Serbia, cercano aliado ruso en los Balcanes, planea adquirir avanzados cazas Dassault Rafale, ampliando su capacidad de defensa aérea.
Serbia, fiel aliado de Rusia en la región balcánica, consolida esta unión a través de su compartida herencia eslava y su común fe ortodoxa oriental. No obstante, en un gesto que refleja su autonomía en el ámbito de la defensa, este país balcánico está en las etapas finales de negociaciones para la adquisición de más de una docena de aviones de combate Dassault Rafale de fabricación francesa.
“Se han alcanzado acuerdos preliminares significativos sobre la adquisición de los Rafales, y anticipamos la firma de los contratos en un lapso de dos meses con la presencia del presidente de Francia, un movimiento estratégico de gran importancia para nuestra nación en diversos aspectos”, declaró el presidente serbio Aleksandar Vucic el 9 de abril, en el contexto de una visita oficial a París.
Serbia avanza en la modernización de su Fuerza Aérea con Rafales
Aunque no se ha revelado la cifra exacta de aeronaves que Serbia planea incorporar a su flota ni el monto de la inversión, Vucic insinuó en 2023 el interés de Serbia en adquirir 12 cazas Rafale por un total aproximado de 3.000 millones de euros (3.260 millones de dólares).
Este lote incluiría 10 unidades monoplaza y 2 biplazas, complementados con misiles aire-aire MICA y sistemas de armamento de largo alcance, además de un simulador de vuelo y un completo paquete de soporte logístico para varios años.
Como se destacó en informes previos de The National Interest, el Dassault Rafale representa la vanguardia en tecnología y versatilidad dentro de los cazas multiusos. Desde su introducción en 2001, Francia ha mantenido una flota activa de 234 unidades, con órdenes adicionales en proceso.
La huella global del Rafale se ha ampliado gracias a las exportaciones a países como Egipto, India y Qatar, subrayando su reconocimiento internacional como una herramienta primordial en la defensa aérea moderna.
Mientras Serbia avanza hacia su potencial integración en la Unión Europea, mantiene una de las fuerzas armadas más robustas en los Balcanes, caracterizadas aún por un notable inventario de equipo de diseño soviético.
Entre estos se destacan el caza bimotor Mikoyan MiG-29 y el helicóptero de ataque Mil Mi-35. A pesar de su dependencia histórica de la tecnología militar rusa, Belgrado ha diversificado su arsenal con la adopción de sistemas antiaéreos y UAV de combate de origen chino.
Serbia equilibra la cooperación militar Este-Oeste
Ampliando sus colaboraciones, Serbia ha concretado acuerdos con gigantes de la industria como Airbus y Thales. Esto se refleja en la adquisición del helicóptero H125M de Airbus y el avión de transporte C-295, destinados tanto a uso militar como policial.
Manteniendo una postura de neutralidad militar, Serbia preserva sus lazos con Rusia mientras participa en el programa de Asociación para la Paz de la OTAN, diseñado para naciones fuera de la alianza transatlántica.
Esta dualidad estratégica se intensificó tras las sanciones occidentales a Rusia, empujando a Serbia a buscar diversificación en sus proveedores de armamento.
La modernización militar serbia ante las tensiones regionales
Adaptándose a estándares más occidentales, las fuerzas terrestres serbias han realizado ejercicios militares junto a miembros de la OTAN, incluidos los Estados Unidos. No obstante, esta occidentalización del arsenal serbio genera controversias, especialmente en lo que respecta a la posible adquisición de avanzados cazas franceses Rafale.
Críticos advierten que tal refuerzo militar podría tentar al presidente Vucic a una intervención en Kosovo, región que, a pesar de haber declarado su independencia en 2008, no es reconocida por Belgrado.
De acuerdo a reportes de Associated Press, el mandatario serbio ha emitido amenazas sutiles en los últimos meses, aumentando la tensión en la ya volátil región de los Balcanes.