Las fuerzas aéreas de Rusia, inicialmente obstaculizadas por entrenamiento insuficiente, equipamiento obsoleto y una rigidez en la cadena de mando, enfrentaron desafíos significativos para brindar apoyo efectivo a sus contingentes terrestres durante los primeros años del conflicto extendido con Ucrania.
No obstante, un cambio notable se observó en los cielos de Avdiivka, una fortaleza ucraniana previamente impenetrable ubicada al noroeste de Donetsk, en el sector oriental de Ucrania.
Mediante el empleo de bombas planeadoras guiadas por satélite, lanzadas desde distancias de hasta 25 millas, los aviadores rusos llevaron a cabo una campaña intensiva sobre Avdiivka. Esta ofensiva aérea precedió a una operación terrestre en la que, tras cuatro meses de enfrentamientos intensos y costosos, se logró desplazar a la 110ª Brigada Mecanizada de Ucrania hacia posiciones más al oeste, dejando tras de sí una ciudad prácticamente en ruinas.
Esta nueva capacidad de las fuerzas aéreas rusas para coordinar el apoyo aéreo con las operaciones terrestres sugiere un posible cambio de estrategia que podría replicarse a lo largo del extenso frente de batalla, que se extiende por más de 600 millas. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, D.C., la campaña en Avdiivka podría ser preludio de una adaptación táctica en otras áreas del conflicto.
A pesar de contar con una flota de cazabombarderos que supera en número a la de Ucrania por un factor de diez, la superioridad numérica de Rusia no se ha traducido en un dominio aéreo completo sobre el territorio ucraniano desde el inicio de las hostilidades en febrero de 2022. Investigadores de renombre como Justin Bronk, Nick Reynolds y Jack Watling del Royal United Services Institute en Londres, en un estudio publicado en noviembre de 2022, destacaron la incapacidad de Rusia para neutralizar los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania.
Estos sistemas, caracterizados por su eficacia, movilidad y capacidad de dispersión, han limitado las operaciones aéreas rusas a altitudes extremadamente bajas desde marzo de 2022, impidiendo así la supremacía aérea sobre el espacio controlado por Ucrania.
Cómo las bombas planeadoras KAB cambiaron el curso de la guerra en Ucrania
Al comienzo del conflicto ampliado, la aviación rusa enfrentó restricciones severas en su capacidad operativa cerca del frente debido a la efectiva defensa aérea ucraniana y la falta de munición de precisión de largo alcance. Esta situación limitó su capacidad para proporcionar apoyo aéreo cercano de manera segura. Sin embargo, esta dinámica comenzó a cambiar con la introducción de tecnologías de munición avanzada.
Adoptando una innovación en el arsenal, Rusia implementó bombas KAB y FAB equipadas con alas y sistemas de guía por satélite, permitiendo ataques de precisión desde distancias considerables. Esta capacidad de bombardeo de planeo, con bombas de hasta 3,300 libras, permitió a los cazabombarderos Sukhoi efectuar lanzamientos desde alturas y velocidades elevadas, alcanzando objetivos a 25 millas de distancia.
Esta estrategia minimizó significativamente la amenaza de los sistemas de misiles antiaéreos (SAM) ucranianos, alterando el equilibrio táctico en el campo de batalla.
Las bombas planeadoras KAB emergieron como un elemento crucial en el arsenal ruso, infundiendo un temor palpable entre las fuerzas ucranianas. Describiendo la devastación causada, las tropas ucranianas reportaron la destrucción total de fortificaciones, edificaciones y búnkeres, sin advertencia previa, lo que resalta la letalidad silenciosa y sorpresiva de estas armas.
En Avdiivka, donde el ejército ruso concentró sus esfuerzos ofensivos, la importancia de las KAB se magnificó. La ciudad, con sus numerosos edificios de varios pisos utilizados como posiciones estratégicas por la 110ª brigada ucraniana, se convirtió en un objetivo prioritario. El uso intensivo de bombas KAB resultó en la demolición sistemática de estas estructuras, eliminando ventajas tácticas cruciales para las fuerzas ucranianas y marcando un cambio significativo en la dinámica del conflicto.
