libras) de UF-6, un compuesto que contiene un 60 % de uranio altamente enriquecido (HEU). Una vez procesado, ese volumen puede bastar para fabricar entre ocho y diez armas nucleares.

Los expertos discrepan ligeramente respecto a cuántos kilogramos se requieren para un artefacto nuclear, pero un núcleo del tamaño de una toronja, con unos 30 a 40 kilogramos (66 a 88 libras), representa una estimación intermedia. Considerando los tiempos de ruptura nuclear de China y el historial iraní en desarrollo armamentístico avanzado, el régimen podría producir bombas utilizables en aproximadamente un mes.

Conviene examinar con mayor rigor lo que se sabe y lo que se desconoce sobre este lote de UF-6, ahora expuesto al escrutinio público. UF-6 es la sigla de hexafluoruro de uranio, un insumo esencial para fabricar una bomba nuclear. Este compuesto se obtiene al pulverizar mineral de uranio y tratarlo con productos químicos, en especial fluoruros, para convertir la sustancia sólida en gas. Ese gas, el UF-6, está compuesto en un 99.3 % por U-238. El resto corresponde a U-235, el isótopo apto para armamento nuclear.

Cuando el gas UF-6 se somete a fuerza centrífuga en centrifugadoras que alcanzan hasta 1,500 revoluciones por segundo (90,000 rpm), el U-238 más pesado desciende al fondo del cilindro. El U-235 restante es el material refinado de calidad militar. Al girar millones de moléculas millones de veces en largas cascadas de centrifugadoras interconectadas, se obtiene gradualmente una cantidad significativa de U-235. Al enriquecer el UF-6 hasta alcanzar un 90 % de U-235, se obtiene HEU apto para armas.

Se ha especulado sobre la ubicación pasada y presente del stock iraní de UF-6, y sobre si fue trasladado justo antes de que la Operación Martillo de Medianoche destruyera las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán.

Muchas personas observaron imágenes satelitales de camiones alineados en la entrada de Fordo. Expertos concluyeron después que se trataba de vehículos de construcción utilizados para erigir a última hora una barrera de hormigón armado de alto rendimiento sobre los conductos de ventilación de las instalaciones. Las bombas perforadoras de Estados Unidos no encontraron obstáculos, ya que sus espoletas inteligentes de penetración profunda habían sido calibradas para retrasar la detonación hasta alcanzar la profundidad deseada.

El traslado del UF-6 no es una tarea sencilla. El UF-6 es altamente cáustico, corrosivo y, en general, peligroso. Su inhalación puede resultar letal. El contacto con la humedad altera su estructura química. A temperatura ambiente, se presenta como un sólido blanco, similar a la nieve. Solo al aumentar su temperatura se convierte en el gas requerido para el enriquecimiento. Por eso, su temperatura debe mantenerse constantemente regulada durante el almacenamiento.

El UF-6 se almacena y transporta en cilindros especiales tipo 30B, que suelen medir más de 1.2 metros de altura y están fabricados con acero denso y otros materiales resistentes. Los ingenieros nucleares iraníes solían usar cilindros 30B de color azul brillante para facilitar su identificación. Permanecer cerca de uno de estos cilindros durante dos horas implica una exposición a la radiación equivalente a una radiografía dental. Al estar cargados y listos para el transporte, los cilindros 30B y su embalaje pueden pesar tres toneladas, de las cuales solo la mitad corresponde al UF-6. Irán solo necesita un cilindro para contener sus 400 kilogramos de HEU. Esa cantidad puede transportarse en una camioneta Ford F-150 equipada con un contenedor compacto y control de temperatura adecuado.

A partir de ese punto, el proceso continúa. Las proporciones pueden resultar confusas. El UF-6 debe enriquecerse aún más hasta alcanzar el 90 % de HEU. No obstante, con un 60 %, la tarea ya está en un 95 % completada. La pregunta es: ¿dónde se encuentran las cascadas adicionales de centrifugadoras necesarias para culminar el enriquecimiento? Las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán quedaron destruidas por la fuerza explosiva de 14 bombas GBU-57 de 13,600 kilogramos. Las centrifugadoras, incluso las avanzadas IR-6 de fabricación nacional, son tan delicadas que basta con una desaceleración brusca para provocar fallos. El virus Stuxnet logró justamente eso: alteró las velocidades de rotación, lo que causó su avería prematura.

