El esperado vuelo inaugural del “Ala de Sión”, el avión oficial de Israel, tendrá lugar a principios de noviembre.
El primer viaje del “Ala de Sión”
Según fuentes cercanas a la Oficina del primer ministro, el primer vuelo operativo del avión transportará a la delegación de Israel a la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el clima en Dubai, programada para el 30 de noviembre.
Esta semana, la tripulación que pilotará el Wing of Zion acompañó al primer ministro Benjamin Netanyahu a Chipre, familiarizándose con los procedimientos de la delegación para futuros desplazamientos.
El avión, un Boeing 767 modernizado, entró en servicio en 2014 y llegó a Israel en 2016 para su reconfiguración.
Historia y controversias del proyecto
El proyecto del avión, con un coste de 750 millones de NIS, finalizó en gran parte en 2019. El mismo año, este Boeing 767, denominado localmente “Air Force One de Israel”, realizó su primer vuelo de prueba.
En diciembre de 2021, recibió su certificado oficial, permitiendo su uso por líderes nacionales. Sin embargo, el primer ministro de la época, Naftali Bennett, no puso en marcha el avión.
Los sucesivos jefes de gobierno optaron por alquilar aviones de El Al para sus viajes internacionales, mientras que el presidente usaba vuelos chárter o comerciales.
Política y decisiones en torno al avión
El socio de coalición de Bennett, el opositor de izquierda, Yair Lapid, se opuso al avión, sosteniendo que simbolizaba la corrupción en la administración de Netanyahu.
En mayo de 2022, se anunció que el avión se almacenaría en la base aérea de Nevatim, esperando una futura decisión sobre su uso.
Con el retorno de Netanyahu al poder a finales de ese año, se decidió reanudar los vuelos de prueba.
Características y valoraciones post-renovación
Después de las renovaciones, el avión de 23 años cuenta con oficinas, dormitorios, baños, una cocina completamente equipada, salas de reuniones y hasta una sala de guerra.
Un informe del interventor del Estado criticó los altos costos de operación y la capacidad del avión, diseñado para 100-120 personas, cuando un vuelo promedio del primer ministro solo lleva a 61 personas.
A pesar de las críticas, el informe concluyó que el avión presenta “una clara mejora” en términos de seguridad e integridad de la información.