Egor Sugar, un combatiente de la 3ª Brigada de Asalto ucraniana, documentó la efectividad devastadora de estas armas, destacando cómo un solo impacto de KAB podía reducir a escombros cualquier construcción, transformando áreas enteras en ruinas desoladas.
El avance de la aviación rusa en Avdiivka desafía a la defensa ucraniana
Durante el clímax de la operación aérea en Avdiivka, un despliegue masivo de bombas KAB por parte de cazabombarderos Sukhoi marcó un punto de inflexión, con más de 250 unidades lanzadas en un lapso de 48 horas. Este bombardeo intensivo dejó a la 110ª Brigada de Ucrania sin refugio entre las ruinas, forzándola a una retirada hacia el oeste y cediendo el control de la ciudad a las fuerzas rusas, que, a pesar de haber sufrido bajas, contaban con superioridad numérica.
El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés) apunta a este evento como una de las primeras instancias en dos años donde la fuerza aérea rusa jugó un papel decisivo en el teatro terrestre del conflicto. Sin embargo, este logro no estuvo exento de costes para Rusia.
Durante el fin de semana, la defensa antiaérea de Ucrania, potencialmente reforzada por baterías de misiles Patriot de fabricación estadounidense, consiguió derribar tres cazas Sukhoi y, según informes, un cuarto avión el día siguiente, demostrando la capacidad ucraniana de contrarrestar la amenaza de los bombarderos planeadores y prevenir futuros ataques con bombas KAB.
No obstante, la efectividad defensiva de Ucrania se ve amenazada por limitaciones en su capacidad de respuesta. Estados Unidos, como principal proveedor de misiles Patriot a Ucrania, ha visto cómo el apoyo a este esfuerzo bélico se complica debido a la oposición de sectores alineados con Rusia dentro del Congreso estadounidense.
Desde octubre, esta resistencia ha puesto en peligro la continuidad del suministro de ayuda militar a Ucrania, llevando las reservas de misiles de largo alcance, con capacidad para alcanzar objetivos a 90 millas de distancia, a niveles críticamente bajos, según palabras de Anton Gerashchenko, exasesor del Ministerio del Interior de Ucrania.
F-16 para Ucrania: Nueva esperanza contra la ofensiva aérea rusa
La incorporación inminente de cazas F-16, previamente en servicio en países europeos, al arsenal de Ucrania representa una potencial contramedida frente al menguante arsenal de misiles Patriot. Estos aviones de combate avanzados podrían desempeñar un papel crucial en la estrategia defensiva ucraniana, ofreciendo una nueva dimensión en la lucha contra los bombarderos rusos y sus mortíferas cargas.
Mick Ryan, un respetado general retirado del ejército australiano, anticipa que las misiones primordiales de los F-16 abarcarán desde la repulsión de los bombarderos rusos que asedian con misiles a poblaciones e infraestructuras ucranianas hasta la intercepción y neutralización de la aviación táctica rusa, incluidos aquellos aparatos responsables de desplegar bombas planeadoras. La llegada de los F-16 promete alterar significativamente la dinámica del campo de batalla, poniendo en jaque la efectividad de las tácticas aéreas rusas.
Sin embargo, la implementación de los F-16 no está exenta de desafíos. Para alcanzar y neutralizar los bombarderos rusos, estos cazas deberán sortear tanto a la flota de combate rusa como a sus sistemas de defensa antiaérea, lo cual implica riesgos considerables. A pesar de ello, la dependencia de Ucrania en los sistemas Patriot como defensa primordial contra los KAB rusos resalta la urgente necesidad de alternativas efectivas en vista de la posible escasez de dichos misiles.
En un escenario donde los Patriots no estén disponibles, Rusia podría intentar replicar su táctica de bombardeo en Avdiivka en otras regiones, lo que llevaría a más ciudades ucranianas a enfrentar el devastador impacto de las bombas planeadoras.