Informes recientes han destacado una orden urgente por parte del gobierno alemán, exigiendo que sus fuerzas armadas realicen una verificación exhaustiva de su arsenal, con el objetivo de actualizar su flota de misiles de defensa aérea de largo alcance y capacidad furtiva.
Estos misiles, denominados Taurus, simbolizan el epítome de la cooperación tecnológica entre Suecia y Alemania. Un reportaje de la influyente Die Welt reveló, a través de declaraciones de un integrante de la Fuerza Aérea alemana, este mandato gubernamental.
Se ha instruido a las fuerzas que los misiles Taurus transiten de un estado de preservación a uno de operatividad inmediata. Información accesible sugiere que la Bundeswehr dispone de aproximadamente 600 de estos sistemas de armamento de precisión extrema, aunque el número exacto permanece bajo el sello de “clasificado”.
Revisión y actualización de la flota de misiles Taurus en línea
Un número significativo de estas armas obtuvo su última certificación de operatividad hace cinco años, hallándose en condiciones óptimas para el combate. En contraste, la otra mitad aún aguarda actualizaciones recientes, necesitando un análisis detallado y mejoras pertinentes.
Actualmente, equipos de técnicos militares llevan a cabo revisiones meticulosas de cada misil, asignándoles a categorías basadas en sus necesidades de mantenimiento. Se distingue entre aquellos que requieren intervenciones mayoritarias y aquellos que solo precisan mantenimiento rutinario. Esta clasificación se realiza bajo estrictas medidas de confidencialidad.
Una vez culminado este proceso, se abre la posibilidad de que Berlín evalúe el envío de estos misiles, ya sea directamente a Kiev o mediante un traspaso a Londres, quien a su vez los proporcionaría a las fuerzas ucranianas. Sin embargo, tal medida parece improbable, considerando las previas reticencias de la cancillería alemana respecto al suministro de misiles Taurus a Ucrania.
La posible transferencia de misiles Taurus a Ucrania desata la polémica
La tensión se agudizó tras la difusión de un audio por medios rusos, donde se insinuaba la discusión entre oficiales alemanes sobre la entrega de misiles Taurus a Ucrania. Este hecho ha sembrado discordia dentro de la coalición gobernante en Alemania.
El audio filtrado muestra a oficiales del Bundeswehr debatiendo cómo las fuerzas aéreas podrían brindar apoyo técnico para el envío de los misiles, condicionado a una aprobación por parte del canciller Olaf Scholz. Según declaraciones recogidas por Der Spiegel, el Servicio de Contrainteligencia Militar está investigando esta presunta filtración.
Esta controversia se suma a la indignación causada por la revelación de la presencia de tropas británicas en Ucrania, lo que ha motivado a Gran Bretaña a presionar a Berlín para que facilite a Ucrania misiles Taurus de largo alcance como gesto de solidaridad.
El TAURUS KEPD 350: un pilar de la proyección de fuerzas aire-tierra
El misil TAURUS KEPD 350, fruto de la colaboración entre TAURUS Systems, MBDA Alemania y Saab Dynamics, encarna un avance significativo en la guerra de precisión aérea. Este misil de crucero, nacido de la ingeniería alemana y sueca, está diseñado para neutralizar objetivos fortificados con una eficacia sin precedentes.
Su arquitectura está meticulosamente concebida para sortear las defensas más robustas, dirigiéndose específicamente a infraestructuras críticas como búnkeres, edificaciones estratégicas, estaciones de radar y concentraciones de tropas. Su diseño incorpora tecnologías furtivas avanzadas, asegurando una mínima detección en su ruta hacia el objetivo.
Una característica distintiva del TAURUS KEPD 350 es su notable resistencia a las contramedidas electrónicas adversas, equipado con sistemas de contramedida de última generación. Este atributo, combinado con un alcance operativo de hasta 500 kilómetros, le permite ser lanzado desde distancias seguras, manteniendo a las aeronaves lanzadoras fuera del alcance de los sistemas de defensa aérea enemigos.
El poder destructor del misil TAURUS se magnifica por su ojiva de doble fase. Inicialmente, un elemento penetrador se encarga de vulnerar defensas físicas exteriores, seguido por la detonación de una carga explosiva interna, diseñada para infligir daños catastróficos. La carga bélica de la ojiva asciende a unos 481 kilogramos [1.060 libras] de material explosivo, garantizando la eliminación efectiva de los objetivos designados.