Las tres instalaciones objetivo —Fordo, Natanz e Isfahán— albergaban en conjunto más de 18,000 centrifugadoras. Todas fueron destruidas. Israel también atacó el Centro de Investigación de Teherán, donde se fabricaban rotores de centrifugadoras avanzadas con fibra de carbono para aumentar su resistencia. Asimismo, un laboratorio de producción de centrifugadoras en Karaj quedó fuera de servicio tras ser bombardeado.

Es probable que Irán haya almacenado algunas centrifugadoras en alguna de sus otras 24 instalaciones nucleares. Pero para restablecer el proceso de enriquecimiento por cascadas moleculares y alcanzar el 90 %, el UF-6 debe transferirse desde su cilindro de transporte a una cascada funcional, si es que existe una. Eso implicaría desplegar centrifugadoras desde algún sitio de almacenamiento o montaje y también configurarlas en una cascada compleja bajo condiciones de laboratorio.

Además, se requeriría un sistema de transferencia. El UF-6 se transporta como una masa cristalina sólida. Esos cristales deben calentarse cuidadosamente hasta sublimar en gas antes de introducirse en las centrifugadoras. Finalmente, antes de verterse en las cascadas, el UF-6 debe purificarse con trampas químicas ultra sensibles que eliminen impurezas como fluoruro de hidrógeno y flúor. Solo después de esta purificación puede canalizarse el gas hacia la cascada para extraer el U-235. Todo este proceso activaría los sistemas de detección de radiación encubiertos, tanto terrestres como satelitales.

Si Teherán ha logrado restablecer alguna instalación de enriquecimiento oculta, el UF-6 podría pasar al siguiente paso: la metalización. Transformar el UF-6 gaseoso en metal, una vez alcanzado el 90 % de enriquecimiento, requiere una cadena compleja de conversión química, producción y ensamblaje metalúrgico. Es muy poco probable que una instalación de este tipo pase desapercibida.

Para metalizar, el UF-6 debe convertirse primero en UF-4, también conocido como “sal verde” o tetrafluoruro de uranio. Los ingenieros lo logran al añadir hidrógeno. Esa sal verde se mezcla después con virutas de magnesio o calcio y se somete a altas temperaturas en un recipiente especial de reducción, altamente reforzado. Los ingenieros nucleares llaman “bomba” a esa unidad de fundición, aunque no posee ningún efecto explosivo. La escoria fundida se acumula en el fondo del recipiente y se compacta en un lingote de reducción directa, conocido como “dingot”. El proceso debe repetirse y supervisarse constantemente en busca de residuos. Una vez que se reúnen suficientes dingots, se trasladan a otro horno para fundirlos y esferificarlos. Esta etapa final da forma al núcleo esférico que se inserta en la ojiva.

Convertir el UF-6 en metal bruto y moldear la escoria en forma esférica constituye un procedimiento complejo, compuesto por múltiples etapas que requieren hornos, ventilación, bombas de vacío, moldes, utillaje, contenedores especiales y equipos de precisión. Probablemente se necesiten dos laboratorios distintos: uno para fundir y otro para esferificar. Una vez construidas las instalaciones metalúrgicas, la fusión puede realizarse en tan solo 50 minutos. No obstante, el procedimiento puede repetirse varias veces si se detectan impurezas.

Finalmente, la esfera debe insertarse con precisión dentro de una ojiva con generador de choque R-265, recubierta con canales cargados de pentrita (PETN), que provocan una implosión medida en microsegundos. La fuerza monumental de esa implosión es absorbida por un detonador de puente explosivo, el cual convierte la energía acumulada en un iniciador de neutrones que lanza un solo neutrón dentro del núcleo inestable de HEU al 90 %. Una vez colocado en la cabeza de un misil Shahab-3, el proceso desencadena a 550 metros de altitud una nube en forma de hongo capaz de incinerar todo en un radio de seis a ocho millas, con consecuencias letales mucho más allá de la zona de impacto.

El proceso necesario para convertir los 400 kilogramos de UF-6 desaparecidos resulta demasiado elaborado, extenso e industrial como para ejecutarse de manera clandestina, ya sea en un granero o en una nueva instalación nuclear aún en construcción en Jabal el-Matlabi (Pickaxe Mountain), a poca distancia del complejo de Natanz. El cilindro de UF-6 podría transportarse en el casco de un petrolero iraní. Irán ha militarizado varios de estos buques, como el IRIS Makran, el IRIS Kurdistán y el Shahid Bagheri. Teherán podría incluso trasladar parte o todo el proceso de fabricación de armas a algún territorio extranjero no controlado, como Yemen. El cilindro de UF-6 puede trasladarse por barco, ferrocarril o carretera, siempre que cuente con una cápsula con control ambiental.

