El 26 de julio de 2025, Australia y el Reino Unido firmaron en Geelong un tratado de defensa de 50 años que establece la construcción, operación y mantenimiento conjunto de submarinos de ataque de propulsión nuclear de la clase SSN-AUKUS. Este acuerdo redefine el marco de cooperación del pacto AUKUS y permite una producción bilateral ante la incertidumbre sobre la continuidad del respaldo estadounidense al programa.
La iniciativa SSN-AUKUS integra diseño británico, propulsión estadounidense y ensamblaje australiano. La Marina Real Británica incorporará hasta doce submarinos de esta clase, con una frecuencia proyectada de construcción de uno cada 18 meses. Las entregas comenzarán hacia finales de la década de 2030 y se extenderán hasta mediados de la década siguiente. Paralelamente, Australia construirá al menos cinco unidades en el astillero de Osborne, con posibilidad de ampliar la flota a ocho.
El primer submarino fabricado en Australia entrará en servicio a inicios de la década de 2040. Hasta entonces, el país adquirirá tres submarinos clase Virginia fabricados en Estados Unidos para acumular experiencia operativa. Tripulaciones australianas ya participan en tareas de mantenimiento junto con la Marina de EE. UU. y la Royal Navy, lo que permite una transferencia progresiva de conocimientos técnicos.
Los submarinos SSN-AUKUS incorporarán componentes del programa SSNR británico, sistemas de lanzamiento vertical para misiles de crucero Tomahawk y reactores nucleares de largo alcance. Se espera que estas unidades incluyan capacidades de guerra antisubmarina, ataque de largo alcance y recopilación de inteligencia mediante inteligencia artificial, conjuntos de sonar de nueva generación y sistemas de comando con ciberprotección.
Australia destinará $4.6 mil millones a la industria británica de defensa para el desarrollo de reactores, fabricación de componentes y capacitación de personal. También ha transferido $1.6 mil millones a la infraestructura industrial estadounidense de submarinos, con un incremento previsto a $2 mil millones para fines de 2025, con el objetivo de ampliar la capacidad de producción de la clase Virginia.
Empresas británicas como BAE Systems y Babcock ya han iniciado contratos para adquirir sistemas de armamento. El sitio principal de ensamblaje será Barrow-in-Furness. El gobierno británico estima que el programa podría generar más de £20 mil millones en exportaciones durante los próximos 25 años mediante cadenas de suministro cruzadas entre ambos países.
El acuerdo contempla cláusulas sobre supervisión nuclear, gestión de residuos y cumplimiento normativo. Australia asumirá la responsabilidad del combustible nuclear gastado. El tratado también incluye mecanismos de salida con un preaviso de un año, lo que permite a ambas partes responder a cambios políticos sin comprometer la estructura del pacto.
La firma del tratado coincide con una revisión política en Estados Unidos que cuestiona la viabilidad futura de AUKUS bajo la política “Estados Unidos primero” del presidente Trump. También se han planteado inquietudes sobre la posible reducción en la disponibilidad de submarinos para la Marina estadounidense si se prioriza el cumplimiento de los compromisos asumidos con Australia.
A pesar de estas tensiones, Reino Unido y Australia ya han asegurado una arquitectura industrial capaz de sostener la producción nacional de submarinos a largo plazo. Este modelo permite mantener la interoperabilidad con las fuerzas estadounidenses sin depender de su intervención directa, al tiempo que incrementa la capacidad soberana de defensa de ambas naciones.
Se prevé que hasta veinte submarinos SSN-AUKUS formen parte de las flotas británica y australiana, con respaldo logístico estadounidense y un esquema de producción trinacional. El acuerdo de Geelong establece así los parámetros operativos e industriales para el desarrollo sostenido de capacidades submarinas aliadas en el Indo-Pacífico durante las próximas décadas.