Northrop Grumman avanza en el desarrollo del B-21 Raider, que será el bombardero furtivo más avanzado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Este nuevo avión estratégico de largo alcance está destinado a reemplazar a los obsoletos bombarderos B-1B Lancer y B-2 Spirit.
Aunque todavía se sabe poco sobre el Raider, su nombre rinde homenaje a los participantes del ataque Doolittle a Tokio en 1942. No obstante, hay información relevante disponible sobre el B-21. No es el primer bombardero de la Fuerza Aérea con diseño de ala volante, utilizado para reducir la señal de radar. Los esfuerzos por construir un avión sin fuselaje comenzaron hace casi 100 años. Northrop Grumman ya había producido en serie el B-2 Spirit con esta tecnología, aunque solo se fabricaron 20 unidades.
Considerado el primer avión de ala volante exitoso, las características de baja observabilidad del B-2 le permiten penetrar las defensas más avanzadas del enemigo y amenazar objetivos altamente protegidos. Estas capacidades han garantizado una fuerza de combate y disuasión fuerte y efectiva hasta bien entrado el siglo XXI. La baja observabilidad del B-2 se logró mediante una combinación de señales infrarrojas, acústicas, electromagnéticas, visuales y de radar reducidas.
Estas señales reducidas dificultan que los sistemas defensivos detecten, rastreen y ataquen al B-2. Aunque muchos detalles del proceso de baja observabilidad siguen clasificados, los materiales compuestos, recubrimientos especiales y el diseño de ala volante del B-2 contribuyen a su sigilo.
Todo lo que el B-2 Spirit hizo bien, el B-21 Raider promete hacerlo mejor. Se han reportado avances en su tecnología furtiva, en gran parte clasificada, que podrían hacer que su señal de radar sea tan pequeña como la de un insecto. Aunque esto podría ser una exageración, destaca la expectativa de su capacidad furtiva. El desarrollo del B-2 comenzó en la era de la música disco y la presidencia de Jimmy Carter, mientras que el B-21 Raider es verdaderamente un producto del siglo XXI. Este nuevo bombardero incorpora lecciones del F-117 Nighthawk, el B-2 Spirit, el F-22 Raptor y el F-35 Lightning II, y posiblemente de programas aún no revelados.
The Heritage Foundation ha informado que el B-21 Raider “está construido alrededor de la tecnología furtiva más sofisticada y de fácil mantenimiento jamás desarrollada”. El propio fabricante describe al B-21 como un avión que se beneficia “de más de tres décadas de tecnología de ataque y sigilo. Es la próxima evolución de la flota de bombarderos estratégicos de la Fuerza Aérea”. Desarrollado con tecnología furtiva de última generación, capacidades de red avanzadas y una arquitectura de sistemas abiertos, el B-21 está optimizado para el entorno de amenazas de alto nivel y desempeñará un papel crucial en las misiones más complejas de la Fuerza Aérea.
Aproximadamente 8.000 empleados de Northrop Grumman y otros contratistas de defensa, distribuidos en 40 estados, han estado trabajando en secreto en el nuevo bombardero furtivo de la Fuerza Aérea. Se han hecho grandes esfuerzos para impedir que China y otros adversarios potenciales accedan a su tecnología.
Incluso el mejor avión solo es efectivo si se produce en cantidades significativas. La escasez de B-2 ha sido la mayor debilidad del Spirit. La Fuerza Aérea está buscando asegurar la producción de al menos 100 Raider. Para lograrlo, el servicio aéreo ha resaltado la contención de costos, mientras permite la máxima flexibilidad. La futura columna vertebral de la flota de bombarderos de la Fuerza Aérea se ha destacado por una arquitectura de sistemas abiertos que permitirá integrar futuras capacidades en la aeronave de manera rápida.
Con el B-21, la Fuerza Aérea no solo aspira a tener en servicio el mejor bombardero furtivo en los próximos años, sino que también planea operar un gran número de estos aviones para finales de la década de 2030.