La verdadera cuestión es si los ayatolás están decididos a restablecer el proceso y completarlo. Hoy se entiende de forma generalizada que, si se detecta un reinicio, Israel reanudará sus operaciones cinéticas, y, de ser necesario, Estados Unidos contribuirá con reabastecimiento o participación estratégica en cualquier ataque posterior a León Naciente.

Todo lo que se ha expuesto hasta este punto corresponde a información que los analistas y científicos más experimentados suelen explicar sobre el HEU al 60 %, así como sobre la necesidad de enriquecerlo al 90 % para obtener un núcleo apto para armas. Lo que sigue es una nota alarmante que los expertos más prudentes conocen, pero rara vez mencionan. Esa nota advierte que, aunque se hable de HEU de grado militar como producto enriquecido al 90 %, esa afirmación es, en muchos aspectos, una falacia inquietante.

Irán podría fabricar una bomba nuclear con HEU enriquecido apenas al 20 %, y con mayor certeza con un stock al 60 %. La clave radica en el tamaño. Es necesario miniaturizar el núcleo para que la esfera densa encaje en la ojiva R-265, diseñada para insertarse en el reducido espacio del cono de un Shahab-3 de 3 metros, o incluso en el más peligroso misil Ghaem-100, lanzado al espacio y capaz de reingresar en ángulo exosférico oblicuo. Sin embargo, si Irán acepta fabricar un artefacto de mayor tamaño —por ejemplo, del volumen de una furgoneta Volkswagen o de un contenedor de carga— o bien un prototipo subterráneo de prueba, podría hacerlo sin mayores obstáculos.

Desde la primavera de 2022, los expertos en control armamentístico de las Naciones Unidas y de varios gobiernos sabían que Irán había superado el umbral crítico del 60 % de enriquecimiento. En ese momento, el Organismo Internacional de Energía Atómica advirtió que Irán podía adaptar cualquier diseño de bomba para emplear sus reservas al 20 % y al 60 %, y lograr capacidad de ruptura en cuestión de semanas. Su tasa de producción de HEU al 60 % alcanzaba los 4.5 kilogramos por mes, cantidad suficiente para una bomba sobredimensionada cada dos meses.

Además, Irán descubrió en Fordo que sus técnicos podían prescindir de una cascada tradicional y acortar el proceso de enriquecimiento con una sola cascada avanzada IR-6, acelerando así el cronograma armamentístico. En ese entonces, las nuevas centrifugadoras IR-6 reemplazaban gradualmente a las antiguas IR-1. Los inspectores detectaron que Irán estaba convirtiendo el gas HEU en placas metálicas de 5.8 gramos. Ya se habían fundido 88 de estas pequeñas placas con calidad militar. Al reunir suficientes placas de este tipo, el proceso de fundición de 50 minutos bastaría para obtener una esfera en un solo día.

Los diseños de ojivas varían ampliamente y, con ellos, también las estimaciones científicas. Sin embargo, algunos expertos concluyen que una acumulación suficiente de U-235 al 20 % puede generar una reacción en cadena letal que desemboque en una nube atómica. ¿Qué cantidad se necesita? Aproximadamente 400 kilogramos. ¿Cuánto HEU falta en Irán? Aproximadamente 400 kilogramos.

Los historiadores militares recuerdan bien que Little Boy, la bomba lanzada sobre Hiroshima, contenía solo un 80 % de HEU.

Con HEU al 60 %, los expertos en control armamentístico consideran que podrían ensamblarse dos o tres bombas no miniaturizadas, según el diseño y el método de lanzamiento. Esto implica que el UF-6 desaparecido se encuentra en fase intermedia de militarización, aunque no puede utilizarse porque está sepultado bajo toneladas de escombros, o bien fue trasladado discretamente a otro lugar para su futura conversión en un arma de destrucción masiva.

El verdadero componente crítico no es un isótopo radiactivo extremo, sino un fervor religioso extremo. Mientras el régimen de los ayatolás mantenga su empeño en desarrollar las armas más letales del planeta para aniquilar a Israel, el único acto fiable de desarme nuclear respecto a Irán, el único antídoto químico contra el HEU, es un cambio de régimen. Para ello se requeriría otro tipo de reacción en cadena y de masa crítica.

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