El pasado viernes, el encargado del área de desarrollo comercial de Boeing para el F-15, con una mínima variación en sus declaraciones previas, ajustó la información referente a la celeridad máxima alcanzable por el F-15EX.
Robert “Blend’r” Novotny, veterano aviador de F-15 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y actual director de desarrollo comercial en Boeing Defense, efectuó una aclaración mediante una publicación en LinkedIn. Esta respuesta fue dirigida a un artículo de la revista Aviation Week & Space Technology, redactado por Steve Trimble, editor de la sección de defensa de la mencionada publicación, a inicios de la semana precedente.
El texto de Trimble recopilaba declaraciones de Novotny realizadas durante el Salón Aeronáutico de Singapur, concernientes a la velocidad punta del Eagle II. En su exposición en dicho evento, Novotny había indicado que la versión más reciente del F-15 era capaz de alcanzar velocidades “considerablemente superiores a Mach 2,5”.
Trimble, tras comunicarse conmigo el miércoles anterior por correo electrónico, expresó que, aunque era consciente de que el EX sobrepasaba ligeramente Mach 2,5, desconocía que excediera esa marca por un margen significativo.
Trimble inquirió a Novotny por detalles adicionales. Este último especificó que el “límite” de velocidad del caza es Mach 2,9, lo cual, como Trimble apuntó, roza el umbral de Mach 3. Este dato fue objeto de mi análisis la semana pasada, así como fue mencionado por otros medios especializados en defensa.
No obstante, el posterior comentario de Novotny en LinkedIn sugirió que la aseveración sobre el límite de velocidad de Mach 2,9 para el F-15EX podría ser inexacta o quizás revelaba por error información clasificada acerca de las capacidades del aparato.
“Lo que realmente podemos alcanzar con el jet Eagle es Mach 2,497”, afirmó Novotny en LinkedIn, “esto se aproxima a [Mach] 2,5, pero dista de Mach 3…”. A pesar de ello, reafirmó su declaración inicial: “sí, es veloz”.
F-15EX: Al borde de Mach 2,5, pero sin superar al MiG-25
Para registrar en actas, Mach 2,5 equivale aproximadamente a 1.903 mph, una velocidad indudablemente impresionante. Sin embargo, esta rectificación subraya que el Eagle no ha sobrepasado (al menos de manera oficial) al legendario MiG-25 Foxbat soviético, que registró una velocidad de despegue de Mach 2,8.
En términos de rendimiento puro, ambos cazas lograron alcanzar sus velocidades máximas en configuraciones esencialmente aerodinámicas. Aunque se rumorea que el Foxbat era capaz de alcanzar dichas velocidades, incluso estando armado con misiles aire-aire R-40, ninguno de los dos ha conseguido igualar la velocidad máxima de Mach 3,2 lograda por el Lockheed SR-71 en configuración de combate.
A pesar de las sugerencias de Novotny de que el Eagle II podría alcanzar su velocidad máxima al nivel del mar (un posible malentendido derivado de su presentación en Singapur), es más factible que estas marcas se obtengan a grandes altitudes.
Steve Trimble de AvWeek sostiene que existen evidencias de que algunas versiones del Eagle han superado el límite de Mach 2,497, incluyendo al F-15E Strike Eagle, una variante del F-15 que comparte una configuración biplaza casi idéntica a la del EX. Resalta que la ficha técnica oficial de la Fuerza Aérea para el F-15E menciona que la velocidad máxima del caza es superior a Mach 2,5.
Más allá de los números en la era de la tecnología avanzada
Las discusiones sobre la velocidad máxima y el énfasis que reciben a menudo resultan ser un tanto ilusorias. El verdadero mérito de un caza no reside únicamente en su capacidad para sostener un vuelo nivelado o controlado a velocidades extremas, sino más bien en su agilidad para maniobrar, la efectividad en el empleo de su armamento y su habilidad para evadir la detección.
En esencia, la narrativa de Boeing acerca del F-15EX revive la rivalidad no oficial de velocidad entre cazas e interceptores que marcó la Guerra Fría durante las décadas de 1950 y 1960. Si bien el dominio en la velocidad máxima de los contrincantes aéreos estadounidenses y soviéticos tenía su importancia para asegurar la superioridad en altitud y la capacidad de interceptación de amenazas aéreas entrantes, también simbolizaba una cuestión de prestigio nacional y proeza tecnológica.
Esta contienda por alcanzar velocidades supremas no fue exclusiva del ámbito militar; se extendió al desarrollo de la aviación comercial supersónica y a la subsiguiente “carrera espacial”.
Con la reciente fascinación por las armas hipersónicas y la velocidad como tema recurrente en los medios, parece renacer el viejo deseo por alcanzar registros de velocidad que desafíen los límites conocidos. Aunque el F-15EX es indiscutiblemente un aparato de combate de excepcionales capacidades y rapidez, aún está lejos de rozar la barrera de Mach 3.