La administración Trump aprobó la semana pasada el envío a Ucrania de 3.350 municiones ERAM (Extended Range Attack Munitions), dentro de un paquete de ayuda militar valorado en $850 millones “financiado en su mayor parte por países europeos”, que llegaría al país en aproximadamente “seis semanas”, informó The Wall Street Journal en una publicación exclusiva el 23 de agosto de 2025. La información se dio a conocer en un artículo que abordó la prohibición del Pentágono para que Ucrania utilice misiles estadounidenses ATACMS (Army Tactical Missile System) en ataques de largo alcance dentro de Rusia.
El Centro de Gestión del Ciclo de Vida de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (AFLCMC) solicitó el año pasado este armamento aire-tierra táctico, escalable y de bajo costo para Ucrania, y todo indica que el proceso avanzó con rapidez, ya que las primeras unidades habrían concluido su producción. Sin embargo, fuera de algunos bocetos conceptuales, aún no hay información sobre el aspecto final del arma ni sobre las empresas fabricantes implicadas.
Se da por hecho que los F-16, Mirage 2000 y la flota ucraniana de aviones de origen ruso MiG-29, Su-25 y Su-27 podrían emplearla. Este nuevo sistema se sumaría a las municiones AASM Hammer y GBU-39 SDB que ya utilizan los cazas ucranianos.
Informe del WSJ
El reportaje del WSJ coincide con los esfuerzos diplomáticos en curso entre Moscú y Washington para poner fin a la guerra, en línea con el objetivo declarado por el presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos de ese conflicto. Imágenes del artículo restringido publicadas en X por John Hardle, subdirector de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), indicaron que el Pentágono ha vetado ataques de largo alcance con los misiles ATACMS, que tienen un alcance de 300 kilómetros y se lanzan desde el sistema M142 HIMARS (High-Mobility Artillery Rocket System).
El subsecretario de Política del Pentágono, Elbridge Colby, estableció un “mecanismo de revisión” para evaluar las solicitudes ucranianas de empleo de armamento de largo alcance, tanto estadounidense como europeo, cuando dependa de inteligencia o componentes norteamericanos. Este procedimiento, revelado por una fuente no identificada, responde al intento de la Casa Blanca por “atraer al Kremlin a iniciar negociaciones de paz”, en contraste con las recientes declaraciones de Trump en las que sostuvo que Ucrania “debe pasar a la ofensiva”.
“Es muy difícil, si no imposible, ganar una guerra sin atacar”, escribió Trump en una publicación en redes sociales. “¡No hay posibilidad de victoria!”.
Munición de ataque de alcance extendido (ERAM)
Según informó The Aviationist, el AFLCMC emitió en enero y julio de 2024 una solicitud de información (RFI) y una solicitud de propuestas (RFP) para desarrollar la ERAM. Tras evaluar propuestas de 16 empresas no identificadas, la RFP pidió presentar proyectos técnicos y financieros completos “para financiar la fase inicial de desarrollo de una nueva munición aérea denominada ERAM”.
El documento señalaba que la nueva arma “será esencial para mejorar las capacidades de Ucrania y deberá ser asequible y apta para producción masiva”. Se preveía que la ERAM incorporase una arquitectura modular y abierta de tipo comercial, capaz de proporcionar “efectos de largo alcance a bajo costo”.
La RFP no especificó los requisitos detallados, aunque la RFI mencionaba como condiciones mínimas un arma de 500 libras (227 kilogramos), con capacidad de explosión, fragmentación y penetración limitada, además de opciones de espoleta variable. Exigía un alcance mínimo de 463 kilómetros y una velocidad de al menos Mach 0,6.
Otra característica clave era un sistema de navegación que funcionase en entornos con señal GPS degradada, con un error circular probable (CEP) inferior a 10 metros aun en esas condiciones. Asimismo, el arma debía producirse en serie hasta un ritmo de 1.000 unidades anuales dentro de los 24 meses posteriores a la firma del contrato.
La necesidad de operar en entornos con limitaciones de navegación satelital surgió debido al descenso de la eficacia de numerosos sistemas occidentales frente a la intensa guerra electrónica rusa, con excepción de la GBU-39 SDB, que mantuvo cierto éxito.
Funcionarios estadounidenses no identificados situaron el alcance de la ERAM entre 241 y 450 kilómetros, según el WSJ, y añadieron que Ucrania también requerirá autorización del Pentágono para emplearla. Aunque solo se conocerá su diseño final cuando se publiquen imágenes oficiales tras la entrega, la rápida transición del concurso a la fase de fabricación indica que se trata de un arma de ataque terrestre técnicamente poco compleja.
Sistemas actuales
Entre las armas existentes que cumplen de forma aproximada con los requisitos de la ERAM figura la Powered Joint Direct Attack Munition (PJDAM) de Boeing, que incorpora un fuselaje, un kit de alas, un motor Kratos-TDI-J85 y un sistema de guiado a una bomba de 500 libras, transformándola en un misil de crucero reducido. Su coste unitario oscila entre 25.000 y 30.000 dólares, muy por debajo del millón de dólares que cuesta el AGM-158 JASSM (Joint Air-to-Surface Standoff Munition). Algunas ilustraciones informáticas procedentes de Ucrania muestran la ERAM con un aspecto similar al de la PJDAM.
Otro programa relacionado es el Gray Wolf, desarrollado por el Pentágono con Lockheed Martin y Northrop Grumman desde diciembre de 2017, que busca un misil de crucero experimental de bajo costo capaz de operar en enjambre contra redes de defensa antiaérea integrada (IAD).
Un tercer candidato es el MACE (Multi-mission Affordable Capacity Effector) de la Armada de Estados Unidos, iniciado en febrero de 2024, que pretende ofrecer un arma antibuque de largo alcance, de lanzamiento aéreo, con costes reducidos e impulsión madura y cargas útiles ya probadas.
La adquisición de este nuevo sistema para Ucrania podría servir también al propio programa estadounidense Project Artemis, que busca desarrollar armas intermedias entre drones kamikaze y misiles de crucero, con capacidad de saturación en las fases iniciales de un conflicto convencional. Dos de las cuatro empresas contratadas por la Defense Innovation Unit (DIU) son ucranianas, mientras que las estadounidenses son Dragoon y Aerovironment.
Resta por ver cómo influirá la ERAM en este proyecto, si Estados Unidos y sus aliados europeos adquirirán una versión avanzada o probarán componentes específicos, posiblemente de guiado, navegación o sensores.